El cine artesanal de Michel Gondry

El cine artesanal de Michel Gondry
Davo Valdés de la Campa

Davo Valdés de la Campa

Creatividad

Existen pocos cineastas poseedores de un estilo propio. Y con “estilo propio” me refiero a las características formales —por ejemplo, el modo de construir los encuadres o la paleta de colores— y narrativas que permiten a un espectador reconocer a simple vista la obra de un director determinado.

Wes Anderson es un cineasta con estilo propio, por ejemplo; Quentin Tarantino es otro, por citar a dos directores con propuestas definidas. Y Michel Gondry es uno más, cuyo estilo se define a partir de efectos de cámara, desestructuración del espacio y tiempo, texturas visuales, uso de animación stop-motion y dibujos
 animados, multiplicación y repetición de objetos, encuadres arriesgados, uso excesivo del contrapicado y de tonos pálidos, alteración de la proporción de los objetos, y el despliegue de un universo de máquinas y engranajes fantásticos que van de lo cruel a lo onírico. Pero sobre todo, Gondry se distingue por su oficio artesanal, ya que se rehúsa a usar efectos especiales en posproducción e intenta que todo lo mágico del cine ocurra durante la filmación. Quizá por eso algunos lo consideran un heredero del mago Georges Méliès. [1]

Antes de destacar en el séptimo arte, Gondry se hizo famoso en el circuito de los videoclips de MTV: en los inicios de su carrera, dirigió videos de la banda Oui Oui, de la que era baterista, y más tarde tuvo la oportunidad de realizar algunos de los mejores videoclips de la historia: “Declare of Independence” de Björk, “Around the World” de Daft Punk, “Fell in Love with a Girl” y “The Hardest Buttom to Buttom” de The White Stripes, “Mad World” de Gary Jules —para la banda sonora de Donnie Darko—, “Everlong” de Foo Fighters y “Let Forever Be” de The Chemical Brothers.

Su primer largometraje, Human Nature (2001) contó con un guión del talentoso Charlie Kaufman y se presentó en el Festival de Cannes. La crítica y la audiencia no lo recibieron con mucho entusiasmo; sin embargo, ya llevaba la semilla de lo que sería su estilo personal. En 2004, sorprendió al mundo con Eternal Sunshine of the Spotless Mind, protagonizada por una pareja dispar: Jim Carrey y Kate Winslet. La película cuenta, en complicados saltos de tiempo, una historia de desamor que reflexiona sobre el olvido, sobre lo que sucede cuando una relación termina y si es posible realmente olvidar a alguien. El filme obtuvo reconocimiento tanto del público como de la crítica especializada, y la Academia lo reconoció con el Óscar al Mejor Guión —el cual compartió con Charlie Kaufman, la mente maestra detrás de Being John Malkovich (1999) y Adaptation (2002).

En 2006, Gondry decidió aventurarse a escribir su propio guión. El resultado: La science des rêves, extraña película que fue protagonizada por el actor mexicano Gael García y la francesa Charlotte Gainsbourg. La película cuenta la historia de Stéphane, un joven recién llegado a Francia que padece un extraño trastorno: confunde sus sueños con la realidad y no puede definir el límite entre ambos. Por esa razón, se ve inmerso en situaciones raras y bochornosas que de pronto encuentran equilibrio cuando conoce a Stephanie, su vecina. El resto se convierte en una entrañable y particular historia de amor que retuerce la idea de vivir los sueños hasta sus últimas consecuencias.

"La science des rêves"

Dos años después, Gondry colaboró con los directores Leos Carax y Bong Joon-Ho para crear Tokyo, una antología fílmica en torno a la capital japonesa desde la particular visión de cada uno de ellos. Ese mismo año, estrenó la genial Be Kind Rewind —protagonizada por Jack Black y Mos Def—, cuya trama sigue a un par de amigos que, en su afán de salvar una vieja tienda de cintas VHS, recrean clásicos cinematográficos a su manera y con muy bajo presupuesto —o “sweded”, como le llaman a ese estilo. A partir de esa premisa, el director lanzó el libro You’ll Like This Film Because You’re In It. The Be Kind, Rewind Protocol, una especie de guía inspiracional para cineastas independientes; además, armó la exposición interactiva itinerante “The Home Movie Factory“, en la que los asistentes podían crear su propia película con el maquillaje, las escenografías y los vestuarios ahí dispuestos.

En 2009, el cineasta francés lanzó un capricho personal llamado L’épine dans le coeur, un documental atípico que muestra la vida cotidiana de su tía Suzette, y que de cierto modo es una autobiografía parcial. En 2013, presentó otro extraño documental sobre el célebre lingüista Noam Chomsky: Is the Man Who Is Tall Happy?, que nos revela a un Gondry cómodo en el quehacer fílmico, al traducir las ideas de Chomsky de forma simple y atinada en animaciones tradicionales que resultan divertidas, creativas y ejemplares. A pesar de sus tropiezos discursivos, su escaso manejo del inglés o sus ideas limitadas sobre ciertos temas, Gondry contrapuntea acertadamente con el intenso diálogo de Chomsky, quien lo mismo habla de la evolución que del nacimiento de la ciencia moderna y la gramática generativa, así como del cristianismo primitivo.

Su película más comercial —y, para muchos, su gran tropiezo— es la nueva versión de The Green Hornet (2011), que no fue bien recibida por la crítica y el público, quizá porque el director vio coartada su libertad creativa y dejó que el tono de la película se convirtiera en una comedia de Seth Green, su protagonista. Al respecto, el propio Gondry dijo en alguna entrevista: “A veces es mejor tener menos dinero y más libertad”. Su siguiente proyecto no tuvo relevancia comercial pero implicó la vuelta a sus orígenes independientes, con una historia sencilla en producción pero compleja en trama: The We and the I, que retrata el regreso a casa de un grupo de jóvenes preparatorianos recién graduados, cuya despedida sucede en el autobús en el que viajarán juntos por última vez.

A sus cincuenta años, Michel Gondry recuperó su estatus de director de culto y atrajo a un público más amplio al retomar el estilo que lo hizo famoso: Mood Indigo, una cinta protagonizada por Audrey Tautou y Romain Duris —basada en la novela La espuma de los días de Boris Vian— retrata la vida de una pareja que parece ser perfecta, hasta que una extraña enfermedad de la esposa complica las cosas de manera trágica. La película está impecablemente filmada y construida de un modo tan artesanal e íntimo que uno no puede sino sumergirse en una trama que comienza con tonos vibrantes y cursis, y termina en dramáticos grises.

"Mood indigo"

Finalmente, en 2015 Michel Gondry lanzó Microbe And Gasoil, una cinta escrita  y dirigida por él en la que dos adolescentes deciden construir un vehículo para escapar de un entorno hostil, aunque sea por un tiempo. Se trata de un filme en el que es evidente la continuación de su estilo particular, una manera de hacer cine a la cual es fiel y constante, una forma artesanal que dota a las películas de un aura mágica y enternecedora, nostálgica y única.

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[1] Georges Méliès (1861-1938) fue un ilusionista y cineasta francés, considerado el pionero del cine fantástico en virtud de que fue el primero en construir narrativas y experimentar con efectos de cámara. Se estima que sobreviven cerca de doscientos de los quinientos filmes que realizó. Su cortometraje más conocido es Le voyage dans la luneViaje a la luna— (1902).

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