Para escribir una novela debemos convertirnos en pintores de escenarios; en creadores de personajes verosímiles cuyos conflictos interesen al lector; en hábiles tejedores de tramas; en psicólogos capaces de imaginar cómo actuarían unos seres ficticios; en pescadores que enganchen a sus presas con incógnitas irresistibles…
Se trata de un proceso que hemos de realizar con paciencia, determinación y una lupa que nos ayude a encontrar los hilos narrativos que hayan quedado sueltos para que, al final, el tapiz que será nuestra novela resulte armónico y atractivo. Quizá nos tome meses, o incluso años, concluir el proyecto; sin embargo, la satisfacción de ver cómo nuestros personajes cobran vida y se transforman ante nuestros ojos no tiene comparación.
Si realmente deseamos trasladar al papel esa historia que ronda en nuestra cabeza, podemos servirnos de algunos trucos para que la aventura de escribir una novela sea más disfrutable y efectiva:
Planeación, antes que nada
No basta con tener una buena idea, sin importar lo original o ingeniosa que nos parezca. A veces podemos pensar que una simple premisa es todo lo que necesitamos para comenzar a escribir una buena historia; pero, al seguir esta fórmula, lo más probable es que nos encontremos con baches y topes que ralenticen el proceso a tal punto que terminemos abandonando nuestro sueño de escribir una novela. Por eso es importante la planeación, que resultará en una especie de mapa que nos ayude a orientarnos en el mundo que estamos creando.
Antes de entregarnos a la labor de escritura como tal, es recomendable preparar un documento en el que respondamos las siguientes preguntas:
a) ¿De qué tratará la historia? Bastarán unas pocas líneas para explicar el argumento;
b) ¿Quiénes serán los personajes? Podemos decidir su aspecto físico, su personalidad, sus conflictos y sueños, así como la forma en que interactuarán entre ellos;
c) ¿Dónde sucederán los hechos? Resultará útil hacer un bosquejo de los escenarios que aparecerán a lo largo de la historia; y
d) ¿Cuáles serán los principales puntos de inflexión? Es decir, ¿cuáles serán los acontecimientos que pondrán en jaque a los personajes a lo largo de la novela? Hay que tomar en cuenta que, según K. M. Weiland, autor del libro Structuring Your Novel: Essential Keys for Writing an Outstanding Story, el primero de ellos debe aparecer en el primer cuarto de la historia.
Una vez que nuestro mapa está listo, entonces sí podemos esforzarnos por…
(Fotografía cortesía de la autora)
…Comenzar con el pie derecho
Seguramente todos hemos conocido alguna vez a esa típica persona que habla hasta por los codos y nos cuenta sus intimidades y desventuras durante el primer encuentro. Lo más probable es que, tratándose de un(a) extraño(a), no hayamos sentido mucha empatía ni interés por su historia, ¿cierto? Pues bien, lo mismo sucede al empezar a leer una novela. Si el narrador abre con una retahíla de problemas o detalles acerca de un personaje, no sentiremos ganas de seguir leyendo porque —seamos sinceros— acabamos de conocerlo y aún no nos importa tanto.
Con esto en mente, debemos hacer lo posible por darle al lector razones suficientes para quedarse con nosotros desde las primeras líneas. Una manera de lograrlo puede ser presentando a nuestro(a) protagonista y su conflicto con apenas algunos seductores trazos, recordando que muchas veces es mejor demostrar de quién se trata con acciones que con explicaciones. La idea es revelar unos pocos aspectos interesantes de la vida del personaje para que el lector se quede con ganas de saber más, lo cual nos lleva a hablar de…
…El gancho
Desde los primeros párrafos de nuestra historia, y capítulo tras capítulo, debemos lanzar ganchos que atrapen al lector de tal forma que no pueda soltar el libro. Un gancho es aquello que despierta nuestra curiosidad y nos hace preguntarnos qué pasará después o por qué un personaje se comporta de tal o cual forma. Veamos un ejemplo:
La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, una de las novelas más exitosas de las últimas décadas, comienza con las siguientes líneas: “Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados”. En este caso el gancho es prácticamente un ancla, pues la mayoría de los lectores no podrá resistir la curiosidad de saber qué es y dónde se encuentra ese lugar de tan enigmático nombre.
(Fotografía cortesía de la autora)
Un capítulo sin gancho puede hacernos perder lectores, así que es importante estimular constantemente su curiosidad por nuestros personajes y lo que les sucede. Para lograr lo anterior también se necesita…
…Crear personajes verosímiles
Sin importar que nuestra historia sea increíblemente imaginativa y original, meticulosamente construida y tejida con esmero, si nuestros personajes son inverosímiles, todo habrá sido en vano. El lector difícilmente se identificará con ellos y no tendrá interés por saber qué les ocurrirá.
Para que un personaje adquiera tridimensionalidad —o, en otras palabras, para que sea creíble—, debemos esforzarnos por entenderlo(a) del mismo modo en que intentamos comprender a un(a) amigo(a). Una vez que hemos decidido cómo será el aspecto físico, la personalidad y la historia de vida de un personaje, podemos servirnos de la empatía e imaginar lo que se sentiría estar en sus zapatos: ¿cómo enfrentaríamos los conflictos si fuéramos él o ella?
Aunque no sólo debemos enfocarnos en los aspectos psicológicos; para que nuestro personaje gane realismo también es fundamental hablar de la ropa que usa, de sus gustos e intereses, de la decoración de su cuarto y hasta de su comida preferida.
Por último, cabe decir que es recomendable…
…Estar dispuestos a hacer cambios
Si bien la planeación puede resultar de mucha utilidad, hay aspectos que sólo comienzan a entenderse sobre la marcha, mientras exploramos el mundo que estamos creando. A veces es dejándonos secuestrar por la escritura que damos con las mejores soluciones a los problemas planteados o que comprendemos ciertos aspectos de nuestros personajes. Así que, si sentimos que es necesario cambiar la ruta para llegar al lugar que nos hemos propuesto, podemos deshacernos del mapa, confiar en nuestra intuición y dejarnos guiar por ella hasta la última página.