
La música del futuro es el nombre con que comúnmente se conoce un ensayo del compositor Richard Wagner publicado en 1860, cuyo título en alemán es Das Kunstwerk der Zukunft o “La obra de arte del futuro”. En el texto, el autor de El anillo del nibelungo expone su visión sobre el futuro de la música y del arte en general, proponiendo un ideario que él mismo intentó materializar en sus obras.
Sus ideas eran: fusionar todas las artes —música, poesía, teatro, escenografía y danza— en una experiencia única e integral; crear un estilo en el que la música y la dramaturgia fueran inseparables; emplear motivos musicales asociados a personajes, ideas o emociones, que evolucionan a lo largo de la obra; lograr una armonía más libre y expansiva que se aleja de las estructuras clásicas rígidas, y considerar al arte como un servicio a la sociedad y no para una élite aristocrática.
A partir de este ejemplo, podemos decir que la música del futuro es aquella que evoluciona para integrar todas las artes, fusionar géneros, explorar nuevas tecnologías y generar experiencias inmersivas. Así, en este artículo te comparto algunos géneros musicales, bandas, artistas y tecnologías emergentes que estarán definiendo el futuro de la música en las próximas décadas… aunque te advierto que no satisfará todos los gustos e, incluso, puede resultarte un poco extraña.
Hyperpop: La saturación sonora del futuro
Uno de los géneros más representativos de la música del futuro es el hyperpop, un reflejo de la era digital donde la sobrecarga de información y la fragmentación de géneros crean una experiencia sonora caótica, pero fascinante. Se caracteriza por un sonido exagerado, sintetizadores brillantes, voces muy distorsionadas y una mezcla de elementos pop, glitch y electrónica.
Algunos de sus artistas más representativos son: 100 gecs, un dúo que mezcla el punk con pop y electrónica extrema; SOPHIE, pionera del hyperpop que empleó sintetizadores artificiales y estructuras impredecibles que, antes de su muerte en 2021, marcaron el sonido del género; y Arca, un artista experimental andrógino que fusiona sonidos industriales con texturas futuristas.
Inteligencia artificial y música generativa
Como sucede con otras ramas del arte, la IA está revolucionando la composición musical con plataformas como AIVA y MuseNet —de la empresa OpenAI, que creó el famoso ChatGPT—, que pueden generar música de una variedad de estilos en unos cuantos pasos. Algunos artistas pertenecientes a esta clase de música son Holly Herndon, quien usa la IA para crear coros digitales y armonías complejas; y Dadabots, un proyecto que crea loops de metal y otros géneros en tiempo real. En el futuro, es probable que podamos disfrutar de música totalmente personalizada que se adapta a nuestras emociones y necesidades en tiempo real.
Afrofuturismo: historia con sonidos del mañana
Este movimiento cultural y musical combina elementos de la cultura africana con estética futurista y ciencia ficción. Uno de sus pioneros fue Sun Ra (1914-1993), un músico de jazz que experimentó con sonidos vanguardistas y narrativa cósmica. Ejemplos más contemporáneos son Janelle Monáe, cuyo álbum Dirty Computer (2018) explora los temas de la identidad, la tecnología y la libertad; y Flying Lotus, un productor, DJ y cineasta que fusiona el jazz con la música electrónica y elementos visuales en sus presentaciones en vivo.
Realidad virtual y conciertos en el metaverso
La forma en que escuchamos música también evoluciona: hoy en día, la realidad virtual y la realidad aumentada permiten asistir a conciertos inmersivos sin salir de casa, y el metaverso abre la puerta a experiencias nuevas en las que los artistas se presentan e interactúan con el público en escenarios totalmente digitales. Un ejemplo fue el concierto de Travis Scott en Fortnite, en 2020, cuando millones de jugadores confinados por la pandemia pudieron asistir a una experiencia audiovisual 3D con efectos visuales surrealistas e interacción sin precedentes. Por su parte, la legendaria banda sueca ABBA presentó un espectáculo con hologramas digitales que recreaban el aspecto de los miembros originales durante la década de 1970, en una sala ubicada en Londres y diseñada exclusivamente para ese show denominado ABBA Voyage.
En resumen, la música del futuro no es un nuevo género o sonido específico, sino una evolución constante que integra tecnología, experiencias inmersivas y una redifinición de los límites artísticos en la que cada innovación contribuye a un paisaje sonoro que promete ser más inmersivo, interactivo y diverso que nunca. Queda claro que, sin importar cómo evolucione, la música seguirá siendo una parte esencial de la humanidad que explorará nuevas formas de expresión y conectará a las personas en un mundo que está en constante cambio.
