Los tres tipos de amigos que debes tener, según Harvard

Los tres tipos de amigos que debes tener, según Harvard
Michelle Medrez

Michelle Medrez

Mente y espíritu

El filósofo griego Aristóteles, dentro de su Ética a Nicómaco, dedica dos libros al estudio de la amistad —philia y ágape—, en los que afirma que ésta es una virtud —o que, al menos, va acompañada de ella— y es lo más importante para la vida. Además, aduce que sin amigos nadie querría vivir, aun si tuviera prosperidad y bienes, puesto que el sujeto estaría privado de la posibilidad de hacer el bien, la cual se ejerce sobre todo en relación a los amigos.

Ya desde el siglo IV a. C., Aristóteles reflexionó sobre la calidad de los amigos y definió las tres clases de amistad: la primera es la amistad perfecta, que se da entre personas iguales en virtud —ambas desean el bien de la otra— y es el tipo de amistad más duradero, pues la caracteriza la reciprocidad; la segunda clase es utilitaria, propia de quienes solamente se mueven por interés y el beneficio propio; y la tercera corresponde a los que se quieren por el placer de estar juntos y se benefician por propio gusto. Estas dos últimas clases de amistad pueden disolverse fácilmente cuando la relación ya no es útil.

Y es que, como bien lo señalaba el filósofo, requerimos de conexiones profundas y recíprocas con las que podamos desarrollarnos; es decir, verdaderas amistades. Con esto en mente, y para saber cuál es el secreto de una buena vida, investigadores de la Universidad de Harvard realizaron un estudio longitudinal —el más largo de la historia— al registrar más de ochenta años de información sobre setecientas personas, desde 1938. El profesor de psiquiatría Robert Waldinger, cuarto director del estudio, recientemente compartió una de las conclusiones más importantes del estudio: la calidad de nuestras relaciones es el mayor predictor de nuestra felicidad y nuestra salud, a medida que envejecemos.

Grupo de amigos

R. Waldinger y Marc Schulz, en un artículo de 2023 en The Atlantic, apuntan que debemos adoptar un social fitness o “acondicionamiento físico social”, pues, al igual que los músculos y el sistema cardiovascular, la vida social también es un sistema vivo y, como tal, necesita ser ejercitado o nuestras relaciones se atrofian; toma en cuenta que, si quieres tener una vida larga, feliz y saludable, las buenas relaciones sociales son cruciales, ya que te protegen contra el estrés, la depresión y la degeneración neurocognitiva. En este contexto, Arthur C. Brooks —profesor de la Harvard Bussiness School— revisita lo dicho por Aristóteles en su artículo “The Best Friends Can Do Nothing for You” en The Atlantic, y expone los tres tipos de amistad que todos debemos cultivar:

Amigos de utilidad

Son relaciones superficiales que funcionan a base de intercambios. Para entender mejor este tipo de amistad, Brooks pone como ejemplo los vínculos poco profundos, aunque corteses, que hacemos en las oficinas o con quienes solemos hacer negocios, o los que se establecen entre vecinos y compañeros de escuela, caracterizados por lo que Aristóteles llamaba “servicios públicos”.

Amistades basadas en el placer

Salir de fiesta o pasar tiempo con una persona sólo porque nos parece divertida y nos hace sentir bien caracteriza a este tipo de amistad. Brooks señala que estas relaciones se distingue por cierta admiración, la cual posibilita la apertura a la diversión y el placer, pero difícilmente se llega más allá.

Amistades perfectas:

Aristóteles las llamaba “amistades de virtud” y son aquellas que no se cultivan por utilidad o por placer, sino por sí mismas. Lo importante de este tipo de amistad es que no dependen del trabajo, del dinero, de la ambición, de la diversión, el interés o el prestigio, y son mucho más profundas que un simple entretenimiento porque permiten arriesgarse a la intimidad. 

Amistad perfecta

Según Brooks, los tres tipos de amistades —cada uno con su distinto vínculo y propósito— son necesarios para desarrollar la personalidad y avanzar en el camino a la felicidad; sin embargo, es con las “amistades perfectas” en lo particular donde los hallazgos del estudio cobran sentido. Por ello, resulta necesario hacer un ejercicio de honestidad y calcular cuánto tiempo pasamos con un buen amigo verdadero, y evaluar si en verdad estamos cerca de las personas importantes en nuestra vida o si podemos hacer algo para ver con más frecuencia a dicha gente.

Los responsables del estudio incluso lanzan algunas preguntas que invitan a la reflexión: ¿pasas tiempo con las personas que más te importan? ¿Existe alguna relación que beneficiaría a ambas partes —a ti y al otro o la otra— si pasaran más tiempo juntos? La aptitud social y las relaciones vitales son recursos poco explotados que están a la espera de que los utilicemos. Si sientes que estás cayendo en el aislamiento, recuerda que nunca es tarde para construir buenos vínculos y que enriquecer tus relaciones puede, a la vez, nutrir tu mente y tu cuerpo.

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