La búsqueda del sentido de la vida es propia de la naturaleza humana. Sin embargo, ¿qué pasa cuando alguien no encuentra una respuesta que le satisfaga? Entonces, hablamos de una crisis existencial: un momento de la vida cuando la persona se hace preguntas en torno su identidad y al sentido o propósito de su propia existencia.
Alguien en medio de una crisis existencial experimenta ansiedad, desesperanza, sensación de impotencia, soledad, culpa, miedo y, a causa de éste, indecisión e inacción paralizante. Es común que estas crisis se disparen en momentos de transición —al término de una etapa escolar o el inicio de un nuevo trabajo, por ejemplo— o cuando se confronta la finitud de la vida a raíz de una enfermedad, un encuentro cercano con la muerte o el fallecimiento de un ser querido. Además, es frecuente que una crisis existencial y la depresión compartan algunos síntomas, se presenten simultáneamente o, incluso, que una derive en la otra.
A pesar de lo anterior, no se necesita de un evento canónico para preguntarse por el sentido de la existencia: a veces simplemente es resultado de un momento de reflexión en un mundo convulso que nos ofrece pocas certezas. Pero no por la incertidumbre hay que arrojarse a la desesperación: existen maneras de librar una crisis existencial y a continuación te propongo tres:
Terapia psicológica
Considerando que una crisis existencial está fuertemente ligada a las emociones, los pensamientos y las conductas, no es de sorprender que una solución válida para sobrellevarla sea buscar ayuda psicológica profesional. Así, una de las terapias más recomendadas es la cognitiva conductual o psicoterapia, pues ésta puede ayudarnos a reconocer patrones de pensamiento errados o negativos, al tiempo que brinda herramientas concretas para modificarlos. Desde luego, esto no significa que la solución sea bloquear o negar nuestros pensamientos negativos; por el contrario, se trata de reconocerlos y de darles su lugar, pero también de buscarles una nueva salida que sea más provechosa para el individuo.
A través de la psicoterapia, una crisis existencial puede transformarse en un nuevo camino para darle sentido y propósito a lo cotidiano, con lo cual se logra que experiencias que antes parecían mundanas se conviertan en parte de la realización personal —aunque, por supuesto, la experiencia de la confrontación de una crisis existencial en psicoterapia será única para cada caso.
Filosofía
Muchas veces, los cuestionamientos propios de una crisis existencial corresponden a las grandes preguntas que ha abordado la filosofía. Y aunque no existe una única respuesta al sentido de la vida —o de nuestra vida—, el ejercicio de la filosofía llama a la reflexión y a la organización de ideas, dos pautas necesarias para superar esos momentos cruciales.
De entre todas las corrientes filosóficas que han existido, una que se preocupó por estudiar el sentido de la vida humana fue el existencialismo: los pensadores de esta escuela concluyeron que realmente no existe un sentido último de la existencia, pero esto no es razón para caer en la desesperación o en la inacción: por el contrario, tras descubrir y aceptar el sinsentido de la vida, sólo queda buscar una nueva forma, propia y personal, de justificarla.
Jean Paul Sartre —llamado “el padre del existencialismo”— sostenía que uno debía vivir auténticamente, atendiendo a la libertad propia, pues al final cada decisión que tomemos ha de ser satisfactoria sólo para nosotros mismos; por su parte, Albert Camus postulaba que seguir vivo en un mundo absurdo es la mayor rebelión que uno puede encabezar. Al leer esto, se podría pensar que acudir a la filosofía durante una crisis existencial es como apagar un incendio con gasolina, pero no es esa la intención: con algo de guía, el pensamiento de estos autores nos acompaña en el camino de las dudas para atravesarlo sintiéndonos un poco menos solos.
Albert Camus.
Ficción
Libros, películas, series o cualquier material de ficción puede abrir una puerta para huir de la realidad… o para adentrarse más en ella: toda obra artística que involucra a la ficción transmite una idea o una moraleja que puede resonar con nuestra propia batalla existencial, de modo que no hay que desdeñar la importancia de una historia poderosa que nos deja un mensaje sabio y profundo.
Suena obvio, pero las obras de Camus son una buena opción para afrontar una crisis existencial —en lo personal, La peste me ayudó a sobrellevar buena parte de la pandemia del 2020—; pero si eres más de películas y tu crisis está ligada a la confrontación con la muerte, Pinocho (2022) de Guillermo del Toro ofrece una visión magistral del lugar que ocupa la muerte en la vida humana. Al final, qué obra de ficción te acompañará, motivará o servirá de consuelo en una crisis existencial depende de ti; lo importante es no menospreciar algunas narrativas porque son muy comerciales o porque parecen cursis, y darnos tiempo de observar los aspectos que resultan valiosos para sobrellevar tu propia existencia.
Una crisis existencial no es para tomarse a la ligera: si no es bien llevada, puede derivar en trastornos más graves como la ansiedad generalizada o la depresión. Pero acudir a profesionales de la salud, a los grandes pensadores o a historias de ficción enriquecedoras son formas válidas de despejar nuestras preguntas sobre el sentido de la vida. Y como ninguno de estos métodos es incompatible con el otro, ¿quién dice que no puedes probarlos todos a la vez?