Saca los collares que llegó Changó, Changó
Hey bro Elegguá, Changó, Obbatalá, Yemayá, Oshún
Mafere effún Orula que mi canto suba, pa’ la gente
De mi Cuba, mis ancestros, to’ mis muertos.
Todo eso represento…
“Represent”, Orishas
La letra de la canción más famosa del grupo de hip-hop cubano Orishas deja clara una cosa: que la santería y la cultura yoruba —Oris-Ifá en su lengua—, que es a la vez religión, tradición y modo de vida, está más presente que nunca, no sólo en Cuba sino a lo largo del Caribe, en algunas partes de los Estados Unidos, en Centroamérica y en países sudamericanos como Brasil.
Pero, ¿qué es exactamente la santería? Antes de entrar en materia, vale la pena acercarse brevemente al fenómeno religioso y comprender que, desde hace muchos siglos, la raza humana ha sentido la necesidad de conectarse con entidades sobrenaturales para explicarse su fugaz tránsito por la Tierra. Así es que muchas comunidades se construyen por el invisible hilo de la creencia.
La religión nace de la fe en una naturaleza divinizada. Es en ese punto que podemos entrar a los orígenes de la santería que, en este caso, deriva de la religión yoruba, todo un sistema de creencias practicado por un amplio grupo etnolingüístico que se desarrolló hace muchos siglos en el África occidental, especialmente en países como Nigeria y Benin.
Con la migración forzada de miles de africanos que fueron esclavizados y traídos a América, la religión del pueblo yoruba cruzó el océano en el siglo XVIII. Así fue que, sobre todo en países del Caribe, esta cultura se fusionó con la tradición cristiana formando un sincretismo.
Algunos rasgos de la santería
Una de las características principales de este sincretismo que derivó en la santería fue la fusión del santoral católico con el panteón yoruba, conformado por deidades llamadas Orishas. El más importante es Olodumare, considerado el padre de la creación y que sería equiparable a Dios; otro Orisha importante es Changó —un personaje de carne y hueso que fue deificado al morir—, dedicado a la justicia, los rayos y el trueno, y que se identifica con Santa Bárbara.
Carybé, Changó.
En la santería existen más de cuatrocientos Orishas que, según sus creyentes, ayudan a generar estabilidad en sus vidas. Otros Orishas destacados son Obbatalá, fusionado con la Virgen de las Mercedes; Elegguá, que se identifica con San Antonio de Padua, y Yemayá, identificado con la Virgen de la Regla.
Por otro lado, como en casi todo sistema de creencias, en la santería existe una jerarquía sacerdotal formada por los llamados “Santeros” u olorichas, quienes adquieren su nivel a través de los años. También están los babalawo, conocedores de las escrituras sagradas que, entre otras acciones, encaminan a los creyentes en su crecimiento espiritual y deben ser un ejemplo a seguir.
Asimismo, existen personajes muy famosos por sus dotes adivinatorias, las cuales desarrollan a través del Oráculo de Ifá, un complejo sistema de creencias que se desarrolla en un tablero. Otra forma de adivinación son las conchas, que se utilizan para comunicarse con los Orishas.
Ahora bien, para tener contentos a los Orishas o agradecerles favores, se les hacen ofrendas o sacrificios comestibles conocidos como adimú: algunos de los más comunes son el eko, elaborado con maíz envuelto en hoja de plátano; el dulce de guayaba o coco, que es el consentido de Elegguá, así como el oguidi, una especie de tamal de harina de maíz, miel, vinagre y jugo de limón.
Igdobun (altar santero).
La herbolaría también es importante dentro de la santería. Existen tres Orishas específicos para curar a través de hierbas: Ossaín, patrono de los curanderos, llamados osainitas; Babalú Ayé, el de la enfermedad contagiosa, así como Inle, patrona de los médicos y del método científico. Las plantas son utilizadas como método curativo y para que los santeros “entren en trance”.
De igual forma, la santería está relacionada con el espiritismo, pues sostiene que existen espíritus que pueden afectar, de forma maligna o benigna, a una persona. Por eso muchas personas califican a la santería de “brujería”.
En este breve espacio es imposible enlistar la enorme cantidad de rituales, bailes, oraciones, fiestas, objetos, símbolos, ceremonias y demás rasgos culturales que derivan de la santería. Baste decir que es algo vivo, más de lo que muchos imaginan incluso en esta pandemia, cuando muchos se han sentido orillados a buscar creencias alternativas.