¿Cuál es el significado de un saludo?¿Qué oculta y qué revela el acto de saludar? ¿Cuál es el origen de esta acción? A continuación damos una mirada psicológica al simbolismo del acto cotidiano de dar la mano.
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Hace unos días conocí a una mujer. Cuando me dio la mano fue una acción tan fugaz que sólo sentí un ligero calor en mi palma, como cuando uno se acerca ligeramente a la flama. Varias cosas pasaron por mi cabeza: quizás estaba pensando en otra cosa, quiso marcar su distancia, o tal vez se trata de una mujer insegura. Todo esto porque la forma en la que saludamos tiene mucho que ver con lo que somos y con lo que pensamos de nosotros mismos. De hecho, nuestro saludo no está enfocado sólo en la persona a la que damos la mano.
Sabemos que un saludo es un ritual y un código que señala cortesía y educación; es el inicio del contacto, el reconocimiento de la existencia del otro, una manifestación de aprecio y una forma de alentar tu ser social, y también demuestra el tipo de relación que tienes o que quieres establecer con la otra persona. ¿O acaso saludas igual a un amigo que hace mucho tiempo no ves que al amigo de tu hermano al que apenas conoces?
Pongamos, por ejemplo, una entrevista de trabajo: si tienes la certeza de que el reclutador te contratará si te muestras competente, eso está estrechamente ligado con la relación que estableces con el reclutador; por eso te centras en él y no en ti mismo. Si tienes claro tu objetivo en la mente, eso te llevaría a mostrarte entusiasta y abierto al diálogo, lo que hace necesario un paso previo: reconocer al otro y darle su lugar en ese intercambio. Al final del día, uno no saluda a todas las personas con las que se topa.
Edward T. Hall, antropólogo estadounidense que asentó la proxémica o el estudio de la comunicación no verbal y del espacio personal, llegó a la conclusión de que la distancia que cada persona guarda durante la interacción no sólo tiene que ver con la cultura a la que la persona pertenece, sino con la percepción que tiene de su propio espacio y de su intimidad personal.
Un apretón de manos —o como te contaba al principio, la falta de éste— habla de la confianza en ti mismo y hacia la vida. La mujer de mi anécdota seguramente no sabía que su saludo blando y de paso —catalogado por algunos especialistas como “de guante”— puede desencadenar respuestas no deseadas en los otros: conductas frías, saludos inconsistentes o relaciones interpersonales basadas en la desconfianza. Así lo prueba un estudio de la Universidad William Chaplin, ubicada en Alabama, cuyo objetivo era concluir lo que generaba un apretón de manos: los investigadores refirieron que las mujeres que demuestran estar abiertas a nuevas experiencias, intelectuales y libres, generan esa impresión por la firmeza de su saludo, a diferencia de los varones que, al hacerlo demasiado fuerte, denotan lo contrario; es decir, entre varones, a menor apertura más fuerte es el saludo.
La duración del saludo también es una variable importante: en muchas ocasiones se han criticado los prolongados y excesivos saludos del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre todo cuando se trata de estrechar la mano con alguno de sus homólogos. Aunque podemos pensar que este apretón dura más de lo normal, no podemos saber si Trump es consciente de su invasión al espacio personal de los demás; lo que sí es un hecho es que cuando alguien penetra tu espacio personal, la amígdala cerebral reacciona generando estrés y, por ello, sientes ganas de salir corriendo o responder de forma violenta. Una situación similar sucede cuando alguien que no conoces bien se acerca a ti y se mantiene muy cerca, a pesar de ya haberte saludado y de tus intentos por mantener cierta distancia.
Finalmente, está también el saludo con un beso en la mejilla; o, por lo menos, con el gesto de hacerlo, pues muchas personas sólo avientan un beso sonoro al vacío, el cual no pasa desapercibido a los sentidos del interlocutor. Durante este acto, la mayoría de la gente inclina su cabeza hacia la derecha para recibir el saludo, lo cual complica las cosas a los zurdos, quienes de vez en cuando recibimos un choque de lentes o de cara.
Por supuesto, también entra en juego nuestro espacio, la cultura, la región y un espacio proxémico distinto, pues el espacio personal y corporal tiene gran relación con la confianza que uno siente y con el lugar donde sucede la interacción. Así, el saludo depende de las características de cada persona, de su historia de vida, de sus códigos sociales y preferencias; pero un poco de conciencia en tus saludos y en la forma que afectan tus relaciones puede cambiarte la vida.