¿Es válido censurar el arte cuando ofende?

¿Es válido censurar el arte cuando ofende?
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Creatividad

La censura consiste en modificar o suprimir un objeto material o verbal porque su contenido no se alinea con los planteamientos políticos, morales o religiosos de una organización o sociedad específicas. Esto ha ocurrido a lo largo de la historia en muchas ocasiones, ya que es la forma en que los grupos en el poder limitan el flujo de ideas críticas hacia ellos o hacia un sistema que no beneficia a la mayoría de la población; así, limitar la libertad de expresión es una característica de los estados totalitarios y de ciertas organizaciones opresivas.

“Art is power” o “El arte es poder” es la frase inicial del libro Takedown: Art and Power in the Digital Age de la autora iraní Farah Nayeri. Su planteamiento es que las obras de arte tienen el poder de generar reacciones emocionales e intelectuales: mirar una pintura, escuchar una canción, ver una escultura o una pieza de ballet puede provocar reflexiones acerca de la condición humana, las aspiraciones individuales y colectivas, y también despertar el descontento de ciertos sectores de la población.

La censura, a pesar de ser una herramienta para controlar la opinión pública, se ha empleado con la justificación de “proteger” al público de imágenes o ideas que podrían herir su susceptibilidad o atentar contra la moral pública. La censura por ofensa política o moral es subjetiva, pero se tolera bajo la premisa de que el material no debe circular porque las diversas interpretaciones de sus mensajes pueden resultar peligrosos para la sociedad en general.

"Open Casket", de Dana Schutz

Un ejemplo de lo anterior es la pintura abstracta Open Casket de Dana Schutz, en la que se representa el ataúd abierto de Emmet Till, un chico afroamericano de catorce años que fue secuestrado, golpeado y asesinado el 28 de agosto de 1955 por dos hombres blancos. La obra fue exhibida en 2017 en el Whitney Museum of American Art en Nueva York, dentro de una exhibición enfocada en la temática racial; pero, como Schutz es una artista blanca, despertó el descontento de una parte del público que consideró que se estaba “apropiando” del evento con su obra y que no debía beneficiarse por tratarse de una tragedia de la comunidad negra.

Al volverse un caso mediático, se pidió que la pintura no sólo fuera retirada, sino también destruida para evitar que Schultz la vendiera. Esta petición provocó reacciones polarizadas en la escena artística: Whoopi Goldberg, por ejemplo, se dirigió a la persona que hizo la solicitud: “Si eres una artista, jovencita, deberías estar avergonzada; porque si alguien decide que no le gusta tu arte, ¿entonces qué?”. El museo decidió mantener la obra de Schutz en exhibición, lo que provocó intensas discusiones acerca de la apropiación cultural, el racismo y la falta de representación de la perspectiva negra en los museos de Estados Unidos. Para muchos, tan sólo por esas discusiones y reflexiones la exhibición de Open Casket valió la pena.

Otra obra que desató una respuesta similar fue la instalación de acero y madera Scaffold, del artista estadounidense Sam Durant, que representaba las horcas usadas en los Estados Unidos y buscaba provocar reflexiones en torno al racismo, la pena capital y el sistema criminal de justicia estadounidense. En ella se representaron las ejecuciones de Saddam Hussein en 2006, la de Billy Bailey en 1996 y la de treinta y ocho hombres de pueblos originarios de Dakota, que tuvo lugar en Mankato, Minnesota, en 1862; ésta última suscitó un gran descontento.

"Scaffold", de Sam Durant

Se argumentó que Durant, un artista blanco de Los Ángeles, no consultó con nativos americanos para la realización de la obra y que la exhibición se llevó a cabo en el mismo territorio que una vez perteneció a este pueblo nativo —el Walker Art Center, en Minneapolis, Minnesota—. Se apeló a la falta de sensibilidad de Durant con consignas como: “El genocidio no es arte”, “No es tu historia”, “No en nombre de mis ancestros”. Representantes de los nativos, incluyendo a descendientes de los ejecutados, también solicitaron su destrucción. Ante la presión, Durant cedió los derechos de la obra, que fue retirada y, poco después, enterrada en secreto.

En la historia del arte podemos encontrar innumerables ejemplos de obras creadas por artistas —en su mayoría hombres— que abusaron de su posición de poder, cometieron delitos de todo tipo y lograron salir indemnes sólo por su fama. Tal es el caso de la obra titulada Spiritual America, del controvertido fotógrafo estadounidense Richard Prince, que fue exhibida en el Tate Museum en Londres en 2009: se trata de una fotografía de una fotografía —retrografía, les llama Prince— que otro fotógrafo, Garry Gross, hizo de Brooke Shields a la edad de diez años, desnuda, con mucho maquillaje y en una tina. Tras una intensa batalla legal por parte de la madre de Shields y de Gross, la obra fue retirada de la exhibición por la policía.

Quema de un libro

Cada uno de los casos mencionados toca temas sensibles para distintos sectores de la población y, hasta cierto punto, su reacción es entendible pues se trata de muertes y de exhibición sexual de una menor de edad. La sociedad se ha transformado y, con ella, el código moral de lo aceptable y reprobable, así que no debería sorprendernos que los artistas, críticos y espectadores pongan en tela de juicio obras actuales y del pasado; no obstante, debemos tener en mente que la censura es una herramienta para controlar la opinión colectiva, debilitar el pensamiento crítico y coartar la libertad para tomar decisiones; es decir, la decisión de consumir o no la obra.

Como individuos, debemos ser críticos ante este tipo de situaciones y analizarlas con perspectiva ética. Fomentemos el debate acerca de la libertad creativa y de expresión, no con el objetivo de silenciar perspectivas distintas a la nuestra, sino para conseguir acceso democrático a la creación y consumo de arte responsable. Las preguntas que provocan obras como estas siguen siendo las mismas: ¿basta con que un grupo de personas considere ofensiva una obra para que sea destruida? ¿Es necesario haber vivido un evento para tener derecho a representarlo en una obra de arte? ¿La censura es siempre negativa o puede tener matices positivos? ¿Se puede y debe regular el proceso y producto creativo?

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