
La figura de los hombres de negro, que serían los agentes encargados de mantener en secreto la presencia de extraterrestres en la Tierra, fue inspirada por una serie de acontecimientos reales de los cuales fue protagonista el ufólogo Albert K. Bender. En el presente artículo, te contamos su historia.
Desde hace varias décadas, muchas personas que afirman haber tenido contacto de algún modo con formas de vida alienígena, sean investigadores o testigos, han sido acosadas por unos extraños personajes, usualmente identificados como agentes gubernamentales, o extra gubernamentales, que buscan silenciar la labor de los ufólogos y la especulación de los testigos. En la cultura popular, estos misteriosos personajes son conocidos como “los hombres de negro”. Lo que sigue es una de esas historias que nunca pasaron, extraída de un archivo que jamás existió…

En 1952, Albert K. Bender, un hombre apasionado por el terror y la ciencia ficción, fundó la International Flying Saucers Bureau (IFSB) —Oficina Internacional de Platillos Voladores— que edita la revista Space Review —Revisión espacial—, en la que Bender y los demás miembros de la organización publicaban investigaciones originales sobre el fenómeno ovni. En 1953, la IFSB contaba con mil quinientos afiliados.
En octubre de 1953, Bender anuncia en su revista que una fuente confiable le ha proporcionado información clave para descubrir la verdad sobre el fenómeno ovni. Sin embargo, en el mismo número, bajo el título “Anuncio importante”, publica también el siguiente texto:
El misterio de los platillos voladores ha dejado de ser tal. La verdad ya es conocida, pero cualquier intento de hacerla pública está estrictamente prohibida por órdenes de una fuente superior. Nada nos complacería más que imprimir la historia completa en Space Review, pero debido a la naturaleza de la información se nos ha aconsejado no hacerlo. Lamentamos mucho este hecho y recomendamos a todos los que participan en trabajos sobre platillos voladores que tengan mucho cuidado.
Poco después, Bender disolvió abruptamente su organización y suspendió la publicación de su revista, alegando que no podía continuar escribiendo sobre ovnis debido a ciertas “órdenes de una fuente superior”. Más tarde, en una entrevista para un periódico local, Bender reveló que el verdadero motivo de la suspensión de sus actividades fue la visita de tres hombres vestidos con trajes negros que lo amenazaron y lo persuadieron para detener sus investigaciones y publicaciones sobre el fenómeno ovni. Bender aseguró que los hombres de negro lo asustaron mortalmente y, de la impresión, estuvo varios días sin comer. En sus primeras declaraciones, identificó a los hombres como agentes del gobierno, aunque pronto cambió de parecer.
El ufólogo y escritor Gray Barker fue la primera persona en publicar la historia de Bender en el libro They Knew Too Much About Flying Saucers —Ellos sabían demasiado sobre platillos voladores—, publicado en 1956. Barker comenzó sus investigaciones sobre ovnis en 1952, cuando escribía para la revista Fate, y entró en contacto con Bender a través de un anuncio de la ISFB publicado en la revista Other Worlds —Otros mundos—, editada por Ray Palmer. Barker quería unirse a la organización y Bender le ofreció ser el representante de su asociación en Virginia del Oeste.
En una llamada telefónica que tuvo lugar en enero de 1953, Bender le dijo a Barker que había sido visitado por el FBI. En agosto del mismo año, otro agente local del FBI entró en la oficina de Bender preguntando por sus investigaciones sobre platillos voladores. En los años subsecuentes, algunos investigadores de la IFSB fueron contactados por el FBI y otros más comenzaron a ser contratados para ocupar puestos dentro de la organización.
Respecto al encuentro de Bender con los hombres de negro, aparentemente Barker tuvo noticia del asunto a través de un mensaje grabado por el investigador Dominick C. Lucchesi. En la cinta, Lucchesi declaraba que Bender había sido visitado por tres hombres que lo habían amenazado con encarcelarlo si revelaba la información que había descubierto, y confiscaron las copias restantes de cada edición de Space Review.
