En las escuelas uno puede estudiar ciencias, historia, literatura, filosofía o hasta bellas artes, aunque también se pueden cursar materias que van “más allá de lo normal”.
¿Cuál es la materia más extraña que se te ocurriría estudiar en la universidad? ¿Administración del tiempo libre? ¿Preparación de cerveza? ¿Ingeniería de parques temáticos? En esta ocasión hablaremos de un tema que la humanidad ha tenido presente desde siempre —los fenómenos paranormales— y de las pocas veces que es estudiado con seriedad en instituciones educativas.
Universidad de Princeton: Ingeniería en investigación de anomalías
Desde 1979 y hasta 2007, un diminuto sótano de la Universidad de Princeton fue el sitio donde se gestó el proyecto Ingeniería en Investigación de Anomalías de Princeton —PEAR, por sus siglas en inglés—, dedicado a estudiar indicios de la interacción entre la mente y la materia o, en términos más sencillos, la percepción extrasensorial (ESP) y la telequinesis. La primera, también llamada “sexto sentido”, es la habilidad que podría permitir obtener información del entorno por medios ajenos a los cinco sentidos conocidos —gusto, vista, tacto, olfato, oído—, además de otros como el de equilibriocepción y propiocepción; por su parte, dentro de las ciencias relacionadas con el estudio de lo paranormal, la telequinesis es un fenómeno que consiste en mover objetos a voluntad y a distancia, sin ningún tipo de contacto físico.
En el improvisado laboratorio, un equipo de físicos, psicólogos e informáticos llevó a cabo más de un millón de pruebas para analizar la conciencia humana y su interacción con todo tipo de dispositivos sensibles, con la finalidad de desarrollar modelos teóricos que pudieran explicar las mencionadas habilidades. Las dos líneas principales de investigación eran: la interacción entre hombre y máquina, y los fenómenos de percepción remota. Su propósito, amén de nutrir la ciencia psicológica, era el de obtener datos aplicables a la ingeniería de software y hardware, útiles para la construcción de dispositivos cada vez más sensibles a la interacción humana. Y aunque, después de veinticinco años de trabajo, la Universidad de Princeton declaró oficialmente que lo que se investigaba en ese sótano era “vergonzoso”, el proyecto PEAR obtuvo datos y evidencias de casos reales de percepción extrasensorial y telequinesis.
Universidad de Arizona: Programas Veritas y Sophia
En un inicio, el Programa de Investigación Veritas que lleva a cabo el Laboratorio de Estudios Avanzados para la Conciencia y la Salud —antes Laboratorio de Sistemas de Energía Humana— del departamento de Psicología de la Universidad de Arizona, fue creado para probar la hipótesis de que la conciencia, personalidad o identidad de una persona puede sobrevivir a su muerte física, y sus objetivos eran la síntesis de prueba, la exactitud de la investigación, la réplica de la experimentación y la verificación de los resultados obtenidos. Actualmente, el programa se enfoca en la investigación de la comunicación mediúmnica; es decir, estudia el presunto vínculo con los muertos que sostienen los llamados médiums. La investigación busca obtener datos duros a partir del supuesto contacto con los muertos —llamados “descarnados”— que se mantienen emocionalmente cercanos a ciertas personas.
De 2006 a 2008, Veritas se centró en la posibilidad de supervivencia de la personalidad después de la muerte; pero después se decidió a abrir el campo de investigación al incluir otras formas de comunicación después de la muerte, como aquélla con entidades sin cuerpo —guías espirituales, ángeles o poderes divinos— bajo el Programa de Investigación Sophia. Dicho programa analiza procesos de comunicación que implican el conocimiento de niveles espirituales, así como con personas fallecidas, guías espirituales, ángeles, entidades de otros mundos, extraterrestres, inteligencia universal o divinidades. El propósito fundamental es averiguar si dichos contactos —y sus supuestas mejoras relacionadas con la salud— pueden validarse en condiciones controladas.
Universidad de Edimburgo: Unidad Koestler de Parapsicología
La Unidad de Parapsicología Koestler (KPU) es un grupo de investigación del departamento de Psicología de la Universidad de Edimburgo, establecido en 1985 y formado tanto por profesores como por estudiantes de doctorado, que investigan e imparten clases sobre varios aspectos de la parapsicología tales como: la existencia de habilidades psíquicas, la psicología de experiencias anómalas, las creencias en lo paranormal, los engaños y fraudes pseudopsíquicos, y la relevancia social e histórica de la parapsicología.
En 1962, el doctor John Beloff ingresó al departamento de Psicología de dicha universidad, y desde entonces la parapsicología ha formado parte de la institución: Beloff investigó e impartió clases sobre el tema hasta su retiro en 1985; después, y por más de dos décadas, trabajó estrechamente con el departamento de Parapsicología de la universidad. Esta institución define la parapsicología como “el estudio científico de la capacidad atribuida a algunos individuos para interactuar con su entorno por otros medios que no son los sensoriomotores tradicionales, tales como los sentidos”, y examina los fenómenos relacionados con la ESP y la psicoquinesis (PK), así como la naturaleza de las creencias paranormales y sus consecuencias.
En esa área del conocimiento, la universidad cuenta con cuatro grandes áreas de investigación:
- Hipótesis Psi. Se encarga de evaluar las declaraciones de las personas que dicen tener habilidades paranormales como ESP y PK.
- Hipótesis Pseudo-Psi. Explora las causas por las que las experiencias normales continua y erróneamente se interpretan como paranormales —incluye la investigación de engaños deliberados y autoengaños.
- Psicología de las creencias y experiencias paranormales. Estudia las causas y consecuencias de las creencias paranormales en individuos.
- Historia de la parapsicología. Predecesores de la investigación de los fenómenos parapsicológicos —espiritismo, mesmerismo e investigación psíquica— y sus reportes, en un contexto de ciencia y sociedad.
En 2010, la Unidad de Parapsicología Koestler realizó una investigación a través de la red social Twitter, al convocar una participación masiva en un experimento de vista remota y ESP. Y aunque el estudio por sí mismo no mostró evidencia concluyente de la existencia de la visión remota o de la ESP, sí fue determinante el hecho de que Twitter puede usarse como herramienta en estudios conducidos por la KPU.
