
¿Te ha pasado, como a muchos de nosotros, que cuando estás emprendiendo un nuevo proyecto, recibes un merecido ascenso en el trabajo o, simplemente, te miras al espejo, oyes una voz crítica en tu cabeza que te dice cosas como: “no lo vas a lograr”, “fracasarás”, “no eres lo suficientemente buena”, “pudiste haberlo hecho mejor”, “no te lo mereces” o “qué fea, gorda y vieja estás”?
Esa voz crítica interna, según algunos, proviene de tu inconsciente o de tu cerebro reptil o primitivo, el cual busca tu comodidad y supervivencia, y trata de evitar los riesgos. La mala noticia es que siempre va a estar ahí y no la puedes callar ni derrotar jamás, pues evolutivamente sentir miedo y eludir los esfuerzos forma parte de nuestra psicología; la buena nueva es que sí la puedes entrenar para que no te diga lo que tienes que hacer ni te sabotee cuando vas a empezar algo. Así vivirás más conscientemente, con un sentido de vida mayor y yendo en pos de tus sueños.
¿De donde proviene la voz crítica?
En general, el crítico interno tiene su origen en tus propias experiencias y en los juicios negativos dirigidos hacia ti en tu infancia y adolescencia, los cuales interiorizaste como ideas propias. Las críticas y los conceptos denigrantes que sembraron en ti tus padres, maestros, sacerdotes u otras figuras de autoridad, así como tus hermanos, primos, amigos y compañeros de escuela, tienen un peso muy importante cuando dejas la infancia.

Por ejemplo, si en tu niñez te decían que eras un vago por no ayudar en casa o que no eras buena para las matemáticas o los deportes, es posible que en la vida adulta tu crítico interno intente convencerte de que no eres suficiente para avanzar y tener logros en la vida, y que perjudique tu fuerza de voluntad y tu capacidad de logro, por lo que podrías terminar claudicando precipitadamente y dejando pasar oportunidades.
Hay otros motivos para este proceso mental, basado en la creencia de que dichas críticas mentales hacen que nos esforcemos para superarlas. Algo así como: “Si dejo de llamarme gorda, ¿entonces qué me motivará a hacer ejercicio?” o “Si me felicito por ascender a gerente, jamás llegaré a director general”. De este modo, tendemos a pensar que nuestro crítico interior nos empuja a avanzar, nos mantiene humildes y nos ayuda a progresar hacia nuestros objetivos. Pero lo cierto es que el costo emocional de la autocrítica es alto y, muchas veces, incluso contraproducente.
Signos de que tu crítico interior está dirigiendo tu vida
- Te castigas o maltratas por errores que tienen consecuencias mínimas, como haber perdido el autobús o roto por accidente un vaso de cristal.
- Sigues criticándote después de haber corregido un error; por decir algo, si llamas por equivocación a un número telefónico desconocido, pides disculpas y continúas recriminándote ese error a lo largo del día.
- Te culpas por asuntos que no dependen de ti. Por ejemplo, cuando alguien te trata mal y, en lugar de defender tus derechos, le das vueltas a la escena hasta sentirte responsable de lo sucedido.
- Sólo ves tus rasgos negativos, cerrándote puertas por estar enfocado en tus debilidades y no en tus fortalezas: “Hablo demasiado”, “No soy paciente con mis hijos”, “No tengo disciplina para lograr lo que me propongo”, etc.
- Comprendes y perdonas los errores ajenos, pero maximizas los tuyos; es decir, usas una vara de medir diferente si el error es propio y te muestras inflexible ante tus propias equivocaciones.

Consejos para entrenar a esa voz interior
Practica la meditación. Si descubres que a menudo sientes culpa por el pasado y angustia por el futuro, la meditación te ayudará a estar en el presente y a que esa voz se debilite, porque siempre mira hacia atrás o hacia adelante, y todo lo que provoca es ansiedad, miedo o culpa. Un ejercicio útil es preguntarte: en este preciso momento, no dentro de un minuto ni dentro de un día o de un mes, ¿tengo algún problema?; verás que con mucha frecuencia la respuesta será “No”.
Usa la Programación Neurolingüística. Cada día, haz afirmaciones positivas y halagadoras como: “Soy una persona maravillosa”, “Hoy es un día espectacular”, “Nada ni nadie me va a quitar este estado de suprema felicidad, alegría y seguridad”, “Cada día que pasa, me siento más fuerte y concentrada”, “Me merezco todo lo bueno en abundancia, amor, dinero, salud y paz”. Las palabras son muy poderosas: todo lo que sale de tu boca o de tu mente queda registrado en el inconsciente y poco a poco crea tu realidad; por eso, jamás te digas algo negativo, ni de broma.
Lee libros de superación personal. Si no sabes qué leer, elige un título que resuene en tu mente inconsciente. Yo puedo recomendarte algunos: Como suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, de Dale Carnegie; Los seis pilares de la autoestima, de Nathaniel Branden; Los dones de la imperfección, de Brené Brown, o Aunque tenga miedo, hágalo igual, de Susan Jeffers.
Toma acción. La acción mata al miedo y a la resistencia que te impide hacer algo espectacular. Lo más difícil siempre es dar el primer paso y debes tomar en cuenta que el inconsciente intentará sabotearte con aún más resistencia, pues a nuestro cuerpo no le gusta lo difícil. Con ayuda de la meditación, céntrate en el momento presente y evita que tu mente te manipule con juicios, comentarios negativos, profecías funestas y otros impedimentos mentales.
Acepta los elogios y tus éxitos. Si alguien te felicita por un trabajo bien hecho y tú de inmediato piensas algo como: “Pudo haber quedado mejor, sólo me lo dicen para hacerme sentir bien”, detente allí mismo. Te lo dijeron. Toma las cosas como son. Acéptalo y sigue adelante. Del mismo modo, cuando tengas un logro, antes de atribuírselo a la suerte o a alguien más, escribe todas las acciones que te llevaron hasta donde estás ahora: pudo haber sido un curso o una decisión importante que tomaste, o un esfuerzo sostenido. Hacerte responsable de tus éxitos y recordar lo que hiciste para lograrlos hará más fácil que vuelvas a tenerlos.

Habla con alguien a quien respetes. Si de plano tu mente es tu peor enemiga, trata de hablar con alguien sobre cómo te estás sintiendo; puede ser un mentor, un consejero espiritual, un psicoterapeuta o un amigo sabio que no tenga miedo a decirte las cosas tal como son. Nombrar tus temores y expresar abiertamente tus emociones permitirá que ese alguien te ayude a cuestionar dichos pensamientos.
Por último, proporciónale a tu mente información vital y positiva con afirmaciones, lecturas edificantes, canciones sin letras violentas o neuróticas, ambientes positivos y amigos que aporten luz a tu vida. Evita ver noticias en televisión o en internet, leer chismes de la política y la farándula, las malas compañías y los malos hábitos, y trata de pasar menos tiempo en las redes sociales, que abonan a la comparación. Y sobre todo, aunque tu voz interna te esté diciendo que no tiene caso intentarlo, haz cambios hoy: tu vida, sin duda, será mejor.