En 1962, Barker y Bender colaboraron en un segundo libro sobre el tema, titulado Flying Saucers and the Three Men —Platillos voladores y los tres hombres—, donde por fin se dio a conocer la historia completa. Después de regresar de unas vacaciones, Bender notó un cierto hedor sulfuroso en su casa. La radio de su habitación estaba encendida y sintonizaba una parte de la banda sin emisora. Bender se fue a la cama, pero sintió que algo no estaba bien. Unos minutos después, su puerta se abrió y un intenso resplandor lo cegó momentáneamente.
El cuerpo de Bender se enfrió y casi cayó desmayado cuando frente al resplandor aparecieron tres siluetas. Tres hombres vestidos con trajes y sombreros negros entraron a su habitación. Sus rostros no eran claramente perceptibles, pero según Bender “los ojos de las tres figuras se encendieron repentinamente como bombillas de una linterna y todas ellas se enfocaron en mí. Parecían arder en mi alma”. Los hombres de negro le transmitieron telepáticamente el siguiente mensaje:
Usted se ha dedicado a buscar una respuesta al misterio de los objetos voladores no identificados en su atmósfera. Su interés es profundo y sincero, ya que ha dedicado muchas horas a ello, pero tal interés y determinación pueden causarle daño. Creemos que usted es un buen contacto para nosotros en este planeta. Además, no es una persona de gran renombre en su planeta y lo que le contemos y mostremos difícilmente será creído por alguien más, por lo tanto, no tenemos nada que temer en el presente. Esta que ve aquí no es nuestra forma verdadera, hemos aprendido que es necesario adoptar el aspecto de su gente mientras estamos aquí para no ser descubiertos por nadie. Hemos realizado numerosos contactos con la Tierra, y hemos construido una base con naves espaciales oculta en un lugar remoto de su planeta. Hemos también aprendido que a veces es necesario tomar medidas drásticas para lidiar con los habitantes de la Tierra y esto ocasionalmente ha resultado en muertes. Hemos usado los cuerpos de los muertos para disfrazar los nuestros. Tenemos un propósito para estar aquí y estaremos aquí todavía por algún tiempo. No debemos ser repudiados en nuestro objetivo final. Deseamos mantener contacto con usted y decirle muchas cosas. Un día escribirá sobre esto y aunque nadie le crea, será mucho más sabio que cualquier persona en su planeta. Sabrá qué hay en el espacio y sabrá qué depara el futuro para la humanidad. Volverá a saber de nosotros, pero no revelaremos nuestros nombres, pues no significarán nada para usted. Llámenos número Uno, número Dos y número Tres. Dejaremos una pequeña pieza de metal similar a sus monedas, manténgala en un lugar secreto.
El mensaje implicaba que los hombres de negro eran extraterrestres. Cuando la visita terminó, Bender buscó incansablemente la pequeña pieza de metal que aquellos seres le habían dado, con la intención de mostrarla como prueba de su testimonio. Nunca la encontró, como si ésta fuera consciente de sus intenciones.
Bender decidió contar sólo una parte de la historia al comité de la IFSB: “Sólo podía decirles que recibí la visita de ciertos individuos a los que no podía nombrar y que me habían advertido que no continuara con mi investigación sobre los ovnis”. Así, simplemente informó a la IFSB que no le era posible seguir publicando, que no era el momento adecuado para tal acción, y que la información debía permanecer secreta por órdenes de lo que crípticamente llamaría “una fuente superior”.
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Sobra decir que los escépticos dijeron que la historia no había sido más que un sueño, pero Bender no fue el último ni el primero en ser visitado por los hombres de negro. Los libros escritos por Barker y Bender a la postre inspirarían a Lowell Cunningham para crear un cómic llamado Men in Black, que a su vez inspiró una popular película protagonizada por Will Smith y Tommy Lee Jones, que más tarde se convirtió en una serie de televisión animada.
Barker y Bender son considerados como los popularizadores de los hombres de negro en la cultura popular, y sus efectos pueden encontrarse en series televisivas tan distintas como The Simpsons, Futurama, Los expedientes secretos X, o películas como The Matrix.
