Este humilde sombrerero tiene que confesar que el caso de la obra del diseñador gráfico británico Storm Thorgerson es uno de amor a primera vista… aun sin siquiera saber de quién se trataba. La explicación es simple: a los ocho años de edad, conocí uno de los discos más célebres de los que él diseñó la portada y este hecho marcó mi vida para siempre. Pero vayamos por partes.
Storm Elvin Thorgerson nació en Potters Bar, Inglaterra, el 28 de febrero de 1944. Antes de estudiar filosofía en la Universidad de Leicester y de cursar un posgrado en el Royal College of Art —una de las escuelas de arte y diseño más prestigiosas del mundo—, Thorgerson cursó el bachillerato en la preparatoria de Cambridgeshire, donde conoció a dos personas clave: Syd Barrett y Roger Waters,primer y segundo cantantes y frontmen de la banda Pink Floyd.
En 1968, junto con Aubrey Powell, Storm fundó Hipgnosis, un despacho de diseño gráfico situado en Londres que se enfocaba en el diseño de portadas de álbumes de bandas y músicos de rock. Además de trabajar con Pink Floyd, Hipgnosis creó imágenes emblemáticas para discos de Led Zeppelin, Black Sabbath, AC/DC, Scorpions, Paul McCartney & The Wings, The Electric Light Orchestra, The Alan Parsons Project y Peter Gabriel… ¡Nada menos!
La primera asignación de Thorgerson y Powell llegó cuando ambos aún eran estudiantes del Royal College of Art y, como era de esperarse, de parte de sus amigos de Pink Floyd, quienes le encargaron el diseño de su segundo LP, A Saucerful of Secrets (1968). Una vez graduados y establecidos como despacho, ese trabajo abrió la puerta a más asignaciones de artistas de los estudios EMI.
Desde el principio, el estilo de Thorgerson y de Hipgnosis —palabra que se toparon en un grafiti junto al primer estudio que rentaron— se basaba en composiciones fotográficas complejas y con un aire surrealista; además, innovaron en el lenguaje visual del rock manipulando procesos en el cuarto oscuro, usando exposición múltiple, recortes, collages y retoque con aerógrafo.
El trabajo más conocido de Hipgnosis es la discografía de Pink Floyd, desde 1968 con A Saucerful of Secrets y hasta 1977 con el álbum Animals; y, sin duda, su trabajo más emblemático es la portada de The Dark Side of the Moon (1973), el famoso prisma triangular que refracta luz blanca en los colores del espectro visible o, como se dice, “del arcoíris”. El álbum es uno de los más vendidos y de mayor mérito artístico en la historia del rock —y el que menciono al inicio de este texto—, y sin duda el arte fue un elemento clave en su éxito meteórico.
Animals, Pink Floyd.
Dark Side of the Moon, Pink Floyd.
En una época previa al uso de software de diseño y retoque fotográfico —es decir, antes de Photoshop—, la obra de Thorgerson se distingue por un ánimo de trasgresión de los convencionalismos del diseño, el desborde creativo y por conceptos y simbolismos visuales que acompañan a la narrativa que ofrecen la música y las letras de los álbumes y los artistas en cuestión.
Además de su trabajo con Floyd, otras piezas destacables de Hipgnosis son: Trilogy (1972) de Emerson, Lake & Palmer; Houses of the Holy (1973) y los álbumes subsecuentes de Led Zeppelin; The Lamb Lies Down on Broadway (1973) de Genesis; I Robot (1977) y Pyramid (1978) de The Alan Parsons Project; y los primeros tres álbumes homónimos de Peter Gabriel.
Houses of the Holy, Led Zeppelin.
Tras la disolución del despacho Hipgnosis, Thorgerson siguió diseñando portadas —por ejemplo, para Pink Floyd de 1987 en adelante, para el álbum homónimo de Audioslave (2002) y en discos de The Mars Volta— y dirigiendo videoclips de canciones como “Owner of a Lonely Heart” de Yes, “Learning to Fly” de Pink Floyd, “Turn It Up” de The Alan Parsons Project y “Thin Red Line” de Glass Tiger.
De-Loused in the Comatorium, The Mars Volta.
En 2003, Storm sufrió un ataque cardiaco y quedó paralizado parcialmente. Poco después empezó a librar una batalla contra el cáncer, enfermedad que acabó venciéndolo el 18 de abril de 2013. Categóricamente, se trata de uno de los artistas más determinantes de una parte de la historia del rock, sin necesidad de tocar un instrumento musical.
Hasta el próximo Café sonoro…