Taoísmo: en busca de la inmortalidad

Taoísmo: en busca de la inmortalidad
Astridcomet

Astridcomet

Mente y espíritu

En los tiempos que vivimos, la búsqueda espiritual y del sentido de la vida son ideas que han propiciado que muchos exploremos diversos caminos en busca de respuestas; pero, la mayoría de las veces, ¡lo único que encontramos son más preguntas! La pandemia, el encierro, la falta de contacto con el exterior y con el mundo como lo conocíamos, nos han hecho mirar hacia el interior de nosotros mismos, ya sea de modo consciente para afrontar la depresión debida al aislamiento, o inconscientemente como una válvula de escape.

En este sentido, es posible encontrarse con las corrientes más disímiles, sobre todo en redes sociales, y hasta nos hemos familiarizado con términos y nombres que quizá no comprendemos del todo: thetahealing, magnetismo, yoga, Cristo, Buda, Krishna, Lao-Tse, deeksha, meditación, Tao del amor, Tao de la abundancia y decenas de conceptos más que nunca terminaríamos de enlistar.

De entre ellos, el Tao, sin embargo, tiene cierta resonancia especial. Quizá porque oímos de él en las clases de filosofía de la preparatoria o la universidad, porque alguien nos lo mencionó, o bien, porque leemos en todos lados las sabias frases de su creador, Lao-Tse, quien vivió entre los siglos VI y V antes de Cristo. O tal vez, yendo más allá, porque podría tratarse deun sonido ancestral que resuena con un efecto positivo en nuestras neuronas.

Lao-Tse

Lao-Tse.

Pero, ¿qué es Tao? Wikipedia dice, a grandes rasgos: “El taoísmo o daoísmo [se traduce] literalmente ‘enseñanza del camino’ y es una tradición filosófica de origen chino que enfatiza vivir en armonía con el Tao —literalmente: ‘el camino’, también romanizado como dao—. La palabra china Tao se suele traducir como ‘vía’ o ‘camino’, aunque tiene innumerables matices en la filosofía y las religiones populares chinas”.

La anterior definición, aunque esclarecedora, en realidad no dice en qué consiste el taoísmo, de modo que hay que ahondar un poco más en este fascinante tema. Taoísmo se define, en términos más entendibles, como un sistema filosófico de origen chino que se caracteriza por creer que existe una solidaridad absoluta entre el ser humano y la naturaleza, pues ambos concuerdan perfectamente, y en que aquellos que logran vivir así lograrán ser “inmortales”.

Entonces, el principal objetivo de la filosofía taoísta es, justamente, alcanzar la inmortalidad, pero no limitada al cuerpo físico en el plano espiritual en que estamos, sino como una “longevidad en plenitud”: mientras estés vivo, que tu cuerpo se mantenga sano y tu mente, lúcida.

El sabio Lao-Tse fue el fundador de esta corriente filosófica, dentro de la cual este admirable ser fue elevado a la posición similar a la de un dios, junto con héroes folclóricos, militares y sabios que también alcanzaron la inmortalidad. Pero hay que aclarar que el Tao, en origen, es una corriente filosófica y no una religión, y que en muchas ocasiones los occidentales no logramos entender exactamente lo que los antiguos entendían por “inmortalidad”.

El Tao Te King o Tao Te Ching es el libro fundamental del taoísmo filosófico y está también relacionado con el budismo, mismo que, cuando se introdujo en China, fue interpretado usando, en gran medida, términos y conceptos del Tao. En aquel país, la filosofía de la naturaleza y la visión del mundo están impregnadas del pensamiento taoísta y es así que muchos artistas, pintores, arquitectos, calígrafos y hasta jardineros han usado este libro como fuente de inspiración.

Inmortal taoísta cruzando el lago Dongting

Artista anónimo, Inmortal taoísta cruzando el lago Dongting.

Ahora bien, los antiguos taoístas interpretaban la “inmortalidad” como el proceso de lograr la auto superación del propio ser en comunidad con el entorno, lo cual significa buscar el progreso personal y colectivo en armonía con el cambio constante que enseña esta doctrina. Aunado a lo anterior, un objetivo importante para muchos taoístas es el logro de dicha inmortalidad a través del uso de la Alquimia Externa —Waidan— y la Alquimia Interna —Neidan.

La Alquimia Taoísta tiene más de dos mil años de historia, desde sus primeros registros en el siglo II a. C. hasta la actualidad. Y sus dos ramas principales comparten los mismos fundamentos doctrinales, aunque son diferentes en cuanto a sus respectivas prácticas y textos.

Waidan, la alquimia externa, es más antigua; se basa en la preparación de elíxires mediante la manipulación de sustancias naturales y el calentamiento de los ingredientes en un crisol. Sus textos contienen recetas, descripciones de ingredientes, reglas, rituales y pasajes relacionados con las asociaciones cosmológicas de minerales, metales, instrumentos y procesos.

Por otro lado, Neidan se desarrolló tomando como base parte del vocabulario y las imágenes de Waidan, pero su objetivo es producir el elixir dentro del alquimista mismo, usando componentes primarios del cosmos y del ser humano como sus ingredientes. Sus textos abordan un espectro de temas más amplio que los de Waidan, entre los que se encuentran enseñanzas sobre el Tao —el principio en la base del mundo manifestado— y descripciones prácticas.

El Taoísmo como tal se originó a partir de la observación del mundo natural. Uno de sus fundamentos nos puede resultar familiar y es la creencia en el balance cósmico mantenido y regulado por el Tao: todo en la naturaleza tiene dos fuerzas en equilibrio, opuestas pero complementarias, llamadas yin y yang.

Un gran número de religiones y escuelas filosóficas coinciden de algún modo con esta dualidad: bien y mal, causa y efecto, luz y oscuridad, masculino y femenino, como es arriba es abajo; e incluso en la física occidental la Tercera Ley de Newton expresa un principio equivalente: a toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud, pero en dirección contraria.

Yin y Yang

En el Taoísmo, el equilibrio entre el yin y el yang representa el camino, el devenir de todas las cosas, el cual se logra con un movimiento que oscila entre dos extremos y que, cada vez que se alcanza alguno de ellos, es empujado en dirección opuesta por una fuerza contraria en un proceso incesante y eterno.

Quizá sientas ganas de adentrarte más en el Taoísmo para comprender mejor dicha filosofía; pero como el espacio se agota, quisiera terminar este breve repaso con tres máximas del sabio Lao-Tse: “Quien pretende el dominio del mundo, y mejorar éste, se encamina al fracaso”; “Quien no es feliz con poco, tampoco lo será con mucho” y “Aquel que obtiene una victoria sobre otro hombre, es fuerte; pero quien obtiene una victoria sobre sí mismo, es poderoso”.

Ese es, quizás, el mayor reto que nos impone el Taoísmo…

Cierre artículo

Recibe noticias de este blog