
La creatividad es una virtud, una inteligencia y un recurso invaluable, tanto en el ámbito profesional como en lo personal. Pero, contrario a lo que mucha gente cree, los grandes creativos no dependen sólo de su genialidad o talento innato, sino que además adoptan rutinas que potencian esa capacidad. Desde Leonardo da Vinci hasta Steve Jobs, los hábitos diarios de los genios del pasado han jugado un papel crucial en los inventos y en la innovación. Pero, ¿qué los hace diferentes?
En este artículo te compartiré secretos y rutinas de algunos de los grandes genios creativos de la historia, mismos que puedes adoptar para transformar tu forma de trabajar y de pensar. Empecemos:
#1. Levantarse temprano
A lo largo de la historia, muchísimos genios han tenido algo en común: les gusta madrugar. Benjamín Franklin, por ejemplo, comenzaba su día a las 5:00 a.m. para planificar sus actividades y reflexionar sobre los objetivos del día; en cambio, Franz Kafka prefería trabajar sus escritos en las primeras horas del día, aprovechando la tranquilidad de la madrugada para concentrarse, además de que este horario le permitía equilibrar su empleo diario con su pasión por la literatura.

Las primeras horas del día suelen ser las más productivas, ya que la mente está fresca y libre de distracciones: aprovéchalas para planificar, proyectar y pensar en grande, y así le sacarás más jugo a tu jornada.
#2. Hacer instrospección
Los genios creativos suelen dedicar tiempo a la reflexión. Virginia Woolf hallaba inspiración en sus caminatas por el campo, mientras que Nikola Tesla usaba la visualización para planificar sus inventos, un hábito que le permitía procesar ideas y resolver problemas complejos. Otro caso es el del escritor japonés Haruki Murakami, quien sigue una rutina de meditación y ejercicio diario que complementa su disciplina de escritura, pues este enfoque holístico le ayuda a mantenerse equilibrado y en armonía con su proceso creativo. Así pues, date unos minutos al día para estar contigo mismo y notarás los resultados.

#3. Leer con frecuencia
La lectura es una fuente inagotable de conocimientos y de inspiración que expande nuestras perspectivas, nutre la imaginación y nos conecta con nuevas ideas. Y entre los creativos ha habido grandes lectores, como el escritor Jorge Luis Borges, quien aseguraba estar más orgulloso de la cantidad de libros que había leído que de los que había escrito. Albert Einstein, además de un gran científico e investigador, también era ávido lector; y Pablo Picasso, aunque es conocido sobre todo por su dibujo y su pintura, también hallaba inspiración en la literatura y en el teatro. Así, vemos que la curiosidad intelectual de estos genios acrecentaba su creatividad y les permitía experimentar y dar con ideas innovadoras.
#4. Ser disciplinado
Cuando escribía su famoso libro Las aventuras de Tom Sawyer, el escritor Mark Twain tenía una rutina estricta, pero muy simple: tras un abundante desayuno, se encerraba en su estudio —donde sólo había un escritorio con papel, pluma y tinta— y salía de ahí hasta la hora de la merienda, a las cinco de la tarde. También son famosos los hábitos de escritura de Stephen King, quien escribe durante cuatro horas todos los días, sin excepción alguna.

Este enfoque disciplinario permitió a ambos autores producir una gran cantidad de páginas al día y, también, explorar otras formas de expresión. Entonces, haz un esfuerzo y destina un par de horas al ejercicio de la creatividad diariamente.
#5. Tomar pausas activas
Un genio creativo entiende la importancia de descansar el cerebro, pues en esos momentos es cuando surgen las mejores ideas. Pensemos en las famosas historias de Arquímedes y de Isaac Newton, que dieron con trascendentes descubrimientos científicos en la tina y durmiendo una siesta, respectivamente; o bien, en Charles Darwin, quien tomaba largas pausas para caminar por su jardín, aclarar la mente y encontrar soluciones para sus investigaciones.
#6. Ser curioso
La curiosidad es un rasgo común entre los genios creativos y algunos de ellos han tenido dinámicas interesantes: pintores como el alemán Alberto Durero o el ya mencionado Da Vinci llenaban cuadernos enteros con apuntes, bosquejos y observaciones del mundo que los rodeaba; el poeta zacatecano Ramón López Velarde cargaba siempre una libreta donde anotaba palabras que halagaban su oído o le parecían interesantes, y el artista pop Andy Warhol no salía sin su cámara Polaroid, con la que retrataba escenas y a gente que después servía de inspiración para crear arte. Como ellos, mantén siempre tus sentidos bien abiertos al mundo.
#7. Tener fuentes de inspiración a la mano
Para estimular su imaginación, Frida Kahlo trabajaba en espacios pintados de colores vibrantes y con objetos personales que reflejaban su esencia. De igual forma, narradores como José Agustín y guionistas como Quentin Tarantino han tenido a la mano sus colecciones de discos al momento de escribir sus mejores novelas y películas. Entonces, encuentra tu inspiración ya sea en colores, sonidos, formas, canciones… o hasta en olores.

#8. Ser perseverante
Algo que muchos genios tenían bien claro era que el éxito requiere de esfuerzo y perseverencia. Thomas Alva Edison y su equipo, por ejemplo, realizaron miles de experimentos fallidos antes de lograr el diseño perfecto de la bombilla eléctrica: su tenacidad y mentalidad resiliente fueron cruciales para superar la innumerable cantidad de obstáculos que aparecieron en su camino.
Estos son sólo un puñado de ejemplos y consejos tomados de la historia. Espero que algunos de ellos te den el impulso que necesitas para aventarte al ruedo de la creatividad.
