
Incluso un autor de renombre como Gabriel García Márquez reconocía que el mayor desafío de todo escritor es enfrentarse a la página en blanco. Nada es más terrorífico que ese primer encuentro entre un novelista, poeta o dramaturgo y las letras que lo llaman a escribir; entre el pintor y un lienzo inmaculado, entre un escultor y la efigie que lo aguarda en la piedra o la arcilla. El primer paso siempre es el más difícil.
Este aterramiento tiene muchos nombres —“síndrome del cuaderno nuevo” o “miedo a la página en blanco”, por ejemplo— y aunque comúnmente se asocia con el bloqueo del escritor, es un síntoma que puede sufrir cualquier persona que se dedique al arte, al diseño o que busque crear, inventar o comenzar un nuevo proyecto.
Aunque te apasiona lo que haces y tienes suficientes habilidades, no logras darle sentido a la situación y tienes la mente en blanco: no sale ni un trazo, ni un párrafo, ni una idea inicial. Si tienes una fecha límite, la tensión aumenta a cada minuto y crece la frustración porque no sabes cómo iniciar ni logras expresarte como quisieras; en cambio, tu mente busca salidas para distraerse y no lidiar con esa sensación.
¿Te resulta familiar? ¿Tiemblas de sólo recordarlo? No te preocupes, no eres el único, ni te falta dedicación o talento. Esta incapacidad de producir ideas novedosas es temporal y nace de la ansiedad, a menudo debida al perfeccionismo paralizante al empezar a escribir, dibujar, pintar o proyectar, el cual causa bloqueo mental, parálisis productiva y procrastinación. Hay diversas razones por las que esto se presenta:
- Te falta metodología: tienes ideas, pero no sabes cómo empezar a plasmarlas de modo tangible; o bien, tienes “demasiadas ideas”, pero no sabes clasificarlas o explorarlas, y te agobia no poder decidirte.
- Si la actividad tiene relevancia emocional para nosotros, tenemos la tendencia a imponernos metas inalcanzables y perfección, y cuando nuestro trabajo no llena esas expectativas, nos frustramos y lo calificamos de insuficiente o malo.

- Encarar una nueva tarea es intimidante porque puede despertar emociones negativas: sensación de insuficiencia, dudas sobre tu talento y, el peor de todos, miedo al fracaso. Así, nos asaltan dudas como: “¿Seré lo suficientemente bueno? ¿Al público le gustará mi obra?” Nuestras inseguridades se apoderan de nosotros y hacen que sobrepensemos cada paso en el proceso creativo; ante ese conflicto, nuestro sistema nervioso nos protege evitando a toda costa la tarea.
- El estado de ánimo también repercute en el rendimiento creativo: si estamos pasando por un periodo de depresión, estrés, baja autoestima o agotamiento físico, sin duda resultará más difícil ir con todas nuestras armas listas a la guerra contra ese cuaderno nuevo.
Sea lo que sea que esté provocando el bloqueo, reconocer tus propias emociones es el primer paso para vencerlo. Aquí algunas técnicas que te ayudarán a lograrlo:
- Adopta buenos hábitos de sueño, una dieta saludable y realiza actividad física: baila, levanta pesas o camina, pues está comprobado que el movimiento estimula el flujo de ideas; y si puedes pasar tiempo al aire libre, mucho mejor.
- Divide tu proyecto en tareas pequeñas y manejables, establece una rutina de trabajo con horarios fijos y configura un espacio que te permita concentrarte.
- Antes de empezar, haz garabatos, practica la escritura libre o brainstorming o “lluvia de ideas” durante media hora; el objetivo es generar la mayor cantidad posible de ideas sin juicio alguno, para después pasar a una fase de descarte o incorporación a tu proyecto o creación.

- Descansa. La capacidad de concentración de nuestro cerebro no es infinita y se agota; para ser más eficaces, hay que dar breves descansos a la mente.
- Redefine. Todo proceso creativo involucra tomar decisiones; a veces, lo mejor es soltar el concepto original al que uno se aferra, dar un paso atrás y ver tu proyecto desde un enfoque diferente. ¿Qué hace falta? ¿Qué cambiarías?
- Respira. Gestiona la ansiedad con ejercicios de respiración y técnicas para poner los pies en la tierra: numera y nombra cada uno de los objetos que ves a tu alrededor, cuenta regresivamente del cien al cero o haz una lista mental en orden alfabético de ciudades, películas, artistas, libros o algo que te apasione.
Alguna vez la escritora Jodi Picoult dijo que es posible editar una página mal escrita, pero no una página en blanco; así, ten en mente que crear es un proceso que no siempre es perfecto, pero sí tiene que ser tuyo, con tu ritmo, tus tropiezos, satisfacciones y logros. Hazte consciente de qué causa tu miedo, identifica las acciones que te ayudan a vencerlo, sé paciente contigo mismo y… ¡pon manos a la obra!
