
Al dormir, los animales ayudan a sus cuerpos a descansar y a conservar energía. Por eso los depredadores, que son los amos del descanso, invierten gran parte de su tiempo en dormir y sólo necesitan estar activos cuando van a cazar. Un ejemplo de esto es el gato doméstico: de las 24 horas del día, dedica 16 a retozar en los brazos del dios Morfeo, por lo que si su esperanza de vida promedio se extiende hasta los 16 años, sólo estará despierto cuatro años de ella.
Tanto los seres humanos como algunos otros animales experimentan dos tipos o fases de sueño: el sueño reposado, con poca actividad cerebral, y el sueño activo, en el que se presentan rápidos movimientos oculares (REM) y actividad cerebral alta. En esta fase es que se producen los sueños, propiamente llamados ensueños; es decir, el “acto de soñar” o “de generar sueños”.
El ensueño o “acto de soñar” refiere a la ocurrencia de representaciones mentales, en general de manera involuntaria, tales como imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones. Se ha teorizado que soñar es un juego imaginativo durante el sueño, y que tanto el juego como el sueño son comportamientos innatos de diversas especies, ya que ambos tienen el efecto adaptativo de la supervivencia para llevar a la mente más allá de lo que se puede imaginar.

Continuando con el gato como ejemplo, éste alterna periodos de treinta minutos de sueño ligero con seis o siete minutos de sueño profundo, en los que mueve sus orejas, patas y cola, y a menudo maúlla. También muestra veloces movimientos oculares, que implican que está soñando, y en sus ensoñaciones los pájaros y los ratones son los sujetos favoritos. Por su parte estas presas favoritas pueden tener pesadillas en las que son cazadas por el felino doméstico.
Dado que la necesidad de dormir es un proceso fisiológico básico para una gran variedad de formas de vida, sin duda proporciona enormes beneficios: se sabe que niños y bebés pasan más tiempo soñando que los adultos, e incluso los nonatos en el vientre materno muestran una actividad cerebral similar al patrón de los sueños, fenómeno que implica que el sueño estimula al cerebro durante su desarrollo más temprano.
Esto quiere decir que el sueño prepara a los animales para las actividades que realizarán a lo largo de su vida: un gato, en sus sueños, mentalmente puede correr o enfrentarse a un rival sin ningún riesgo, o seguir los movimientos de caza de un ratón; de igual forma, los animales que representan el papel ecológico de presa pueden planear sus fugas sin peligro de terminar capturados.

En un estudio con ratones de laboratorio, publicado en 2021 en la revista científica Science,[1] un grupo de investigadores de las universidades de California y Yale observaron que la retina de los neonatos que no han abierto los ojos simula un patrón de flujo de movimiento, el cual es similar al que los ratones observarán en el campo días después de que abran los ojos, cuando en el mundo real corran hacia el frente y el paisaje que los rodea fluya hacia atrás.
Aunque aún no se comprende bien cómo el sistema visual de los ratones logra lo anterior, se ha concluido que la retina en desarrollo antes del inicio de la visión se encuentra estructurada de tal manera que permite transmitir información esencial para el desarrollo de las propiedades de respuesta visual, antes del inicio de la experiencia visual real. En otras palabras: los ratones “sueñan la acción” antes de realizarla.[2]

[1] Xinxin Ge, Kathy Zhang, Alexandra Gribizis, Ali S. Hamodi, Aude Martinez Sabino y Michael C. Crair, “Retinal Waves Prime Visual Motion Detection by Simulating Future Optic Flow”; Science, 373 (6553).
[2] Gran parte de este texto se basa en: Sobrenatural: más allá de los cinco sentidos, los fascinantes poderes hipersensoriales de los animales y las plantas, John Downer, Gedisa Editorial España, 1999; p. 192.