Hay un elemento cautivador en los espacios deshabitados, en particular en las estaciones de ferrocarril abandonadas del mundo. En otros tiempos, fueron escenarios de aventuras invocadas, de enlaces y desenlaces, de encuentros y despedidas; hoy, la vibración de su ajetreo ha sido sustituida por una quietud sobrecogedora y, de ser portales de un lugar a otro, muchas se transformaron en umbrales al pasado.
Estas estaciones de tren que quedaron desiertas nos resultan fascinantes porque sus espacios, llenos de polvo y partes mecánicas inservibles, cuentan historias insólitas, románticas o atroces. Si te gusta la aventura, aunque sea desde de la comodidad de tu sofá, aquí visitaremos algunos de estos sitios que un día tuvieron su esplendor y hoy no son sino mudos testigos de la historia.
Estación Gaudí (Barcelona, España)
También conocida como “La estación fantasma” del metro de Barcelona, ésta se encuentra entre las estaciones La Sagrada Familia y Sant Pau-Dos de Maig. Aunque fue construida con todo lo necesario para funcionar, nunca dio servicio, por lo que se ha convertido en una de las estaciones subterráneas abandonadas más famosas del mundo. A pesar de tener más de sesenta años, se conserva en buen estado y suele ser frecuentada por los amantes de las atmósferas inquietantes; de hecho, una leyenda urbana cuenta que se han visto pasajeros esperando en la estación… pero ningún tren jamás se ha detenido en ella.
Estación Radegast (Lodz, Polonia)
Esta instalación ferroviaria fue construida entre 1926 y 1937. Constituyó el escenario de uno de los episodios más oscuros y execrables en la historia de la humanidad, pues durante el Holocausto —una de las épocas más turbulentas del siglo XX— fue usada por los nazis como Umschlagplatz; es decir, como “punto de recolección” donde se retenía a los judíos para luego transportarlos en trenes a los campos de exterminio. Se estima que por ese paso fueron llevadas a la muerte cerca de 200 mil personas; por dicha razón, hoy se erige un museo y un monumento dedicados al pueblo judío y a la gente que, desde ese lugar, partió a un destino fatal e inexorable.
Anhalter Bahnhof (Berlín, Alemania)
En su apogeo, por ella pasaban más de 40 mil personas al día; pero, a pesar de que en su día fue la estación de tren más importante de Berlín —y una de las más grandes del mundo— esta instalación ferroviaria fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, lo que la dañó y provocó su abandono. La demolición parcial tuvo lugar en 1960, pero las autoridades decidieron dejar en pie una parte de la arquitectura original como recuerdo de la importancia del tren en la historia de Berlín. Por estos detalles, Anhalter Bahnhof es una de las estaciones abandonadas más bellas del mundo.
Estación Garub (Namibia)
Enmedio del inhóspito desierto de Namibia, en el kilómetro 105 de la línea férrea entre Luderitz y Aus, se encuentra la estación Garub, construida en 1906 como parada de abastecimiento por su oasis natural, que proveía de agua potable a la zona. Tras varias décadas de servicio quedó en desuso y hoy es una las estaciones abandonadas más inquietantes del mundo, ya que está cubierta de arte grafitero y es la única construcción que continúa de pie en este paraje desértico, bajo el furioso silencio del sol africano.
Estación Kyu-Shirataki (Engaru, Japón)
Esta estación se distingue por su peculiar historia: fue inaugurada en 1947 y prestó servicio durante varias décadas hasta que la escasez de pasajeros orilló al anuncio de su clausura. Pero, antes de cerrar para siempre, en una muestra de lealtad a su última pasajera frecuente —una estudiante de instituto— la estación siguió transportándola durante tres años más, hasta el día de su graduación. Hoy, la estación luce abandonada y descuidada, pero de todas las historias que hemos leído, ésta es sin duda de las más conmovedoras.
Antigua estación de tren (Izamal, México)
La creación de nuevos medios de transporte ha causado el abandono de las líneas de tren en el mundo, y México no es la excepción. Un ejemplo es la antigua estación de Izamal, en Yucatán, edificada en 1883 para recibir a viajeros procedentes de Mérida que hoy prefieren usar avión, autobús o automóvil, por lo que cayó en desuso. Hoy está rodeada de vegetación, pero aún se pueden ver las vías que parecen querer llevarnos a ese tiempo colorido y nostálgico cuando el ferrocarril era el principal transporte en México…