Desorden narcisista de personalidad: cinco claves para entenderlo

Michelle Medrez

Michelle Medrez

El tutorial

Hace más de dos mil años, en la antigua Grecia surgió el mito de Narciso, un joven hermoso que rechazó el amor de la ninfa Eco y que, por esa razón, recibió el castigo de enamorarse de su propia imagen reflejada en un estanque, lo que a la postre lo llevó a la muerte, pues se arrojó a dichas aguas. Hoy en día, el llamado trastorno narcisista de la personalidad contempla dos de las características que señala el mito: la vulnerabilidad del ser y una auto importancia exagerada. Revisemos cinco claves para entender este trastorno:

Clave #1

La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM, por sus siglas en inglés) enumera nueve criterios para el trastorno narcisista de la personalidad y precisa que, para diagnosticarlo, se debe cumplir con al menos cinco. Entre ellos están: tener un sentido exagerado de la propia importancia, preocuparse por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal, asumir que se es “especial” y sólo se puede ser comprendido por otras personas especiales, requerir una admiración excesiva, no estar dispuesto a reconocer los sentimientos y necesidades ajenas, mostrar envidia por otros o creer que los demás le tienen envidia, y manifestar conductas arrogantes y altaneras.

Clave #2

Por su parte, psicólogos como Leon F. Seltzer señalan otras características que no están integradas en el del DSM, pero que resultan muy evidentes cuando hablamos de este trastorno: por ejemplo, quienes lo padecen reaccionan exageradamente a las críticas o a cualquier acto que interpreten como una evaluación negativa de su personalidad o desempeño; de modo que si se les hace una pregunta que podría obligarlos a admitir alguna vulnerabilidad, deficiencia o culpabilidad, son propensos a mentir para no reconocer tal falta y suelen cambiar apresuradamente el tema o responder como si les hubieran preguntado algo completamente diferente.

Queda claro que estas formas de proteger su exagerado, pero frágil ego, hacen que la reacción ante cualquier diferencia de opinión sea de rabia o de ira, y usan esa emoción para redirigir cualquier evaluación desfavorable sobre sí mismos hacia el exterior, valiéndose incluso de groserías e insultos.

Clave #3

Este patrón persistente de autoimportancia y grandiosidad adopta diferentes formas y, aunque no están validadas por el DMS o alguna institución de salud, especialistas en salud mental han establecido clasificaciones para entender mejor este padecimiento. Entre las manifestaciones más difundidas se encuentran:

Narcisismo vulnerable

Los trastornos depresivos y de ansiedad suelen asociarse a este tipo de narcisista. Se caracterizan por tener grandes altibajos en lo que respecta a su autoestima y su valía, lo que los hace parecer personas retraídas y vulnerables. Requieren y buscan a toda costa ser reconocidos y aprobados, suelen ser incapaces de superar su propia sensibilidad y sus fracasos percibidos. Una preocupación desmedida por el éxito podría ser un indicador de este tipo de narcisismo.

Narcisismo exhibicionista

Suelen presentar una imagen de éxito y una personalidad segura y decidida; sin embargo, su supuesta superioridad la otorga su estatus económico, su posición en el trabajo o la belleza física, y es a partir de estos atributos que suelen imponer su voluntad a los demás. Hacen referencia constante a su supuesta alta autoestima y a la importancia de sus logros.

Narcisismo perverso

Estas personas son más proclives a mostrar niveles altos de ira y hostilidad que aquellas con otros tipos de narcisismo. El psicólogo John Mayer considera a éste el tipo más grave de narcisismo, pues se trata de individuos que suelen ser muy egoístas, buscan a toda costa conseguir lo que quieren y, además, el dolor y el drama siempre está presente en la vida de quienes los rodean. Este tipo de narcisista no recurre a tratamiento psicológico porque no se da cuenta de que lo necesita.

Clave #4

Desde 1989 hasta la fecha, estudios como los realizados por Salman Akhtar y Marc Lukowitsky refieren que el narcisismo es una máscara grandilocuente que oculta un Yo frágil, e incluso muestran que los estados del Yo magnificados oscilan o coexisten con estados del Yo vulnerables y con la desregulación afectiva.

A través de la medición de la presión arterial y del cortisol, y de la neuroimagen para registrar la actividad de ciertas zonas cerebrales, investigadores como Harriet C. A. Moyes, Christina M. Bradley y Meenakshi Menon han teorizado que los narcisistas viven expuestos a la amenaza del ego en términos de fracaso, exclusión social o confrontación, lo que implicaría que el desorden narcisista es, en el fondo, una hipersensibilidad a situaciones que les provocan angustia y estrés.

Clave #5

Se ha dado por sentado que las personas narcisistas carecen de empatía; hoy esta idea se ha reformulado para decir que estas personas no siempre están dispuestas a empatizar, lo que se traduce en una falta de voluntad, pues la vulnerabilidad y necesidad de autoprotección limita su libertad para expresarla. No es que carezcan de empatía: consciente o inconscientemente, no desean sentirla.

Esto deriva en el hecho de que, en muchas situaciones en las que cabría esperar que empatizaran, sus limitaciones activan una sensación de impotencia, una vulnerabilidad imaginada, seguidas de respuestas relacionadas a la vergüenza y con matices como vergüenza-miedo o vergüenza-ira; por tanto, especialistas como Helen Lewis proponen que en realidad estas conductas altaneras y frías no son más que instintos de autoprotección.  

Aún queda mucho por investigar y por saber, y en ese sentido las neurociencias tendrán un aporte decisivo en la comprensión y desmitificación de este trastorno. Si te identificaste con alguno de los rasgos descritos en este texto, has tenido problemas por ello y crees que podrías sufrir de este trastorno, lo más recomendable es que busques la ayuda de un especialista.

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