Una palabra más o menos culta que sirve para menospreciar a un joven en función de su inexperiencia y corta edad es imberbe, la cual en sentido literal significa “sin barba”. El origen etimológico de esta suerte de insulto deja ver que, quizá de manera inconsciente, asociamos a las barbas con la madurez, la sensatez y el buen juicio de un hombre; además, científicos afirman que cumplen una función similar a la del plumaje de un pavorreal y se exhiben como un signo de virilidad y disponibilidad sexual ante posibles parejas. Ante eso, surge la pregunta: ¿realmente la barba hace más atractivo a un hombre?
Un estudio muy reciente, realizado en junio de 2024 por científicos polacos de la Universidad de Silesia en Katowice, afirma que el vello facial es un rasgo sexual secundario dimórfico —es decir, que distingue dos tipos de individuos de una misma especie, en este caso machos y hembras Homo sapiens— con posibles funciones evolutivas y socioculturales. En ese sentido, los hombres con barba son percibidos como dominantes, agresivos y masculinos, pero también con mejores habilidades parentales.
El aspecto más interesante del estudio es que explora la motivación psicológica asociada con los hombres que deciden mejorar el vello facial al controlar intencionalmente su cantidad y forma como parte de su estrategia de autopromoción, puesto que esta decisión implica una inversión en términos de tiempo, esfuerzo y dinero.
Así, el análisis de las respuestas de un total de 414 hombres de entre 18 a 40 años de edad confirmó que la voluntad de cuidar el vello facial se correlaciona con motivos sociales fundamentales de afiliación y de estatus social, así como con la competencia intrasexual —es decir, con otros hombres— y el estrés del rol de género. Por tanto, cultivar una barba podría considerarse una estrategia de autopresentación encaminada a adquirir una posición más beneficiosa en los círculos sociales y personales.
Sobre el tema de la aptitud para ser buenos padres, al parecer los hombres barbados envían señales encontradas, pues desde hace más de una década diversos estudios han encontrado que éstos son percibidos con más habilidades de crianza que sus contrapartes afeitadas; sin embargo, la información indica que entre las motivaciones actuales de los participantes del estudio de 2024 no se enlista el ejercicio de la paternidad.
Otros dos hallazgos importantes no están directamente vinculados con el cortejo amoroso y la búsqueda de pareja. Uno, que es un poco obvio, es que la presencia de la barba “aumenta la edad” de una persona; y dos, que los hombres barbados son percibidos como más iracundos y agresivos, por lo que una motivación para dejarse la barba sería intimidar a otros, una suerte de advertencia del tipo: “¡no te metas conmigo!”.
Pero volviendo al verdadero meollo del asunto, el supuesto atractivo de los hombres con barba, un estudio conducido en Australia echa por tierra muchos esfuerzos, gastos y largas horas en barberías. Según las respuestas de un grupo de mujeres heterosexuales, los hombres con barba de tres días son mucho más atractivos que aquellos con barba completa o afeitados; en contraste, los hombres encuestados pensaron que ellas hallarían más atractivos a los barbados.
El mismo estudio cuantitativo confirmó los hallazgos recientes: la mayoría de las mujeres heterosexuales en edad reproductiva creen que un hombre con barba completa y cerrada “tiene cara de que será un buen papá”, además de que se vincula con una mejor salud, masculinidad y posición social; en resumen, parecen ser hombres que podrían invertir en el mantenimiento de unas crías. Pero cualquiera podrá confirmar que barbas vemos… ganas de ser papá no sabemos.