Soñar despierto como herramienta creativa

Soñar despierto como herramienta creativa
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Mente y espíritu

Si eres de esas personas que se la pasan soñando despiertas, seguramente creciste escuchando frases como “Vives en otro mundo”, “Tienes la cabeza llena de pájaros” o “Estás en la Luna”, que partían de la idea de que esa actividad mental era reprobable, inútil e indeseable; si ese fue tu caso, entonces te gustará saber que en realidad no es algo negativo, pues se ha comprobado que las ensoñaciones y el soñar despierto pueden usarse como herramienta creativa.

En 1975, el psicólogo estadounidense Jerome L. Singer publicó el libro The Inner World of DaydreamingEl mundo interno del soñar despierto, en español—, en el que incluyó sus hallazgos más interesantes en dicho campo y permitió un mayor entendimiento de los procesos inconscientes que tienen lugar en nuestro cerebro cuando soñamos despiertos, donde además definió los tres tipos de ensoñaciones reconocidas por la psicología:

  • el control atencional deficiente, propio de las personas que tienen dificultad para concentrarse;
  • la ensoñación culpable-disfórica, que se caracteriza por provocar angustia, miedo o culpa al imaginar obsesivamente escenarios estresantes o revivir un suceso traumático de forma recurrente;
  • la ensoñación positiva constructiva, donde la imaginación y las fantasías se encargan de nutrir e impulsar la creatividad; nos enfocaremos en ella.
Ensoñación positiva constructiva

Muchas investigaciones han tenido por objetivo identificar los efectos negativos de las ensoñaciones y calcular cuánto tiempo “se pierde” en ellas: por ejemplo, un estudio dirigido por Killingsworth y Gilbert, en 2010, estimó que dedicamos a la ensoñación hasta un 47% del tiempo que estamos despiertos. La mayoría de ellas parte de la premisa de que cualquier tipo de ensoñación es perjudicial, pues al ser un escape mental del entorno que rodea al individuo, le impide centrarse en la realidad y vivir el momento.

Pero en un estudio de 2013, la investigadora Rebecca L. McMillan formuló la pregunta que quizá te estás haciendo en este momento: si son tan nocivas, ¿por qué el cerebro sigue teniendo ensoñaciones? Y la respuesta es que, según los hallazgos de Singer, McMillan y otros estudiosos, la ensoñación está directamente relacionada con la personalidad y, en el caso de la positiva constructiva, ésta se asocia con la apertura a intentar cosas nuevas y con la disposición a explorar sentimientos e ideas novedosas, lo que indica que quienes la experimentan alimentan su curiosidad. Los otros dos tipos de ensoñaciones no tienen un efecto positivo en la creatividad.

La evidencia actual indica que las ensoñaciones positivas constructivas tienen funciones adaptativas en el cerebro, tales como:

  • una planeación derivada de un estado de reflexión,
  • incubación creativa para la resolución de problemas,
  • atención cíclica para analizar distintas líneas de pensamiento, y
  • deshabituación, que permite liberar estrés durante breves periodos de descanso cuando se trabaja arduamente en alguna tarea.
Deshabituación

Además, las ensoñaciones positivas constructivas y la creatividad tienen procesos cognitivos similares: ambas realizan búsquedas de elementos en nuestra memoria y llevan a cabo combinaciones que resultan en simulaciones de escenarios, en el primer caso, o en ideas nuevas, en el segundo; siendo así, no es de extrañar que al ejercitar una se fortalezcan habilidades cognitivas necesarias para la otra; además, mientras soñamos despiertos y simulamos distintos escenarios, analizamos más de una perspectiva, con lo cual fortalecemos la sensibilidad y la empatía, dos rasgos fundamentales de las personas creativas.

El punto clave en las nuevas investigaciones es la forma en la que se evalúa la asociación entre la creatividad y las ensoñaciones positivas constructivas, para no caer en los errores de los antiguos tests de inteligencia, que calificaban favorablemente sólo un tipo de inteligencia y no las divergentes. Lo que queda claro es que la utilidad y el beneficio de las ensoñaciones es directamente proporcional a nuestra capacidad de ejecutar lo que visualizamos en nuestra mente; entonces, si nuestra intención es utilizarla como un estimulante creativo, será necesario también estar enfocados el tiempo suficiente para realizar lo que planeamos durante la ensoñación y, así, hacer realidad lo que imaginamos.

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