En el mundo de hoy, las notificaciones de nuestras redes sociales y aplicaciones, los e-mails, los mensajes de texto y un sinfín de herramientas tecnológicas más nos mantienen conectados y alertas casi cada minuto que pasamos despiertos. Esta actividad digital tiene beneficios como acercarnos a otras personas, darnos acceso a información casi desde cualquier lugar y ayudarnos a resolver problemas cotidianos, pero al practicarse en exceso, también puede tener consecuencias negativas.
Si a lo largo del día te expones a demasiados estímulos sensoriales provenientes de tus dispositivos electrónicos, estás sobrecargando tu cerebro y limitando la actividad física, lo cual a la larga provoca problemas para dormir y concentrarse, malestares digestivos y dolores de cabeza, cuello y espalda. Si, además, tu trabajo involucra el uso constante de computadoras y celulares, y al terminar tu jornada te diviertes o relajas mirando la TV, el efecto nocivo es acumulativo.
Por eso, aunque hoy en día resulta difícil estar totalmente desconectado del mundo virtual, cada vez es más frecuente saber de gente que toma descansos de sus redes sociales y dispositivos electrónicos para aminorar sus efectos negativos: a esto se le llama “detox[1] digital”. Si empiezas a sentirte abrumado y crees que necesitas limitar el número de horas que pasas frente a una pantalla o usando las redes sociales, te comparto algunas ideas y consejos para que tu detox sea más sencillo y efectivo:
Limita el tiempo en pantalla
Crea una rutina que limite el uso de pantallas, estableciendo horarios claros para su uso. Por ejemplo, si tu intención es ir a la cama a las 10 pm, te recomiendo dejar de usar celulares y de ver la TV al menos dos horas antes; además, comparte este propósito entre tus amigos y familiares para reafirmar tu motivación y compromiso, y para que no se preocupen si no contestas llamadas o mensajes nocturnos. Después, en esas dos horas prepárate para un sueño reparador: lee un libro, toma un baño y practica una rutina de autocuidado, medita, haz yoga o estiramientos para relajar tu cuerpo, escucha música suave o escribe tus impresiones del día. El objetivo es evitar al máximo las pantallas y empezar a practicar el desapego.
Empieza tu día naturalmente
Retrasa lo más que puedas el uso del teléfono o la computadora y planea tu día de modo que tengas tiempo para despertar e iniciar tu jornada con calma, ya que hacerlo de forma acelerada contribuye al aumento de los niveles de estrés —y a que intentemos relajarnos recurriendo a las redes sociales—. Si tu trabajo te impide posponer el inicio del tiempo en pantalla, limítalo a lo estrictamente necesario y aplaza el ingreso a redes sociales; o bien, instala en tu teléfono una app que mida y limite el número de horas que pasas en ellas.
Quizás al principio te sea difícil, pero cuando te des cuenta de la cantidad de tiempo que pierdes al día haciendo scroll, discutiendo o dando Likes a gente que ni siquiera conoces, eso te motivará a continuar con el proceso de cambio.
Desactiva ciertas notificaciones
Un consejo aparentemente sencillo, pero efectivo. Como sabemos, las notificaciones son las burbujas, sonidos y vibraciones que emiten los dispositivos para llamar nuestra atención; al desactivarlas, éstas no te distraen ni interrumpen tu actividad. Si te preocupa perder una llamada o un mensaje importantes, configura tu celular de modo que sólo recibas avisos de alta prioridad o de apps productivas y, de igual forma, establece un horario para divertirte en tus redes y limítate a él.
Sé constante y disciplinado
El desarrollo de nuevos hábitos y la implementación de cambios en el estilo de vida constituyen un proceso que toma tiempo y en el que puede haber caídas y recaídas. Por eso, no esperes “desintoxicarte” de forma drástica o de la noche a la mañana; en lugar de eso, establece una rutina que sea realista y sostenible, trata de cumplirla lo mejor que puedas y no claudiques si cierras tus redes y desinstalas aplicaciones, pero regresas a ellas a los pocos días. Si algo así pasa, simplemente inténtalo de nuevo.
Avanza progresivamente
Si eres casi adicto a las redes sociales, tal vez necesites un detox digital progresivo en el que aumentarás las horas de desconexión a medida que pase el tiempo: dos horas diarias la primera semana, dos horas y media la segunda, luego tres horas y así sucesivamente hasta que alcances un punto de equilibrio que te otorgue los máximos beneficios que quieres para tu vida.
Otra opción, si eres disciplinado y estás motivado para desprenderte del exceso de vida digital, es reducir al mínimo el uso de redes y apps en tus días de ocio, y utilizar ese tiempo para explorar nuevos hobbies, convivir con personas en entornos naturales y disfrutar de la libertad que tendrás al no pasar horas estancado frente a una pantalla. Recuerda: no hay soluciones universales, por lo que deberás ajustar la tuya para que encaje con tu estilo de vida y con tu trabajo, al tiempo que se maximiza el bienestar que obtienes de ella.
[1] Abreviación coloquial del inglés detoxification —desintoxicación—, refiriéndose al proceso o periodo en que uno se abstiene o libra al organismo de sustancias o actividades perjudiciales a la salud. [N. del E.]