¿Sabes qué es tu huella ecológica? Sí, el granito de arena —o, más bien, voluta de humo— con el que cada una de las personas en este planeta contribuimos a la emisión de gases de efecto invernadero, mismos que son los responsables directos del cambio climático. Si te interesa saber cuál es la tuya, existen varias calculadoras en línea —te recomendamos la de la Plataforma Mexicana del Carbono y la de la compañía colombiana Ecopetrol. La idea no es hacerte sentir culpable, sino motivarte a cambiar tu estilo de vida para llegar a la meta de que la temperatura promedio mundial no aumente más de dos grados centígrados. He aquí cómo contribuir en sentido favorable al planeta y a la vida.
1. Conoce tu huella ecológica
Mediante las calculadoras sugeridas, o alguna otra, calcula tu huella ecológica. En los resultados de Ecopetrol, por ejemplo, se calcula cuántos planetas serían necesarios si ésa fuera la huella de todos los humanos en la Tierra. Cuando el número es 1 o menor, estamos contribuyendo positivamente. Si no, hay que hacer algo al respecto.
2. Disminuye tu huella en el hogar
Convierte tu casa en un espacio ecológico: utiliza sólo focos ahorradores; impermeabiliza, aísla paredes, y sella puertas y ventanas para evitar pérdidas de calefacción o enfriamiento. Prefiere aparatos de bajo consumo y desconecta los que no estén en uso —si tienen un foco rojo encendido, están en modo de espera, no apagados; en ese caso, conéctalos a un contacto múltiple y, cuando no se usen, apaga el contacto. Considera usar formas alternativas de energía: por ejemplo, calentadores solares para el hogar. Reutiliza materiales y muebles viejos, retapizándolos o dándoles nuevo uso, y aparta ropa para trabajar en el hogar, vender, regalar, etcétera. Separa y recicla la basura. Desecha las baterías y equipo electrónico en lugares apropiados, y elige las baterías recargables. Aprende a hacer composta con tu basura orgánica; después la podrás vender o usar como abono. Lo siguiente puede parecerte algo drástico, pero la familia pequeña vive mejor, así que considera la adopción.
3. Ahorra agua
Seca la ropa en tendedero, no en secadora. Bebe agua en tu propia botella, rellenada del garrafón o del filtro. No compres botellas individuales desechables. Elige para tu jardín plantas que requieran poca agua. No laves tu auto muy seguido; cuando lo hagas, usa cubeta —no manguera— o prefiere lugares que usen agua tratada. Utiliza tan poca agua como puedas al bañarte, cierra la llave cuando te enjabones y considera prescindir de la regadera.
4. Mejora tu alimentación
Reduce tu consumo de carne al máximo; prefiere la carne fresca de origen local y si es de granjas orgánicas, mejor. Opta por productos no empacados o con empaques reciclables: es mejor una lata de aluminio que una botella de plástico.
5. Reduce tus compras
Antes de comprar algo, piensa si realmente lo necesitas. Prefiere productos durables que económicos —los reemplazarás constantemente. Lleva tus propias bolsas reutilizables al súper y no aceptes bolsas de plástico. Elige productos perecederos locales y de temporada —el transporte de productos desde lugares lejanos genera emisiones de bióxido de carbono. Cultiva tu propio huerto en casa. Si vas a usar poco un artículo, pídelo prestado a tus vecinos, familiares o amigos, o considera uno de segunda mano.
6. Optimiza tu transportación
Considera seriamente dejar tu automóvil; si no es opción prescindir de él, usa uno que contamine poco, por su poca cilindrada o por ser híbrido. En ese caso, acelera paulatinamente y prefiere una velocidad moderada, con la que optimizas el consumo de combustible. Mantén tu vehículo afinado y las llantas bien infladas. Planea tus rutas y horarios para evitar embotellamientos. Utiliza el transporte público en la medida de lo posible; como segunda opción, emplea taxis o similares. Explora la posibilidad de movilizarte en bicicleta por la ciudad; eso tal vez requiera que te mudes más cerca de tu lugar de trabajo; el home office es una alternativa más. Para viajes foráneos, si tienes tiempo y disposición, prefiere el tren o el autobús al avión.
7. No sólo dejes de hacer: haz
Si tu huella es baja, no debes dormirte en tus laureles. Puedes contribuir con organizaciones que están trabajando para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. También es posible hacer proselitismo con amigos y conocidos para, al menos, plantearles la idea de que es necesario que cada uno de nosotros modifique sus hábitos dañinos para la gran casa de todos: la Tierra.