Las utopías son aquellos modelos ideales, proyectos o sistemas que parecen imposibles en el momento de su formulación. Se han planteado en el terreno de diversas disciplinas del saber, como la filosofía, la economía, la política y, por supuesto, también en el de la arquitectura, disciplina 3D que ha propuesto muchos imaginativos planes —algunos, tal vez, irrealizables— para lograr una vida más autosustentable. En este artículo presentamos proyectos arquitectónicos que le han dado la vuelta al mundo en bienales y ganado premios al mejor diseño, pero… ¿algún día veremos estos proyectos convertidos en realidad?
Superstar
Lo utópico de Superstares su “fusión de la tecnología y la naturaleza, el futuro y la humanidad”; así lo dicen sus creadores, quienes trabajan en el estudio de diseño arquitectónico MAD, con sede en Pekín, y concibieron esta superestructura como una actualización de las fachadas descoloridas, desordenadas y kitsch de los barrios chinos.
Esta utopía arquitectónica es un Chinatown reloaded. Una ciudad sustentable, capaz de albergar a 15 mil personas, que producirá su propia comida y energía, reciclará todo sus desechos e, incluso, tendrá la capacidad de alimentar redes de energía de otras ciudades en el mundo, ya que, como una estrella fugaz, podrá viajar para compartir la cultura china con las urbes que la reciban.
En su interior, será posible disfrutar de buena gastronomía, comprar productos chinos de calidad, y participar en eventos culturales y celebraciones. También ofrecerá balnearios, gimnasios, lagos de agua potable y hasta un cementerio digital para recordar a los que se han ido.
Según el sitio de MAD —www.i-mad.com—, el primer destino de la Superestrella será las afueras de Roma, donde la megaestructura aportará: “un inesperado futuro cambiante, embebido en un pasado eterno”.
La Comuna de Seúl 2026
Este concepto creado por el despacho Mass Studies —www.massstudies.com—es una respuesta al rápido crecimiento de la capital de Corea del Sur, y muchos diseñadores arquitectónicos lo describen como anárquico. La propuesta de la Comuna de Seúl 2026 ante dicha problemática urbana es el desarrollo de una comunidad completamente funcional y eficiente, de alta tecnología, así como autosustentable.
La forma orgánica de sus altas torres retoma la idea clásica de unas estructuras ubicadas en un parque, con la diferencia de que éstas contendrán dentro de sí al parque mismo. Sus espacios internos estarán separados en públicos, privados y comerciales, los cuales ofrecerán por igual habitaciones privadas llamadas “celdas” y lugares comunes para la actividad social. Los miembros de la Comuna podrían ser residentes permanentes o inquilinos a corto plazo. Las llamadas “áreas bombilla” serán espacios comerciales: oficinas, servicios públicos, gimnasios e instalaciones médicas.
El esqueleto de las torres estará construido con diferentes tipos de vidrio, como el fotovoltaico, que podría dar forma a terrazas sombreadas. El vidrio estará cubierto por un geotextil adecuado para el crecimiento de plantas que proporcionarán enfriamiento adicional y ventajas ambientales a todo el edificio. El seguimiento y la toma de decisiones de sus habitantes se realizará por medio de una red digital, la cual permitirá una comunicación eficiente con otras comunidades.
CV08
No todas las utopías arquitectónicas son ciudades, también hay ideas cibernéticas que ayudarán a que las estructuras ingenieriles sean más eficientes. Un ejemplo es el CV08, un robot que se pondría al servicio de las ciudades australianas, cuyos habitantes dependen del automóvil para moverse de los suburbios a sus centros de trabajo, ubicados en las áreas urbanas.
Andrew Maynard creó el CV08 —www.maynardarchitects.com—, que consumirá los suburbios abandonados gracias a sus dos piernas delanteras, e irá procesando los materiales y disparando misiles de reciclaje compactados. Las patas intermedias del CV08 y una trasera seguirán a las delanteras para “terraformar” la tierra recién tratada y así volver a poblarla de flora y fauna local; numerosas especies orgánicas podrán ser almacenadas dentro del CV08 y congeladas en carbonita, hasta que sean requeridas para colonizar lo que antes eran terrenos baldíos. Como un personaje de cómic, el CV08 dejará a su paso una estela verde, pero también caminos más limpios para los automovilistas: tecnología al servicio de la naturaleza y del hombre.
¿Y bien? ¿Qué opina usted? ¿Cree que algún día encontraremos estas utopías “a la vuelta de la esquina”? En papel, sobre el restirador o en la computadora del arquitecto parecen muy viables, pero… ¿qué implicaciones materiales y logísticas tendría la construcción de estos proyectos en la vida real? Claro, sin contar los elevadísimos costos de producción, aunque ésa es otra historia que tal vez abordaremos en un futuro Trisquel.