
Mi idea del éxito no es el dinero: tengo la convicción de que no estamos aquí para eso, sino para comunicarnos y compartir ideas y todo lo que nos hace felices. Creo que el éxito consiste en qué tanto te la pasas bien haciendo lo que amas: si puedes hacerlo cada día, desde que te levantas hasta que te acuestas por las noches, entonces yo digo que eres una persona exitosa. Éste tendría que ser el parámetro de felicidad en la vida y no el dinero: dedicarnos a hacer lo que genuinamente amamos y divertirnos en el proceso.
Aun así, tenemos que lidiar con factores como el azar y la adversidad. Así es la vida. No cabe duda de que podemos fijarnos en su lado oscuro —imposible eludirlo, aunque queramos—, pero éste y el lado claro se juntan en un punto: el ingenioso. El humor está íntimamente ligado con la creatividad y el ingenio porque hacen referencia a significados similares aunque distintos, a paradojas e ironías de la vida. Encontrar el lado humorístico de las cosas es una gran forma de replantear la realidad y de superar dificultades, así como de detonar la creatividad y generar ideas.
Todos retenemos nuestras ideas si creemos que van a ser juzgadas, apagando de un pisotón el brote de novedad antes de que eche chispas, como si fuera una especie de alerta de vergüenza. Una atmósfera amena alienta que se discutan ideas y que éstas puedan convertirse en realidades, y unas buenas risas pueden cambiarlo todo, tanto en el trabajo como en la vida. La creatividad es como una droga natural que nutre tu mente y relaja tus inhibiciones.
En tiempos duros como los que vivimos, en los que debemos pasar largas temporadas aislados, es importante detenerse a evaluar a cada tanto nuestro estado de ánimo: ¿has sonreído o reído hoy? ¿Qué tal ayer? ¿Qué tanto sonríes haciendo tu trabajo o conviviendo con el mundo? Claro que todos sabemos que la realidad actual no es muy cómica que digamos, pero el humor puede hasta cierto punto salvarnos y ayudarnos a superar un mal día en el trabajo, una discusión con tu pareja, un embotellamiento o, incluso, un evento doloroso de la vida.

La risa tiene el poder de mejorar la salud, aligerar el ánimo, aumentar la creatividad y fortalecer las relaciones, todo por una sencilla razón: construye puentes hacia la conexión. Por eso, cuando dos extraños comparten una risa antes de conversar, es más probable que acaben revelándose información personal, lo que los hará sentir aún más cercanos.
Lo que sucede es que cuando reímos se presentan cambios químicos en el cerebro: se liberan endorfinas como las de un atleta que disfruta el ejercicio, se reduce el cortisol —la hormona del estrés—, por lo que nos sentimos más tranquilos, y liberamos dopamina, la misma hormona que segregamos durante el sexo, lo que nos hace sentir más unidos. Entonces, para nuestro cerebro, reír es como hacer ejercicio, meditar y tener sexo al mismo tiempo.
El sentido del humor nos recuerda que todos somos humanos, que todos reímos y lloramos por las mismas cosas, que somos una especie curiosa que se siente intelectualmente avanzada —y hasta se cree el centro del universo—, pero que sigue tropezándose con las mismas frustraciones, nimiedades, obsesiones y fantasías, y los mismos deseos, anhelos y secretos.

Esto nos ayuda a mantener presente lo vulnerables y frágiles que somos, lo cual nos da razones para no tomarnos demasiado en serio y proponernos disfrutar el corto trayecto en lugar de padecerlo, en la medida de lo posible.
En ciertos momentos difíciles, con humor puedes evitar que todo colapse, pues reemplazas la gravedad con ligereza, la pesadumbre con desahogo, la tragedia con comedia, la solemnidad con espontaneidad. El humor es el mejor recurso para afrontar la adversidad y mantener la mente en reposo, aun en medio del caos emocional de nuestra vida. El humor es la risa de nuestra creatividad, nuestra única defensa contra la vida.
Ante la seriedad y la desesperanza, el humor es la mejor respuesta. Es lo único que en verdad ayuda a que la realidad nos parezca menos trágica, a ver lo inevitable con perspectiva, porque el humor real rebosa de sabiduría.
Usado con habilidad, el humor aporta muchos beneficios: reduce la hostilidad, favorece la comunicación y la persuasión, desvía las críticas, relaja a la gente, alivia tensiones, mejora la disposición, ayuda a transmitir mensajes difíciles, hace que el proceso de aprendizaje sea más divertido, impulsa la creatividad y ayuda a iniciar una conversación.
Además, el humor construye una atmósfera de confianza, alienta la atención, mejora la salud, distrae de las emociones negativas y las preocupaciones cotidianas, cambia la perspectiva y, en resumen, nos hace sentir mejor. Todos los demás sentidos están incompletos sin el humor, nuestro sentido más importante. Es la balanza que completa el equilibrio de nuestro paso mientras recorremos, entre risas, la cuerda floja de la vida.

Y, como despedida, una sonrisa…
El humor es una elección, una que hacemos en los pequeños momentos pero también en los grandes. Podemos hacer cosas serias sin tomarnos tan en serio y así incluso podemos hacerlas mejor. Eso es ser creativo. Podemos elegir vivir al borde de una sonrisa para crear un vínculo con nuestros semejantes en el que la alegría y el humor surjan más fácilmente.
El humor nos une. Reír juntos nos hace sentir más conectados e inunda nuestros cerebros con las hormonas asociadas con el amor. Y ¿quién no quiere sentir más alegría y más amor en su vida? Donde existe el humor, la vida es más bella.
