El negocio de la felicidad: la autoayuda como industria millonaria

El negocio de la felicidad: la autoayuda como industria millonaria
Julio Báez

Julio Báez

La idea de “ser feliz” o de “sentirse bien” es una aspiración humana prácticamente universal que siempre ha tenido su público. Lo que quizá nadie sospechó es que ese impulso de cambiar, mejorar, “sentirse completo” o darle sentido a la vida se iba a convertir en un negocio millonario a través de la autoayuda, una industria donde la promesa de mejorar tu vida, transformarte y hallar tu propósito vital tiene un precio… si tú eliges pagarlo.

Para darnos una idea de lo que estamos hablando, dos datos: se estima que la industria de la autoayuda y del desarrollo personal genera entre diez y trece mil millones de dólares al año en ventas de libros, apps y cursos; y tan solo en Estados Unidos, los libros de autoayuda venden más de 18 millones de ejemplares anuales —y los “gurús”, además de libros, obtienen ingresos por la venta de retiros, seminarios, sesiones de coaching prémium y membresías exclusivas—.

Uno de estos gurús es el estaodunidense Tony Robbins, fundador de la “nueva ciencia del desarrollo personal”, quien según reportes tiene una fortuna personal de 600 millones de dólares y una empresa de seminarios, libros y coaching que cada año factura una cantidad semejante. La lección aquí es que el deseo de “liberar todo nuestro potencial” construye un mercado y que comerciantes de felicidad como Robbins saben capitalizarlo, aprovechándose del principio de que “mientras más pagues por algo, más crees que vale la pena”.

Tony Robbins

¿Cuál es la “felicidad” que se vende?

Algunos mensajes típicos en el ámbito de la autoayuda son: “despierta tu poder interior”, “vibra alto y el universo confabula contigo”, “tú creas tu realidad”, “rompe con las creencias limitantes” o “logra la abundancia usando decretos”. Todo esto es una mezcla de psicología popular, espiritualidad light, coaching de negocios, branding personal y marketing emocional, que se explotan en apps para regular el estado de ánimo, podcasts para “reprogramar el cerebro” y cursos o retiros intensivos de fin de semana, pues todo forma parte de la misma industria.

En el caso de las apps de autoayuda y meditación, estas se popularizaron desde 2018 y tuvieron un gran auge con la pandemia, cuando una gran parte de la población buscó recursos en línea para gestionar la ansiedad y la depresión, y promover un ánimo más optimista y productivo. Actualmente, se estima que el segmento digital representa la mayor parte de los ingresos de la industria.

Pero, a pesar de la gran popularidad de estas herramientas, fuera del ámbito científico es difícil medir objetivamente el nivel de felicidad o ideas subjetivas como “el poder personal”; incluso si se compara el estado emocional antes y después de la lectura del libro o de tomar el curso, es imposible garantizar resultados satisfactorios. Pero eso parece no importar, pues al mercado lo que le interesa es la atención personal, la promesa de mejora, la experiencia emocional… y, desde luego, la suscripción al próximo seminario para comentarlo con los amigos.

Libros de autoayuda

Gurús, fraudes y promesas gigantes

Obviamente, no todos los que entran a este negocio son charlatanes y sí es posible encontrar herramientas o técnicas útiles para el combate de estados ansiosos o depresivos y la autorregulación emocional; pero, sin duda, son pocos los que tienen esta intención pura. En general, los gurús famosos venden una careta de inocencia, pero en ocasiones la verdad detrás de ella es alarmante.

Tony Robbins, por ejemplo, es el caso más claro de un gurú empresario, pues muchas personas y empresas pagan bien la asistencia a seminarios como “Unleash the Power Within”, y sus libros son best sellers internacionales cuyas ventas se cuentan por millones. Su éxito financiero está ahí: en una narrativa de superación personal y empresarial que se vende como pan caliente.

Otro caso es la organización NXIVM, coordinada por Keith Raniere, que ofrecía coaching de alto nivel, desarrollo personal y programas de éxito ejecutivo; sin embargo, con el tiempo se supo que funcionaba como una secta que involucraba tráfico sexual, fraudes, chantaje emocional y esclavitud. Así, la fórmula de éxito de este sector de la autoayuda es: prometer un cambio a precios altos, relacionarte con las esferas del poder y hallar participantes emocionalmente vulnerables.

Un ejemplo contemporáneo del gurú Instagram-friendly es el del autor, life coach y podcaster Jay Shetty; según se reportó hace poco, este británico mintió en gran parte de su biografía y plagió contenidos para construir su imperio mediático y editorial. Sin duda, esto es menos grave que lo sucedido con NXIVM, pero forma parte del mismo juego: un branding glorioso, promesas exageradas pero creíbles… y muchos incautos con necesidad de confiar en ellas.

Jay Shetty

Por último, hablaremos de Joe Vitale, el “gurú de la Ley de la Atracción”, que se basa en la idea de que la calidad o “vibración” de nuestros pensamientos atrae determinados sucesos o a ciertas personas a nuestra vida. Según algunas fuentes, los cursos de Vitale prometen éxito y prosperidad mediante el uso de la “mentalidad correcta”, pero numerosos usuarios se han sentido defraudados, pues los resultados reales son mínimos en comparación con lo que se les promete.

Insisto: no todo es malo ni fraudulento, y muchas personas han encontrado ayuda, motivación e ideas para erradicar malos hábitos o construir conductas saludables en un libro, un taller o con un buen coach; pero hay que tener cuidado para no caer en las manos de un charlatán. Si quieres evitarlo, algunas preguntas que vale la pena hacerse son:

  • ¿La promesa es viable y corresponde al contenido? Muchas veces, aunque el discurso es poderoso, la promesa es desproporcionada y no tiene relación real con el contenido que se promueve.
  • ¿Te están vendiendo un cambio o dependencia al producto? Si después del curso vuelves al mismo patrón, quizá la solución no era tan profunda.
  • ¿Suena demasiado fácil? Si te ofrecen hacerte millonario sin esfuerzo, trabajo interno o intentos de por medio, y solo “con el poder del pensamiento”, huye: lo más seguro es que estés ante un fraude.
  • ¿Por qué cuesta tanto? Si intentan venderte un curso, libro o taller a precios estratosféricos con argumentos opacos, vagos, esotéricos, que apelan a tu buena fe o intentan manipular tus emociones —con preguntas como ¿en cuánto valoras tu progreso?— también es probable que no sean legítimos.
  • ¿Existe evidencia comprobable o métricas de resultados positivos? Aquí es donde “la puerca tuerce el rabo”, pues rara vez se habla de casos o porcentajes de éxito.

Lo anterior no significa que debes desechar o rechazar todos los libros, apps y videos de desarrollo humano; pero sí siembra la idea de que debemos adoptar una actitud objetiva y escéptica ante ellos. La autoayuda es hoy un negocio gigantesco y sofisticado donde el producto no es la felicidad, sino la promesa de la felicidad. Ante eso, sugiero que como consumidores seamos críticos y nos preguntemos si la técnica, el decreto, el rezo a los ángeles o la visualización nos está ayudando o si solo nos entretiene.

Por último, sin duda es bueno ayudarse uno mismo, pero también es sabio reconocer cuando necesitamos ayuda de otros. Por eso, si tienes problemas con la ansiedad y la depresión, o no hallas el sentido de la vida, además de leer libros y mirar videos inspiracionales, no descartes acudir con un especialista que atienda tu problema y te recomiende el mejor tratamiento para acabar con ello de raíz.

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