La inteligencia artificial, ¿puede ayudarte a ser mejor escritor de ficción?

La inteligencia artificial, ¿puede ayudarte a ser mejor escritor de ficción?
Luis Fernando Escalona

Luis Fernando Escalona

Como escritor, cuando escuché que había gente “escribiendo” con inteligencia artificial (IA), me pregunté si en verdad se podría redactar mejor con la ayuda de la tecnología. Entonces, decidí vivir la experiencia de interactuar con el chatbot de IA generativa más popular del momento, ChatGPT, a partir de dos experimentos: por un lado, le solicité información acerca de un tema específico y, por el otro, le pedí al chatbot que escribiera una historia de ficción.

En el primer caso, definí el siguiente perfil: “Quiero que me des información general sobre el romanticismo”; si has usado ChatGPT, sabes que los resultados aparecen en menos de un minuto, lo que puede ahorrarnos horas de investigación. Sin embargo, como la IA es muy imprecisa, se tienen que corroborar los datos, los nombres y las fechas que arroja. En una ocasión, le pedí información sobre autores latinoamericanos y entre ellos incluyó a René Avilés Fabila, pero erró al proporcionar el título de una de sus novelas; tuve la fortuna de conocer al autor y tratarlo de cerca, así que detecté de inmediato el error y se lo hice saber.

Interactuar con ChatGPT

El problema con este chatbot —o, al menos, con la versión gratuita— es que carece de criterio, por lo que los datos que recopila y arroja dependen por completo de los algoritmos y de la información que millones de usuarios comparten. Por ello, si tu texto incluye datos o cifras específicos, es esencial que siempre cotejes que la información sea correcta; en estos casos, la IA puede darte ciertos datos y asistirte con una redacción básica, pero no te libra de la “talacha” de investigar.

Entonces, mi primera conclusión es que la IA puede ser de ayuda para quienes tienen buenas ideas pero mala redacción, o para aquellos que deben generar un cierto volumen de textos o contenidos a destajo y que no exigen demasiada precisión, pero jamás sustituirá el conocimiento, la originalidad, la capacidad de relacionar conceptos y la opinión de una persona tras el teclado.

En el otro lado de la balanza está la creación literaria y las personas que afirman que se puede hacer con IA; es decir, cuentos, narraciones y hasta novelas que el chatbot escribe por ti tras definir una serie de prompts o instrucciones, tales como el estilo, la extensión, el tema y los personajes. Para comprobarlo, le solicité a la IA que creara un cuento de ciencia ficción con ciertas características; el resultado fue simpático y con una trama que, si se hubiera desarrollado más, podría haber sido interesante… pero no era yo. No era una historia que yo habría escrito.

El asunto es que la IA no puede jugar con pausas, con ritmos, con las sensaciones creadas por el lenguaje y con las imágenes que evocamos en la descripción de los sentimientos, lugares y percepciones. Por ello, las historias creadas con IA resultan planas, frías y sin experiencia de vida.

Así, la segunda conclusión es que la IA puede ayudarte a ejercitar la imaginación, tal vez a puntualizar y delimitar algún índice o tema, pero jamás te enseñará a escribir bien. Ese oficio se logra con años de práctica, muchas lecturas, una buena retroalimentación y, sobre todo, con vida emocional y experiencia humana. La IA carece de algo que los humanos sí tenemos, y de sobra: emociones, recuerdos, anhelos y fantasías.

Escribir con disciplina diaria

El verdadero escritor es aquel que se hace escribiendo con disciplina todos los días. Debido a nuestro bagaje personal, vivencial y hasta de lecturas, los humanos podemos romper estructuras, crear nuevos estilos y formas de narrar; en cambio, los resultados de la IA son cerrados, limitados y obedecen a cartabones, modelos prefabricados y estereotipos que el chatbot es incapaz de quebrar para darle vueltas de tuerca a las personalidades y situaciones de una trama.

Al menos por ahora, considero la posibilidad de que una IA como ChatGPT te ayude a crear un argumento, pero sólo eso. El desarrollo, el estilo, el sudor y la pasión que imprimes mientras escribes son tuyos y de nadie más, y serán palpables para cualquier persona sensible que lea tus textos. Entonces, si en verdad quieres ser un buen escritor estudia, investiga y, sobre todo, escribe. Los personajes deben ser imperfectos, como nosotros, pues ahí está la riqueza de la literatura. Y esta forma de arte, aún estoy convencido, sólo puede provenir de las personas.

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