Quizá suene a romanticismo de mi parte, pero puedo afirmar que algunas de las experiencias estéticas más memorables y placenteras de mi vida han tenido lugar en un museo. Y aunque a últimas fechas paso demasiado tiempo en casa, aún disfruto enormemente visitar conocidos recintos de la Ciudad de México como el Museo Nacional de Historia, el Nacional de Arte, el museo de sitio del Templo Mayor, el Carrillo Gil o el MUAC. Pero en esta ocasión, hablaré de esos museos raros, escondidos o poco conocidos, que son verdaderas joyas: aquí te dejo un breve recorrido por “el lado B” de los museos de CDMX.
Partiendo del origen, es decir del Centro Histórico, quiero iniciar con el Museo Nacional de Arquitectura, el cual a pesar de estar en uno de los sitios turísticos más visitados de la ciudad, en realidad es poco conocido y escasamente visitado; se ubica en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes y casi siempre es opacado por las fastuosas exposiciones que alberga “su vecino de abajo”, el Museo del Palacio de Bellas Artes. Otros dos museos que vale la pena visitar en estos céntricos rumbos son el Museo del Zapato, localizado sobre la calle de Bolívar, justo arriba de la zapatería El Borceguí, y el vanguardista museo Ex Teresa Arte Actual, albergado en el Ex templo y Convento de Santa Teresa la Antigua —en la callecita de Licenciado Verdad, detrás del Templo Mayor— y especializado en instalaciones, performances y montajes de arte contemporáneo.
Si nos dirigimos hacia el poniente, encontraremos el bosque de Chapultepec, donde hay varios museos emblemáticos, entre ellos el insigne Museo Nacional de Antropología; pero a lo que me quiero referir es a la colección de Etnografía que se encuentra en la planta alta de las conocidísimas salas arqueológicas, y que pasa casi desapercibida a pesar de ser una extraordinario mosaico de costumbres, artesanía y vida cotidiana de los pueblos originarios de México. En esa misma zona, otro museo muy poco visitado es la Galería de Historia Museo del Caracol, que está en la subida al Castillo de Chapultepec; en él se exhiben pabellones y maquetas alusivas a los distintos periodos de la historia mexicana.
Bajando un poco hacia el sur, nos encontramos con el barrio de Tacubaya. Ahí está, primero, el Museo Nacional de la Cartografía, que es muy visible sobre la lateral del Anillo Periférico a la altura de la famosa fábrica de útiles escolares Baco; el truco es que está albergado en lo que fuera una iglesia: el Templo de San José del Ex Convento de San Diego, que data del siglo XVII. Confieso que, como vivía por ahí, cuando planeaba casarme fui a ver el edificio con intenciones matrimoniales… pero así fue cómo me enteré de la función actual del inmueble. Y ahí cerca también está el Museo Casa de la Bola, en lo que fue la antigua villa de San José de Tacubaya; además de la exhibición, por sus lujosos jardines y salones actualmente se renta para eventos sociales.
Para cerrar este breve recuento, nos encaminamos al sur y no iremos “ni de pasadita” a la sobrevalorada Casa Azul de Frida Kahlo. En cambio, te sugiero visitar el barrio más bonito de Coyoacán, Santa Catarina, para conocer el Museo Nacional de la Acuarela Alfredo Guati Rojo, que se encuentra en la esquina de Francisco Sosa y Salvador Novo, casi enfrente de la casa estudio de dicho intelectual mexicano, a unos metros de la casa de Dolores del Río y de la Fonoteca Nacional —otro espacio que vale la pena explorar, porque es de las pocas instituciones con acervo sonoro—; además de ser un recinto hermoso y apacible, en el Museo de la Acuarela siempre hay alguna exhibición con obras de esta técnica pictórica.
Más al sur en la misma alcaldía, sobre la avenida División del Norte, se encontraba el pintoresco Museo del Automóvil, donde se exhibían autos clásicos y antiguos en perfecto estado de conservación, así como otros objetos relacionados con el automovilismo. Este abrió en 1989 y fue uno de esos recintos que no sobrevivió la pandemia, pues cerró sus puertas en diciembre de 2021; como dato adicional, a sus afueras los fines de semana se instalaba un tianguis de autos clásicos, donde si uno tenía la nostalgia, el gusto y el dinero suficiente, podía hacerse de un flamante modelo que parecía salido de Volver al futuro.
Y para cerrar, haré una excepción, pues no hablaré de un museo sino de la zona arqueológica de Cuicuilco, que está muy cerca de la intersección de Insurgentes y Periférico Sur, y que con su antigüedad de casi tres mil años es uno de los vestigios más añejos de Mesoamérica. Sin duda, destaca su famosa pirámide circular, aunque ya sabemos que en México no hay tales, sino basamentos piramidales. ¿Cuál de ellos se te antojó visitar primero?…
