Desde los tiempos de los faraones en Egipto y en los textos sagrados de culturas antiguas se reconocía el rol de los sueños como premonición y fuente de inspiración. Siglos después Mozart, Beethoven y Schubert afirmaban haber escuchado algunas de sus composiciones más famosas en un sueño, y cuenta la leyenda que Paul McCartney ideó la melodía de “Yesterday” mientras soñaba. Además, una forma sabia de tomar decisiones importantes es “consultar con la almohada” para acceder a información más allá de la que podríamos consentir de forma consciente.
Cuando dormimos, nuestro cerebro consolida el aprendizaje y almacena los recuerdos importantes. Algunos dicen que los sueños son narraciones sin sentido de diversos retazos de recuerdos y fragmentos de la realidad, conjuntadas con un poco de imaginación; sin embargo, Freud teorizó que el material que se transmite en los sueños se logra por condensación y desplazamiento. Por eso desde la década de 1990 se han realizado investigaciones que buscan evaluarsi los sueños pueden ayudarnos a resolver nuestros problemas y conflictos cotidianos.
Durante un estudio de la Universidad de Northwestern, publicado en Psychological Science en 2019, a un grupo de voluntarios les fue dada una serie de problemas y rompecabezas que debían resolver dentro de un lapso determinado. Esta actividad era acompañada con un sonido específico y, si no podían resolverlo, éste se presentaba otra vez; después, los voluntarios se iban a dormir y, cuando eran expuestos al mismo sonido durante el sueño, al día siguiente mostraban una capacidad mucho mayor para solucionar el rompecabezas que habían dejado pendiente el día anterior, lo cual sugiere que el sueño es útil en la resolución de problemas, siempre y cuando se cuente con información o conocimiento suficientes.
En su libro ¿Por qué dormimos?, Matthew Walker —profesor de Neurociencias y psicología en la Universidad de Berkeley— refiere que el sueño enriquece funciones cerebrales, como nuestra capacidad para aprender, memorizar y elegir; recalibra nuestras emociones, reafirma nuestro sistema inmunológico, afina el metabolismo y regula nuestro apetito. Walker apunta que “soñar crea un espacio de realidad virtual donde el cerebro combina el conocimiento pasado y presente con gran creatividad”, lo que implicaría una superposición de imágenes y sucesos en una relación sincrónica en que lo soñado se convierte en una totalidad.
Con ayuda de resonancias magnéticas y encefalogramas, Walker concluyó que la función más importante del sueño es el fomento de la creatividad y que la fase REM —siglas en inglés de “movimiento ocular rápido”— es capaz de crear conocimiento abstracto general y conceptos de orden superior a partir de conjuntos de información. Otros estudios afirman que en la fase REM se dispara el ritmo cardiaco, el sistema nervioso simpático se alarma y se eleva la temperatura: una serie de cambios autónomos e involuntarios, aunados a una reprogramación de comportamientos que permiten la adaptación a nuevas tareas.
Para la psicóloga transpersonal Frances Vaughan, los sueños son una valiosa fuente de información para el camino espiritual y deben de ser concebidos como un manantial de experiencias transpersonales, pues los estados oníricos, al carecer de toda lógica, nos adentran en estados modificados de consciencia. Al unir las piezas, parecería que al entrar en un estado de creatividad sin razonamiento en el que el cerebro prioriza las funciones ejecutivas, la consciencia crea un espacio donde todo se ve de forma global —no enfocándose en un problema, sino en la totalidad del rompecabezas—, dando pie a un estado alterado de consciencia que, de paso, nos ayuda a resolver problemas.
En 1871, el químico ruso Dmitri Mendeléyev había trabajado sin descanso durante días intentando ordenar los elementos químicos de una manera sensata; en eso, debido a la privación de sueño, cayó en la fase REM y despertó con la solución que buscaba para su Tabla Periódica de los Elementos. Al relatar su experiencia, decía que en el sueño había visto una tabla donde todos los elementos encajaban en el lugar exacto y que, al despertar, inmediatamente anotó esta visión en una hoja de papel; después, sólo fue necesaria una mínima corrección.
En reusmen, ya sea por asociación de información, por la intención de resolución o para alcanzar estados modificados de consciencia, ahora tenemos un pretexto para que los problemas no nos quiten el sueño y podamos decirles, con conocimiento de causa, “deja consultarlo con mi almohada”.