Joyas cinematográficas olvidadas de los años 80

Joyas cinematográficas olvidadas de los años 80
Josué Ortega Zepeda

Josué Ortega Zepeda

Durante la década de los 80, el cine vivió una auténtica explosión de creatividad que consolidó sagas que hoy son parte del imaginario colectivo. Películas como Back to the Future (1985), Star Wars: El imperio contraataca (1980), Indiana Jones: En busca del arca perdida (1981), The Goonies (1985), Blade Runner (1982), Ghostbusters (1984) y Gremlins (1984) marcaron una época y dejaron una huella imborrable en generaciones enteras. Estos títulos dominaron la taquilla y transformaron la industria, por lo que se convirtieron en íconos de la cultura pop. Sin embargo, existen otras películas igualmente valiosas que, por diversas razones, no alcanzaron la misma notoriedad en aquellos años. Estas joyas cinematográficas, aunque menos conocidas, ofrecen experiencias memorables, innovadoras y profundamente inspiradoras. A continuación les platicaré sobre cinco de ellas que dejaron una huella indeleble en mí:

Krull (1983), dirigida por Peter Yates, es una epopeya de fantasía y ciencia ficción que narra la historia de un príncipe que debe rescatar a su prometida de una criatura llamada La Bestia, que ha invadido su planeta. La película destaca por su combinación de magia, tecnología y escenarios majestuosos. Aunque fue un fracaso comercial durante su estreno, con el paso del tiempo ha ganado un estatus de culto por su ambiciosa visión y originalidad. Entre su elenco figuran actores que luego serían muy reconocidos, como Liam Neeson y Robbie Coltrane. Krull es una muestra de cómo la pasión por contar historias de fantasía puede superar las barreras del tiempo y el olvido, inspirando a nuevas generaciones de realizadores.

Cartel de "Krull" (1983)

Fright Night (1985), dirigida por Tom Holland, revitalizó el cine de vampiros al mezclar el horror clásico con el humor y el comentario social. La historia sigue a un adolescente que descubre que su vecino es un vampiro, lo que desencadena una serie de eventos escalofriantes y entretenidos. Uno de los momentos más recordados e innovadores es la escena de la siniestra discoteca, que anticipa momentos después icónicos en otras películas, como The Matrix y Blade, donde el vampiro seduce a su víctima al ritmo de música dark wave, un estilo musical que en ese entonces apenas comenzaba a definirse. Esta película no solo reescribió el género, sino que también abrió el camino para una nueva ola de cine de horror moderno. Fright Night es una lección de cómo reinterpretar lo clásico con frescura y audacia.

Clash of the Titans (1981), dirigida por Desmond Davis y producida por el legendario Ray Harryhausen, es una de las últimas grandes obras del stop-motion clásico. Basada en la mitología griega, narra las aventuras de Perseo mientras enfrenta a criaturas míticas como Medusa y el Kraken. Aunque fue opacada con el tiempo por el avance de los efectos digitales, esta película sigue siendo una obra maestra del cine artesanal. Su estética, su música épica y el talento de Harryhausen en los efectos especiales han influido en múltiples cineastas contemporáneos. Clash of the Titans es una inspiración para quienes valoran el arte de crear mundos imposibles con medios tangibles y poseen un profundo amor por la narrativa mitológica.

Cartel de "Clash of the Titans" (1981)

Young Sherlock Holmes (1985), dirigida por Barry Levinson y escrita por Chris Columbus, es una adaptación libre que imagina a Sherlock Holmes y John Watson conociéndose en su juventud. A pesar de no ser canónica, la película sorprendió por su sólida narrativa y su ambientación victoriana. Esta historia de misterio adolescente combina el suspenso clásico de Conan Doyle con una sensibilidad moderna, lo que le otorga una personalidad única que, curiosamente, anticipa muchas de las dinámicas vistas en la saga de Harry Potter, especialmente en la representación de un internado británico lleno de misterio –Columbus escribiría años después la adaptación cinematográfica de la primera entrega del joven mago. Young Sherlock Holmes demuestra cómo una mirada fresca a personajes clásicos puede resultar en una experiencia cinematográfica emocionante y entrañable.

Por último, The Wiz (1978), dirigida por Sidney Lumet, es una reinterpretación del clásico cuento de El Mago de Oz con un elenco completamente afroamericano, encabezado por Diana Ross como Dorothy y Michael Jackson como el Espantapájaros. La película traslada la historia a una versión urbana y estilizada de Oz que refleja la vida en la ciudad de Nueva York, combinando elementos de fantasía con una fuerte identidad cultural afroamericana. A pesar de que en su momento no fue bien recibida por la crítica y tuvo un desempeño modesto en taquilla, con el tiempo ha sido reivindicada por su audaz propuesta visual, su música blues, disco, soul y funk, y la energía de sus interpretaciones. The Wiz es una reinterpretación meditativa y conmovedora —con una clara influencia del budismo y el cristianismo— sobre la búsqueda del hogar que nos recuerda que ese sitio que anhelamos muchas veces ya reside en nuestro interior.

Estas películas, aunque menos populares, son testamentos del ingenio y la audacia que definieron el cine de los 80. Con enfoques únicos, efectos innovadores y narrativas emocionantes, cada una de ellas ofrece algo especial para los cinéfilos que buscan algo más allá de lo convencional. Son recordatorios poderosos de que la grandeza no siempre viene acompañada de fama, y de que en los rincones menos explorados del cine se encuentran verdaderas joyas capaces de dejar una marca imborrable en nuestros corazones.

Cierre artículo

Recibe noticias de este blog