Cuando hablamos de energía en la física, nos referimos a la particularidad que tiene la materia de convertirse en trabajo, ya sea con movimiento, luz o calor. Sabemos que la energía no puede crearse ni destruirse, sólo mutar de una forma a otra y, desde sus albores, mediante el razonamiento los humanos hemos encontrado formas en que el Sol, la Tierra y las fuerzas de la naturaleza pueden patrocinar una enorme cantidad de esfuerzo, gracias a lo cual somos capaces de lograr un trabajo efectivo, productivo y vital.
Durante los últimos siglos, hemos hecho uso de combustibles fósiles que, si bien nos han servido para transformar bienes y movilizarnos, han terminado por contaminar nuestra atmósfera. En contraste, la energía renovable es la forma en que extraemos de la naturaleza ese ilimitado poder del que goza para nuestro beneficio humano.
Aunque no somos los humanos los únicos en sacar provecho de los jugos del universo. Un símbolo de la energía renovable es el girasol: entre sus particularidades no sólo está la de parecer un pequeño sol, sino también su capacidad de aprovechar la luz solar para transformarla en biodiesel. Esta continua evolución y revolución científica ha cruzado fronteras que van más allá de los métodos tradicionales de utilización energética. A continuación presentaré tres nuevas formas en las que podemos obtener energía de fuentes naturales virtualmente inagotables y que podrían cambiar la forma como concebimos al mundo.
Estaciones de energía solar en el espacio
Uno de los países que recientemente anunció su interés en lanzar centrales eléctricas al espacio es China. El objetivo de estas instalaciones será capturar la energía del Sol, antes de que parte de ella se disipe en la atmósfera, y enviarla a la Tierra. La ventaja de las estaciones espaciales es que serían una fuente de energía más estable que las terrestres, pues no se verían afectadas por las fluctuaciones climáticas.
Durante décadas ha flotado la idea de las estaciones de energía solar espaciales, y científicos estadounidenses y japoneses han estado trabajando en desarrollar la tecnología adecuada a un costo sostenible. Por su parte, los científicos chinos están planteándose la idea de evitar el costoso lanzamiento de equipo pesado y planean construir sus estaciones ya en el espacio, utilizando la impresión 3D. Estas estaciones contarían con células fotovoltaicas para capturar la energía solar, la cual sería transferida vía microondas a las estaciones terrestres para transformarla en electricidad.
En Chongqing, centro de China, se está construyendo una instalación para poner a prueba este proyecto. Un segundo paso consistirá en lanzar al espacio globos aerostáticos equipados con paneles solares para probar la transmisión de energía a través de microondas en las condiciones del espacio.
Los científicos chinos afirman que, según sus estimaciones, antes del año 2040 podrán culminar una estación espacial que orbite a 36 mil kilómetros sobre nuestro planeta y que genere energía útil.
Reciclaje energético
Esto se refiere a la energía que obtenemos a partir de lo que desechamos. En términos de eficiencia energética, el mérito mayor lo tienen las fuentes de energía basadas en el procesamiento de residuos.
La materia orgánica y de desecho se puede transformar en energía utilizable. A este proceso se le conoce como obtención de energía a través de la biomasa. Como fuente energética, es así como aprovechamos la masa principalmente de árboles, plantas y desechos animales y vegetales.
Esto sucede a partir de procesos bioquímicos que comprenden la combustión de residuos, de la que obtenemos un vapor o un gas a partir de la descomposición del material biodegradable, y que acabamos transformando en energía. Un digestor biológico o biodigestor, en su forma más simple, es un contenedor cerrado, hermético e impermeable.
En 2014, el mexicano Daniel Bouchbinder Aurum elaboró por primera vez un biodigestor a pequeña escala y económico que produce electricidad a partir de desechos orgánicos. Después, Bouchbinder desarrolló biodigestores para proveer de fuentes de energía a casas rurales y a lugares de escasos recursos.
Anteriormente, sólo las grandes empresas tenían la capacidad de fabricar estos aparatos para generar electricidad. Con el avance y la disponibilidad actual de la tecnología, hoy puede hacerlo cualquiera con una idea y el impulso suficiente para hacerla real.
Calles inteligentes
Hablando en términos físicos, la energía cinética de un cuerpo es la que posee debido a su movimiento. Por eso la energía cinética se encuentra en todos lados, desde la que provoca una manzana que cae hasta la de un humano que camina. Hoy existen cientos de aplicaciones digitales que cuentan nuestros pasos, porque todos sabemos que caminar es una actividad benéfica.
La Organización Mundial de la Salud sostiene que cada persona debe realizar actividad moderada unos ciento cincuenta minutos por semana. Y si de todos modos los humanos debemos caminar de forma regular, ¿por qué no aprovechar el gasto energético que de cualquier forma ya invertimos en ello y lo transformamos en energía limpia para nuestras ciudades?
Eso fue exactamente lo que pensó una empresa de tecnología natural en el Reino Unido llamada Pavegen, la cual inventó y diseñó unos paneles de piso inteligentes que tienen la capacidad de capturar la energía que la gente genera con sus pasos. Esta idea recientemente fue aplicada a una concurrida calle comercial en Londres, la cual ahora puede sustentar su propio alumbrado público con la energía que proporcionan los transeúntes.
La aplicación de esta tecnología no se limita únicamente a calles o avenidas comerciales, sino que también se puede utilizar de forma muy efectiva en las pistas de baile, clubs y bares, que son lugares donde la gente se mueve constantemente.
Y tú, ¿conoces alguna novedad en términos de aprovechamiento energético? ¿De qué otra forma podrías aprovechar la energía que generas a diario?
