Dos géneros de ficción que siempre han gozado y gozarán de popularidad son el terror y el western. Nadie que haya perdido el sueño tras haber visto El Exorcista o haya sucumbido a la fría mirada de Clint Eastwood en Jinete pálido lo pondría en tela de juicio. Y aunque a primera vista dichos géneros parecen ser totalmente dispares, cada uno con sus arquetipos, escenarios y hasta diálogos característicos, quizá sean más similares de lo que aparentan.
De la cruza de estos dos géneros tan gustados por el público nació el llamado Weird West —oeste extraño, en español—, que mezcla lo mejor de ambos mundos para ofrecernos historias de pueblos embrujados a mitad del desierto, forajidos zombis e hijos de sheriffs que nada le piden al pequeño Anticristo de La profecía.
Los inicios
Se puede decir que fue el escritor texano Joe R. Lansdale quien estableció las bases de este género híbrido con su novela de 1986, Dead in the West —Muerte en el oeste—, sobre un curandero indio que, al ser linchado injustamente, maldice el pueblo de Mud Creek, de modo que al caer la noche éste es invadido por hordas de zombis hambrientos de carne humana.
Sin embargo, el género existía desde mucho antes en revistas de las décadas de 1920 y 1930 como Weird Tales —de ahí el nombre del género—, que publicaron a futuros íconos del género de terror como H. P. Lovecraft —creador de los mitos de Cthulhu— y Robert E. Howard —padre literario de Conan el Bárbaro—, quienes en sus primeros cuentos entremezclan lo sobrenatural y el Viejo Oeste.
En la antología 3 Books to Know Weird West —Tres libros para conocer el Weird West— aparece el cuento “The Mound”, sobre un montículo indio embrujado, que Lovecraft publicó como escritor fantasma. Por su parte, Robert E. Howard escribió “The Pigeons from Hell” —“Los palomos del infierno”— cuya trama mezcla casas embrujadas, elementos del western, maldiciones, zombis y leyendas del sur de los Estados Unidos, todo ambientado en el mundo contemporáneo.
Existen también ejemplos literarios muy inusuales, como The Crossings, una novela ambientada al final de la intervención estadounidense en México y que sigue las cabalgatas de unos vaqueros que se topan con adoradoras de Xipe Totec, el dios descarnado. Y, ¿qué hay del séptimo arte?
Vampiros en las llanuras
Remontémonos a 1966, cuando se proyectó una extraña película en la que el letal pistolero Billy the Kid se enfrenta nada menos que con el conde Drácula. La cinta se llama, justo, Billy the Kid Versus Dracula y aunque por momentos resulta cómica, es un ejemplo clásico de esta fusión de géneros. Otro ejemplo de bebedores de sangre con elementos del western es Vampires de John Carpenter.
Hablando de este género, un actor que no puede faltar es Danny Trejo, quien protagoniza Dead in Tombstone, una peculiar cinta sobre un asaltabancos que, tras ser traicionado por su banda, pacta con el Diablo y vuelve de la muerte para vengarse. ¡Algo así como Machete mezclado con el doctor Fausto!
Uno de los mejores weird westerns recientes es Bone Tomahawk, protagonizada por el veterano Kurt Russell: en ella, lo que empieza como la clásica búsqueda por las llanuras y el desierto culimna en el ataque de un clan de caníbales. No podemos olvidar Ghost Town de 1988 y joyas olvidadas como Haunted Gold de 1932, con John Wayne buscando oro en un pueblo habitado por fantasmas.
Por otro lado, en los setenta y ochenta del siglo pasado, el western mexicano gozó de gran éxito con Mario Almada como principal exponente y protagonista de la cinta más destacada del género que abordamos: El extraño hijo del sheriff de 1982, con Eric del Castillo y Rosa Gloria Chagoyán.
La historia se desarrolla en 1890, en un pueblito a mitad de la nada. Un sheriff tiene dos hijos siameses y, en la operación para separarlos, uno de ellos muere; como es de esperarse, volverá de la tumba para cobrar venganza. Aunque es común considerar al cine mexicano de terror como una serie de “churros”, los ojos rojos y la voz del niño de esta cinta llegan a ser inquietantes.
El extraño Oeste en otros medios
El Weird West también está presente en los cómics y los videojuegos. Por ejemplo, Jonah Hex de DC Comics, creado en 1972, una historia con altibajos sobre un oficial confederado que, tras ser castigado por un jefe indio, tiene desfigurada la mitad de la cara y enfrenta situaciones terroríficas y sobrenaturales. En el terreno de los videojuegos está, justamente, Weird West, desarrollado por WolfEye Studios y que tiene los principales elementos de este género.
No es difícil imaginar por qué el Weird West es un género tan popular. Después de todo, uno de los temas fundamentales del western es el ser humano enfrentando a lo salvaje, a la naturaleza indómita; mientras que el terror es enfrentar lo desconocido, ya sea en una casa embrujada o en el infierno mismo. En ese sentido, son dos géneros que guardan una gran similitud: enfrentar lo salvaje y lo desconocido, hacerle frente y derrotarlo, son dos retos que enfrentamos a diario, aunque no tengamos que cabalgar por las llanuras del Viejo Oeste.