Por eso entonces casi me atrevo a asegurarte que mi pintura se volverá mejor. Porque ya no tengo más que eso […] nos queda cierta melancolía pensando en que con menos gastos uno hubiera podido hacer vida, en lugar de hacer arte.
Cartas a Théo, 1914
Aunque es imposible conocer las voces que perseguían a Vincent van Gogh durante sus ataques de psicosis, de angustia y felicidad, muchos nos imaginamos el infierno del ir y venir de su mente y sus sentimientos. Solo él supo lo que pasó por su cabeza cuando pintó Autorretrato en 1889.
Este lienzo es el resultado de los estragos de un ataque psicótico que el pintor neerlandés sufrió entre julio y agosto de 1889, cuando estaba internado en el Sanatorio Saint- Rémy, al sur de Francia.
En días recientes, el Museo Van Gogh de Ámsterdam confirmó que el cuadro —que desde 1910 pertenece al Museo Nacional de Oslo de Noruega— fue pintado por Vincent en estado psicótico. Y aunque ahora existe esta seguridad sobre su autoría, no siempre fue así.
Durante años, la autenticidad de la pieza fue cuestionada: como si no existiera la evolución, críticos de arte y especialistas rechazaron que se tratara de un lienzo de Van Gogh porque no se parecía al resto de su obra. Tal vez olvidaron que la mente y el alma no son las mismas siempre, y menos si éstas están acompañadas de dolor, angustia, miedo y psicosis.
Ahora, Autorretrato fue enlistado con bombo y platillo junto a las otras treinta y cinco pinturas que Van Gogh hizo de sí mismo entre 1886 y 1889. Vincent, como todos nosotros, tuvo varias facetas: hoy de azul, mañana con sombrero, al día siguiente fumando, luego sin cabello.
Pero lo que más llama la atención de este poderoso autorretrato en particular es su gesto: de reojo mira al espejo, tiene una mirada vacía, doliente, de sufrimiento. O podría también ser de aceptación: acepta su condición médica, su internamiento. Así, despeinado, cansado e incómodo.
Al menos eso describe Louis van Tilborgh, investigador en jefe del Museo Van Gogh. El experto asegura que los colores mate que llenan la obra acentuaron las dudas sobre la autoría. “No parece la paleta de Van Gogh y eso confunde, pero los usa para acentuar lo ocurrido”. Tal vez sea eso, dar matices a lo vivido.
Los análisis con rayos X y microfotografía de las capas de pintura permitieron confirmar la autoría, pues en aquel tiempo Van Gogh usaba esa clase de lienzos y pigmentos, y los efectos del ataque enmarcados en este autorretrato coinciden con la automutilación de su oreja derecha.
El gesto y los rastros de la mutilación parecen hacer eco de lo que Vincent escribió en sus cartas: “Indudablemente es un extraño fenómeno que todos los artistas, poetas, músicos y pintores sean materialmente desdichados”.