
Alejandro Jodorowsky es un artista, dramaturgo, director de cine y escritor chileno que nació el 17 de febrero de 1929. A lo largo de su carrera ha publicado más de cuarenta libros y dirigido diez películas que lo posicionan como un cineasta de culto y vanguardista. Además, se le considera uno de los fundadores del movimiento “pánico”[1], junto a Fernando Arrabal, quien describió éste como “una forma de expresión presidida por la confusión, la memoria, la inteligencia, el humor y el terror”; por su parte, los entusiastas del movimiento lo catalogan como una respuesta de locura contenida ante la degeneración social posmoderna percibida en la década de 1960.
Además de filosóficas, las aportaciones de Jodorowsky al movimiento fueron de contenido: de entrada, entre 1967 y 1973 publicó en el periódico El Heraldo de México una serie de historietas semanales a las que llamó “Fábulas pánicas” y que después fueron compiladas en un libro. Luego llegaron sus dos películas más conocidas: El topo (1970) y La montaña sagrada (1973), que como gran parte de la obra del cineasta se caracterizan por un toque violento, místico, provocador y con mucho humor negro.

Ya entrados en el siglo XXI, Jodorowsky introdujo una controversial ideología con la publicación de su libro Psicomagia (2004). El chileno definió esta práctica como una técnica terapéutica que combina elementos del psicoanálisis, el tarot, el teatro, el misticismo y la alquimia para sanar problemas psicológicos a través de la realización de actos simbólicos.
La psicomagia se fundamenta en la creencia de que se pueden sanar traumas mediante rituales alegóricos y elementos teatrales, pues el inconsciente no distingue lo real de lo metafórico. Es probable que la amistad estrecha de Jodorowsky con artistas de la vanguardia y del surrealismo, su paso por la filosofía y la psicología en la Universidad de Chile y su odio declarado por todo tipo de religión hayan germinado en este movimiento místico de corte ateo.
Para diagnosticar y sanar a través de la psicomagia, Jodorowsky plantea que es necesario analizar el árbol genealógico de la persona —un proceso que el autor llamó “psicogenealogía”—, pues todos cargamos de forma inconsciente con traumas familiares de nuestros ancestros, los cuales condicionan nuestro comportamiento, una idea similar a la sanación por constelaciones familiares que desarrolló Bert Hellinger en la década de 1980.
Según la psicomagia, si una persona quiere liberarse de los traumas familiares y cargas emocionales heredadas, debe llevar a cabo actos simbólicos para reconciliarse con sus antepasados; dicho proceso está íntimamente ligado a la superstición, las emociones y el instinto de cada persona, los cuales se toman como signos de la influencia que ejercen nuestros antepasados en la personalidad que tenemos actualmente, aunque no los hayamos conocido. Jodorowsky llegó a afirmar que el nombre que recibe alguien define su destino, por lo que desalentó a los padres de nombrar a sus hijos como personajes históricos o familiares fallecidos, ya que los portadores llevarían a cuestas la carga emocional del pasado y repetirían ciclos familiares.

Es justo mencionar que todos las ideas y los supuestos que plantea Jodorowsky han sido duramente criticados, al igual que su metodología para la sanación de traumas por medio de la psicomagia, pues no existe ninguna evidencia científica de su efectividad. Desde luego, el autodenominado “psicomago” —o sea, el propio Jodorowsky— se defiende de las críticas aclarando que su técnica de sanación espiritual no se sitúa en el terreno de la ciencia.
Como podrás imaginar, la pseudociencia de la psicomagia y su creador no están libres de controversia: tanto el cineasta como otros practicantes han usado los planteamientos de las dinámicas familiares con ancestros para justificar los abusos sexuales, tanto dentro del núcleo familiar como fuera de éste. A pesar de ello, Jodorowsky aún encuentra foros para difundir las ideas de la psicomagia y alienta a quienes lo escuchan a que se adentren en el terreno de lo místico para sanar su espíritu, insistiendo en que muchas enfermedades físicas tienen su origen en la mente y en algo que él llama “campos morfogenéticos”: una especie de almacén de la memoria familiar y colectiva del ser humano.
Aunque estas técnicas pueden proveer de alivio emocional a algunas personas, queda claro que también pueden resultar en extremo dañinas para otros; por eso, si bien resulta interesante conocer los planteamientos de la psicomagia de mano de uno de los cineastas y artistas latinoamericanos más polémicos de las últimas décadas, si crees que tienes un trauma psicológico que no te permite continuar con tu vida normal, lo más recomendable es consultar a un profesional de la salud mental con cédula vigente.

[1] Palabra derivada de Pan, el dios griego de los pastores, los rebaños, la naturaleza, la música rústica y la fertilidad, quien tenía la cualidad de generar un miedo intenso y repentino llamado, precisamente, “pánico”. [N. del E.]