Tutorial de meditación mínima

Tutorial de meditación mínima

Sabú Affer y Noé Jáuregui

Espiritualidad

Muchos estudios dan cuenta, con rigurosidad científica, de los beneficios que brinda la práctica regular de la meditación. Tanto en lo físico como en lo mental, es difícil hallar una razón para no hacerlo, a menos que acabemos enalteciendo los sentimientos de superioridad que deseábamos eliminar desde un inicio. Pero mucha gente no practica la meditación por diversas razones: no tiene tiempo, va contra sus creencias o no siente ningún cambio; pero éstas son sólo excusas para seguir viviendo tan pobremente como siempre. En este Tutorial ofrecemos una versión de meditación que va a la esencia de la práctica, para que no haya pretextos: no se exige ropa especial, un momento del día o alguna creencia; lo único que se necesita es la intención de mejorar la vida propia.

Preparativos. Busca una posición cómoda. La posición ideal es la flor de loto, pero si te sientas en una silla con los pies bien plantados en el suelo, la espalda recta, los hombros y los músculos faciales relajados, es posible meditar; incluso de pie en el transporte público, se puede buscar una posición relajada con los pies abiertos a la altura de los hombros, las puntas mirando al frente, las rodillas ligeramente dobladas, la espalda y los hombros sin tensión, y el rostro y el cuerpo en reposo.Si estás en un espacio público, puedes usar audífonos, no para escuchar música propicia —si hay mucho ruido, la recomendación sería sólo ruido blanco—, sino para aislar los sonidos del entorno y escuchar con precisión la respiración. Si prefieres meditar caminando, procura no traer nada en las manos y camina con pasos regulares para que no respires agitadamente.

Procedimiento. A quienes se inician en la meditación se les suele otorgar la más básica de las tareas: contar las respiraciones hasta el número diez, uno al inspirar, dos al expirar, tres al inspirar y así hasta llegar al diez. Toda la atención debe estar en las respiraciones y en nada más. ¿Suena simple, verdad? Las primeras veces que lo realices te darás cuenta de algo: no tenemos control alguno sobre nuestra atención, pues no llegamos más allá del cinco cuando ya empezamos a preocuparnos por algo que hicimos o no hicimos, por un asunto desagradable que tendremos que enfrentar o por el anhelo de algo placentero que disfrutaremos próximamente. A esta falta de atención se le ha llamado, entre muchos otros nombres, “la loca de la casa” o “un mono balanceándose de rama en rama”, y es el primer obstáculo que debemos derrotar.

Volver a empezar. Normalmente la manera en que buscamos hacerlo no es la más útil: dejarse invadir por la frustración, el enojo, las amenazas o la decepción no sólo no ayudan, sino que hacen más difícil la concentración. Al darte cuenta de que has dejado de prestar atención a tus respiraciones, lo que debes hacer es simplemente volver a empezar, sin enojos o reproches, sin reírte de tu propia incapacidad o desesperarte por la misma razón; toma una respiración profunda —que contaría como el cero—, regresa al uno y, respirando normalmente, vuelve a contar cada paso de la respiración.

Instrucciones finales. En las primeras ocasiones, te será difícil llegar al diez; una vez que lo consigas, intenta más series. Después, trata de contar uno por cada ciclo de inspiración y expiración; luego, podrás ampliar el tiempo de meditación de cinco minutos a diez, y así hasta la media hora. Pero eso no debe ser la meta ni tampoco llegar lo más pronto a sostener la atención el mayor tiempo posible. No se otorga un récord Guinness a quien cuente hasta diez durante más horas o días —y si lo hubiera, seguramente alguien en el lejano oriente ya habría logrado algo físicamente imposible de igualar.

Algo muy importante: el objetivo no es controlar la mente, sino observarla; darte cuenta de qué temas son en los que pasas más tiempo divagando, qué es lo que más te preocupa, qué fantasías te llenan de temor o esperanza, y así, de repente, reparas en que estás dejando pasar la vida frente a tus ojos mientras la mente proyecta en tu cabeza una película que no corresponde con la realidad en la que estás inmerso en el aquí y el ahora. Esta práctica de autoconocimiento te abre la puerta a mayores logros.

Entonces, ¿quién quiere participar en el #RetoDiezRespiraciones?

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