Ahora que le he tomado gusto a eso de correr por las mañanas, además del placer que obtengo, ese momento en paz conmigo mismo y cuidando de mi salud me ha permitido notar los distintos estilos que cada persona adopta al correr o trotar, y cómo algunos preferimos hacer ese ejercicio matutino usando audífonos y disfrutando de nuestros álbumes favoritos o de playlists confeccionadas para ese momento. Y es que, en efecto, estudios científicos avalan que escuchar música te ayuda al correr o en cualquier otra actividad física que lleves a cabo.
Tal como a mí me sucede, muchísimas personas en el mundo eligen conectarse sus audífonos de última tecnología mientras se ejercitan básicamente por tres razones: porque así disfrutan más de su entrenamiento, porque la música los distrae de la fatiga y del dolor, y porque pueden sincronizar sus movimientos al ritmo que están escuchando. Revisemos cada una de estas razones.
Mejora tu estado de ánimo
En un estudio de la Universidad Brunel de Londres, dirigido por el doctor Costas Karageorghis y titulado “La forma que me haces sentir: respuestas fisiológicas y cerebrales a la música durante la actividad física de la vida real”, un grupo de voluntarios caminó una distancia usando un electroencefalógrafo portátil y un par de audífonos, y al final de la caminata se les pidió que valoraran su propio estado de ánimo y si habían disfrutado la actividad, mientras escuchaban un podcast hablado, música o sonidos aleatorios como muestra de control.
El resultado fue claro: la música reguló las ondas beta cerebrales, lo cual ayudó a la formación de pensamientos disociativos e indujo respuestas emocionales positivas, por lo que un 28 por ciento más de participantes disfrutó de la actividad si escuchaba música, en comparación con no escuchar nada, y reportó un 13 por ciento más de satisfacción que quienes oyeron un podcast. Otro estudio de la Universidad de Edimburgo demostró que la música aumenta la segregación de dopamina —una de las “hormonas de la felicidad”— al hacer ejercicio. Así que la próxima vez trota o camina oyendo a tu banda favorita.
Disminuye la percepción del cansancio
Esto es muy importante, pues luego de treinta minutos de realizar una misma actividad física rutinaria, como correr alrededor de una pista cerrada, el aspecto mental y la calidad de tus pensamientos tiene un papel crucial en tu rendimiento físico, pues el aburrimiento, las ideas de autosabotaje y la percepción exagerada del dolor o del cansancio pueden hacer que claudiques demasiado pronto y recibas menos beneficios de tu sesión de ejercicios.
En un artículo para el portal científico Live Science, el doctor Karageorghis explica que el mismo mecanismo que aumenta la sensación del placer es el que puede reducir el esfuerzo percibido, haciendo que sufras menos tu entrenamiento. Según el científico, escuchar cualquier cosa puede reducir la percepción de la fatiga y el dolor en un ocho por ciento, pero si eliges música que realmente te “prenda” esta disminución puede irse hasta el 12 por ciento.
Se sincroniza con tu movimiento
Me ha pasado a veces que, luego de treinta minutos de trote y cuando empiezo a flaquear, el aleatorio de mi Spotify elige una pieza dinámica y con mucho beat, y noto cómo de inmediato mi paso tiende a sincronizarse con el de la canción, dándome nuevos bríos y permitiéndome correr a mejor ritmo durante más tiempo.
En el mismo artículo de Live Science, Karageorghis confirma que el número de beats —es decir, si un ritmo es acelerado o parsimonioso— de la música que escuchamos tiene una influencia directa en nuestra eficiencia energética, que puede aumentar en un doce o hasta un quince por ciento. Sólo no hay que exagerar, pues si es muy acelerado será difícil “aguantar el ritmo”. Y ahora sí, ¿te animas a ponerte unos audífonos y salir a hacer ejercicio hoy?