Cinco claves para fluir y confiar en la vida

Cinco claves para fluir y confiar en la vida
Astridcomet

Astridcomet

Un tema hermoso y necesario para quienes estamos en este camino de la vida llamado espiritualidad es la búsqueda de una clave, de una solución, de la “piedra filosofal” o fórmula infalible que nos ayude a avanzar. Muchos quizá ya dejamos de preocuparnos por “triunfar” según descripciones obsoletas que definen el éxito como reconocimiento, posición social y riquezas, para enfocarnos en dos palabras clave: felicidad y tranquilidad.

Desde mi experiencia con diversas disciplinas y estudios, en este artículo comparto contigo lo que yo he aprendido al respecto. Te propongo cinco claves que pueden hacer este camino más divertido y enriquecedor. Seguramente leerás frases y conceptos que alguien más ya dijo porque no estamos descubriendo el “hilo negro”, sino organizando las ideas para tener más claro el panorama.

Aunque aún hay mucho camino por recorrer y muchas maravillas por descubrir, lo que estoy a punto de compartirte es lo que a mí me apasiona y me ha funcionado para fluir. Quizá si nos enseñaran estos conceptos en el kínder y la primaria, creceríamos internamente para ser mejores personas y afrontaríamos el mundo adulto con mayor madurez, resiliencia y confianza. Aquí están, pues, las cinco claves para fluir y confiar en la vida.

1. ¡Detente!

Sea lo que sea que estés haciendo, cualquiera que sea el camino que estés siguiendo, detente. Tómate aunque sea un momento para sentarte cómoda y tranquilamente y pensar que no todo debe de ser perfecto, incluido tú mismo. ¿Qué significa esto? Que a veces perseguimos la imposible meta de ser perfectos: buenos hijos, excelentes empleados, cónyuges ejemplares o padres amorosos. Y aunque es un noble objetivo, ¡por ahora sólo detente!

¡Detente!

En este sentido hay algunas hermosas frases que sería bueno recordar. Por ejemplo: “La felicidad es el camino, no el destino” o “Si no eres feliz con lo que ahora tienes, no serás feliz cuando tengas lo que aún no tienes”, y otras que nos dan el claro mensaje de que si no eres feliz, ese no es el camino.

2. Que tu prioridad seas tú mismo

Una de las primeras cosas que sugiero es hacer una lista de prioridades y que el punto número uno de la lista seas tú. Seguramente recuerdas las indicaciones de los sobrecargos en los aviones: “Si hay una descompresión en la cabina, las mascarillas de oxígeno caen del techo y viajas con niños o personas que requieren de tu asistencia, ¡el primero que debe colocarse la mascarilla eres tú! Después podrás ayudar a tus acompañantes”. Esto aplica también para la vida: si no estás bien tú, ¿cómo podrías ayudar a alguien más?

Que tu prioridad seas tú mismo

Ser tú la prioridad significa, en primer lugar, cuidar de tu cuerpo físico: comer y dormir bien, hacer ejercicio. Y si piensas que tus obligaciones y responsabilidades no siempre te lo permiten, considera que estamos hablando de tu vida, de tu salud y paz mental. Por eso es tan importante este paso, de modo que, si estás listo, seguro encontrarás el momento ideal para empezar a organizarte. De verdad, ¡tu salud y tu felicidad lo valen!

Llegado este punto, se vale concederse algunas frivolidades, como un cambio de imagen, una redecoración de tu persona o de tu espacio, pues vinimos a este mundo a ser felices, no perfectos. ¿Por qué no tomar hoy ese curso que te interesa o empezar a practicar ese hobby que te hace tan feliz?

3. Cuida lo que alimenta tu cuerpo y tu mente

Los noticieros, periódicos o las noticias en internet, las telenovelas, la música que escuchas, los libros que lees y todo el material visual o escrito que lastime o estrese tu mente debe limitarse lo más posible. Si bien no somos perfectos y quizá tu trabajo te exige estar al día en información, tras haber cumplido con ello siempre puedes elegir sabiamente lo mejor para tu mente.

Cuida lo que alimenta tu cuerpo y tu mente

En mi caso, me dedico a escribir contenido para web y redes sociales, y por ello debo estar al día; pero cuando mis labores profesionales terminan, soy yo quien decide qué material utilizo para recrear y alimentar mi mente.

4. Ocúpate del espíritu

En este punto hacemos a un lado las superficialidades del mundo físico y nos ocupamos del alma, pues por algo yo estoy escribiendo esto y tú lo estás leyendo. En días pasados, tuve la hermosa oportunidad de traducir dos libros de meditación zen, y en el proceso aprendí que calmar la mente es el comienzo para descubrir tu espíritu. Meditar es una clave importante en ello.

Ocúpate del espíritu

Cabe aclarar que el acto de meditar no tiene que ver con ninguna religión y que no tienes que renunciar a tus creencias cristianas o de ningún tipo para acercarte a esta práctica. Meditar tampoco es entrar “en trance” ni se usa solamente para relajarse; más bien se trata de un camino para acallar las voces internas y empezar a poner atención a la realidad tal cual es.

Quisiera compartir contigo dos conceptos que he aprendido, no sin antes agradecer a los autores de los libros por haber cambiado radicalmente mi conciencia y mi perspectiva. El primero de ellos es: “La religión es para aquellos que tienen miedo de ir al infierno; la espiritualidad es para quienes ya estuvieron ahí”. Y el segundo: “Cuando rezas, Dios te escucha; cuando meditas, tú escuchas a Dios”. Sean cuales sean tus creencias, lee, aprende, medita o haz oración. ¡De verdad funciona!

5. Acepta lo que ya pasó y no puede cambiar

Quizás este punto sea el más importante para ser feliz, fluir y confiar en la vida, y es algo que todos deberíamos aprender desde la infancia. Si algo ya sucedió, puedes intentar mover al mundo entero… ¡pero eso no va a cambiar jamás! Aunque muchas veces insistimos y nos desgastamos pensando en que no debió ser así, en qué habría pasado si algo hubiera sido diferente.

Lo que sí podemos hacer es cambiar nuestro punto de vista y entender el hecho de modo distinto, e incluso tomar una terapia para ayudarnos a verlo diferente. Pero un hecho que ya sucedió nunca va a cambiar; si lo aceptamos y afrontamos de una vez, dejaremos para siempre de vivir en el “hubiera” y, lo que es más importante, dejaremos de sufrir por ello. El asunto es afrontarlo de forma constructiva: no hay de otra.

Acepta lo que ya pasó y no puede cambiar

Una ventaja de esta idea de la no perfección del ser humano es que nos da una gran oportunidad: siempre podemos cambiar el rumbo o comenzar de nuevo. No somos árboles, no permanecemos estáticos. Si una estrategia no te funciona, implementa otra. Pero nunca olvides que la vida se trata de ser feliz y de disfrutar tu tránsito por ella. ¡Aprovéchala al máximo! Namasté…

Cierre artículo

Recibe noticias de este blog