Experiencias cercanas a la muerte: la delgada línea entre el cerebro, la mente y el espíritu

Experiencias cercanas a la muerte: la delgada línea entre el cerebro, la mente y el espíritu

Montserrat Aguilar

Una de las grandes incógnitas en la historia de la humanidad es si la conciencia permanece tras la muerte del cuerpo físico. Filósofos como Baruch Spinoza (1632-1677) han intentado desentrañar este vínculo entre el cerebro, la mente y el espíritu, una cuestión que atraviesa la filosofía, la psicología, las ciencias y la espiritualidad. Y aunque científicos afirmarían que la mente y el cerebro son lo mismo, las experiencias cercanas a la muerte parecen demostrar lo contrario.

Una de las primeras preguntas que podemos hacernos es: precisamente, ¿dónde o en qué momento acaba la vida? Si bien la muerte física es ese horizonte tras el cual nuestro cuerpo deja de funcionar, ¿qué sucede después con nuestra consciencia? Vale la pena adentrarnos en esta pregunta y examinar los últimos hallazgos científicos de las experiencias cercanas a la muerte (ECM).

Seguramente has escuchado que mucha gente, al morir, se ve a sí misma en un túnel al final del cual le espera una luz muy brillante. Y aunque puede sonar a mito o a creencia religiosa, desde la década de 1970 muchos médicos han investigado el fenómeno y documentado numerosos casos de personas que por instantes mueren y, al resucitar, reportan haber tenido estas experiencias.

La luz al final del tunel

Por ejemplo, el cardiólogo holandés Pim van Lommel —autor de Consciousness Beyond Life, un libro publicado en 2007— encontró que el 18% de los pacientes con ECM recordaban haber estado muertos clínicamente. Algo similar reporta el doctor Sam Parnia, quien en un artículo afirma que una de cada cinco personas que sobrevive a la reanimación cardiopulmonar tras un paro cardíaco puede describir experiencias lúcidas de la muerte.

La experiencia mística de las ECM

Según la Asociación Internacional de Estudios Cercanos a la Muerte —IANDS, por sus siglas en inglés—, una ECM es “un evento psicológico profundo que puede ocurrir a personas en riesgo de muerte o en fuertes crisis físicas o emocionales. Al incluir elementos trascendentales o místicos, suele constituir una intensa vivencia para la consciencia del paciente y no es una patología mental”.

Las anécdotas de los sobrevivientes se caracterizan por patrones que se repiten: ver una luz blanca cegadora, muchas veces al final de un túnel; experimentar una sensación de desprendimiento del cuerpo, así como sentir una paz y amor incondicional profundos. También hablan del encuentro con “seres de luz” o con familiares y seres queridos que ya han fallecido.

Desde luego, las religiones y las doctrinas espirituales toman este fenómeno como una evidencia de que la mente no muere y sólo trasciende a otro plano donde continúa la consciencia. Pero en el campo de la medicina y las neurociencias aún no se cuenta con evidencias suficientes para afimar cabalmente que se trata de un fenómeno espiritual o si sólo es la alucinación de un cerebro que agoniza.

Posibles explicaciones científicas

En su estudio, el doctor Parnia detectó actividad cerebral y la presencia de ondas gamma en pacientes que están falleciendo. Estas ondas aparecen en momentos de profunda meditación o al recolectar recuerdos, lo que podría explicar la famosa experiencia de “ver pasar tu vida frente a tus ojos” que refieren los pacientes tras una ECM, algo que genera controversia pues durante la muerte clínica el cerebro deja de recibir oxígeno.

Estudiar del cerebro en la muerte

Por su parte, el doctor Bruce Greyson —experto en ECM y su relación con la espiritualidad, y autor del libro After: A Doctor Explores What Near-Death Experiences Reveal about Life and Beyond (2021)— explica esta reacción como una respuesta psicológica o un mecanismo de defensa para afrontar la muerte, con sugestiones influidas por la cultura del sujeto; no obstante, admite que no hay evidencia empírica para respaldarlo. Otras teorías aducen que se trata de una respuesta biológica donde el cerebro usa todas sus energías para un último gran esfuerzo de supervivencia.

Una visión radical la aporta el médico español Manuel Sans Segarra, quien en su práctica profesional estudió de primera mano cientos de casos de personas que estuvieron clínicamente muertas y afirma tajantemente que la muerte física no es el fin de nuestra existencia y que una parte de nuestra consciencia —que él llama supraconsciencia— sobrevive y es eterna.

La muerte cambia tu vida

Si damos por cierto que las ECM existen, una pregunta pertinente es: ¿qué le sucede a las personas tras vivir una experiencia así? En su estudio, el doctor Pim van Lommel aclara que las personas que son resucitadas tras un paro cardiaco pierden el miedo a la muerte —a veces, sólo dicen temer al sufrimiento físico que ésta implica—, presentan una transformación en su actitud hacia la vida e incluso generan una mayor sensibilidad intuitiva; el lado oscuro de todo es una tasa de rechazo superior al 70% de parte del personal de salud y de la familia. Y es que regresar de la muerte es complicado, pues el proceso de aceptación e reintegración puede generar depresión, añoranza y soledad.

Aunque aún no podemos esclarecer la verdadera naturaleza de las experiencias cercanas a la muerte y si realmente son pruebas de una vida extracorpórea, es muy cierto que éstas son cada vez más comunes gracias a los avances de la medicina que permiten revivir a las personas. Actualmente, cientos de hospitales e instituciones de salud, así como la comunidad médica y científica, estudian cada vez más el tema y es probable que en unos años tengamos mayor claridad sobre las fronteras del cerebro, la mente y la consciencia.

Si bien no se sabe si existe vida más allá de la muerte física, las historias que cuentan los pacientes que estuvieron “del otro lado” llenan a muchos de paz y de esperanza, ya que en general estas experiencias son profundamente positivas, luminosas y de reencuentro con seres queridos, algo que para muchos es una señal de lo que hallaremos al cerrar los ojos para siempre…

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