Diversas formas de interpretar los sueños

Diversas formas de interpretar los sueños

Montserrat Aguilar

We are like the dreamer who dreams and then lives in the dream.
This is true for the entire universe.[1]

David Lynch

El análisis del posible significado de nuestros sueños es, quizá, tan antiguo como la humanidad misma, un enigma que nos acompaña desde los tiempos de Aristóteles y de Galeno de Pérgamo, hasta este mundo posmoderno donde artistas como David Lynch —en obras como Twin Peaks o Mulholland Drive— llevan lo onírico a la cultura popular. Los sueños son enigmáticos, bizarros, simbólicos, cargados de contenido y, a la vez, tienen un importante componente fisiológico.

Antes de la psicología, el mundo de los sueños estaba profundamente relacionado con la espiritualidad. Culturas antiguas de todo el planeta asociaban lo onírico con mensajes de otros mundos y aborígenes de Australia, por ejemplo, los toman como mensajes de espíritus de otras dimensiones. Y es que el sueño tiene un carácter etéreo, sutil y poco definido que lo torna difícil de estudiar y de entender, incluso para el mismo soñador.

¿Por qué y para qué soñamos?

Fue a finales del siglo XIX que los sueños empezaron a estudiarse científicamente tras la salida de La interpretación de los sueños, un libro que marcó el nacimiento de la corriente psicoanalítica. Su autor, Sigmund Freud, entendía los sueños como expresiones simbólicas de un inconsciente restringido y reprimido, donde tienen cabida nuestros miedos más profundos y los deseos animales. Más tarde, Carl Gustav Jung entendió al sueño como un mensaje con significado de nuestro inconsciente; después, la práctica médica ha dado pie al surgimiento de disciplinas como la somnología y la medicina del sueño.

Pero, ¿por qué y para qué soñamos?

La investigación científica indica que, los recordemos o no, los sueños se presentan todas las noches. Los doctores William Dement y Nathaniel Kleitman, pioneros en el campo de la medicina del sueño, junto a otros colegas, fundaron la Asociación Americana de Medicina del Sueño, donde usando la observación científica se han hecho grandes avances para entender procesos del sueño como el REM —siglas de rapid eye movement—. Hoy se sabe que cada noche nuestros cuerpos entran en un estado llamado “sueño profundo”, en el que los ojos se mueven rápidamente de lado a lado y el cerebro está activo, aunque no en las mismas zonas que al estar despiertos; en esa fase, se libera más epinefrina y la hormona del crecimiento, ya que los sueños tienen un mayor contenido emocional que durante las fases más ligeras.

Dormir poco produce problemas congnitivos

En 1977, John Allan Hobson y Robert McCarley de la Universidad de Harvard a partir de un estudio desarrollaron la teoría de la activación-síntesis, la cual postula que el contenido de los sueños sólo es un resultado colateral de los procesos fisiológicos que realiza el cuerpo mientras dormimos, o bien, imágenes creadas por “desechos neurológicos” con los que el cerebro se “limpia” u “ordena” para funcionar correctamente. Esto no se ha confirmado, pero se sabe que las personas que duermen poco sufren de problemas cognitivos y son más propensos a tener trastornos y patologías como demencia, manías o psicosis.

Otro acercamiento es el de William Domhoff, uno de los principales investigadores del contenido de los sueños, quien propone un “principio de continuidad” que vincula los sueños con las preocupaciones personales y la vida cotidiana de la persona soñadora, y no como fenómenos aislados; de esta teoría se infiere que al soñar consolidamos imágenes, ideas y recuerdos en nuestra memoria, pues nuestro cerebro aprende con la repetición. Domhoff también encontró que las mujeres sueñan con mayor frecuencia que los hombres y que casi siempre sus sueños involucran emociones intensas como la tristeza, la ansiedad o el miedo.

Si los sueños tienen una continuidad temática o emocional con experiencias pasadas o situaciones que están por venir, otra teoría es que los sueños nos preparan para vivir experiencias donde correría riesgo nuestra vida, lo cual explicaría la fuerte carga emocional negativa que tienen las pesadillas y el porqué las personas con estrés postraumático padecen “malos sueños”: al exponernos en el sueño a situaciones peligrosas similares, es más probable que sepamos cómo reaccionar ante un evento probable en el futuro.

¿Cómo se estudian los sueños?

Si bien el campo onírico es muy vasto y aún falta mucho por conocer, en este tiempo tenemos a la mano herramientas tecnológicas fabulosas que facilitan la exploración de la mente: un ejemplo es DreamBank, una base de datos que recopila miles de recuentos de sueños proporcionados por personas de todo el mundo; y ahora, gracias al uso del Big Data, los científicos pueden analizar tendencias en los sueños y relacionarlas con la cultura y las emociones de individuos particulares.

Sobre las preguntas de si se puede saber el futuro por un sueño profético, si es posible “contactar” a un muerto en los sueños y si éstos tienen que ver con los espíritus, la ciencia no puede respaldar ninguna de estas ideas; no obstante, existen numerosos relatos de personas y de testigos que comprobaron haber sabido de antemano una situación futura que se les reveló en un sueño.

Los sueños y sus significados siguen siendo un tema de debate. A pesar de las recientes investigaciones, aún falta mucho para entender por completo qué sucede en nuestras mentes mientras dormimos: algo que complica el estudio del sueño es que quien duerme está inconsciente y, desde luego, no puede describir lo que ve, y los escáneres cerebrales aún no son capaces de traducir exactamente lo que está viviendo y sintiendo el soñador.

Todavía no existe un consenso sobre su significado preciso, pero los sueños siguen siendo una fascinante ventana hacia el inconsciente, una herramienta invaluable para la autoexploración y, en muchos casos, una fuente de inspiración y creatividad. Como señaló David Lynch, los sueños no sólo son el producto de nuestra mente al dormir, sino también una manifestación del mundo en el que vivimos, una realidad que se despliega mientras nuestro cuerpo reposa, un mundo enigmático e interesante al cual podemos acceder y que vive dentro de nosotros…

Cierre artículo

[1] “Somos como un soñador que sueña y, entonces, vive en el sueño. Esto es cierto para todo el universo”.

Recibe noticias de este blog