Reconecta tu mente: doce ideas para mejorar la plasticidad cerebral

Reconecta tu mente: doce ideas para mejorar la plasticidad cerebral.
Franz De Paula

Franz De Paula

Creatividad

Tu mente y el universo tienen algo en común: están en constante cambio. Gracias al infinito que abriga tu cráneo, puedes transformarte en lo que quieras. Tu cerebro te permite hacerlo; es un poderoso mutante que vive en tu cabeza, así que es mejor que lo alimentes y lo mantengas sano y contento.

Una función cerebral saludable se nutre de varios factores: el estilo de vida, la alimentación, el sueño y el ejercicio físico y mental. Todos ellos influyen en la plasticidad natural de tu cerebro, pero el más determinante de todos es la visión que tienes de ti mismo. ¿Quieres potenciar tu cerebro? Anota en un cuaderno y enfócate en desarrollar tu habilidad con las siguientes ideas:

1. Aprende a tocar un instrumento. La música conecta. Y no sólo lo logra con la gente: también con las zonas de tu cerebro que, sin ella, estarían aisladas. Una vez que permites que te seduzca, funciona como una droga natural que hace sentir algo especial a tu mente. Tocar un instrumento es una experiencia multisensorial, y la asociación de la actividad motora con el reconocimiento de los patrones visuales musicales incrementa la conectividad de tu cerebro. 

2. Aprende un idioma nuevo. El lenguaje es un reflejo de la mente. Para aprender un nuevo idioma, al mismo tiempo debes ampliar el manejo del tuyo. Aprender palabras nuevas activa los procesos visuales y auditivos en tu cerebro, porque visualizas y escuchas en tu cabeza el sonido de cada nueva palabra —lo cual, entre otras cosas, también fortalece tu memoria.

3. Involúcrate con un tema difícil, pero interesante. Sumérgete en un tema que te interese: lee libros, toma notas, investiga en línea, asiste a talleres, aprende a estructurar la información en tu cabeza. Asegúrate de hacer un esfuerzo real, pero sobre todo busca nutrir tu mente y tu identidad con esto.

4. Explora la novedad. Los caminos nuevos ventilan tu habitación mental. Sal de viaje, rompe hábitos, conoce otros horizontes, otras mentes, otras culturas. Vivimos sólo la fracción de un parpadeo y lo hacemos en un fragmento infinitesimal de una jungla infinita, llena de cosas extraordinarias que aún no conocemos. “Salgamos a explorar”, dice la voz aventurera en tu cabeza.

5. Controla el estrés. El estrés frena la neuroplasticidad en el hipocampo y la corteza prefrontal, pero acelera la actividad en la amígdala —nuestro cerebro reptiliano, donde se alojan las reacciones emocionales primarias: la ansiedad, la ira y el miedo. Las circunstancias estresantes siempre han existido y existirán. Lo importante es cómo reaccionarás ante ellas, si vas a permitir que continúen haciéndote daño o si piensas hacer algo al respecto.

6. Haz ejercicio. El baile, el ejercicio y las actividades que implican movimiento corporal son más benéficas para el desarrollo de la mente de lo que podrías imaginar. No estás hecho para estar sentado todo el día: necesitas que la sangre corra por tu cuerpo, oxigenar tu mente, que tu química se renueve y desintoxique tu organismo de todo lo que no necesita. Lo mismo pasa con tu espacio. Los lugares que habitas —tu casa, tu cuerpo y tu mente— se parecen porque te tienen a ti en común. Lo que sucede afuera también sucede adentro.

7. Deshazte de objetos, recuerdos y ataduras que no necesitas. Replantea tu contexto para que te ayude a modificar tu comportamiento. Si estás rodeado de basura o cosas negativas, el efecto que crearán en ti será similar. Regala todo lo que no hayas usado en un año y luego rodéate de lo que amas, de tus obras favoritas, de tus héroes. Que tu entorno te inspire a crear, a reinventarte.

8. Duerme bien. El sueño es un ingrediente crucial para la neuroplasticidad y la neurogénesis. Un cerebro sin sueño está desbordado, sus circuitos están embotellados y hierven de información nerviosa. El sueño te renueva, te cobija, te refresca; es un paño húmedo sobre la frente de tu jornada mental. Gracias al sueño, tu cerebro genera nuevas conexiones, habilidades e ideas.

9. Come pescado. El Omega-3, fabuloso antidepresivo natural, fomenta la neurogénesis en el hipocampo, la agilidad sináptica y la potenciación a largo plazo de habilidades aprendidas. Es un perfecto complemento para una mente en proceso de reinvención.

10. Ejercita tu mente. De vez en cuando, tu mente necesita una alteración de la percepción. Esto no significa que tengas que ingerir una sustancia química o ilegal, sino alterar el camino cotidiano al que tu mente está acostumbrada: haz ejercicios de memoria, juega con tus sentidos, rompe tu perspectiva en patrones y reordénalos, y examina qué sale de ahí; aprende un poema, la letra de una canción nueva o los primeros cincuenta dígitos de pi. El juego consiste en que tu mente acepte un reto. Mantén activa tu mente leyendo y haciendo ejercicios de respiración y de atención: eso te ayudará a apreciar la realidad desde una óptica diferente, y tu cabeza te regresará algo interesante a cambio.

11. Desafía tus habilidades corporales. Ejercicios sencillos como cepillarte los dientes, servir agua o agitar el café con la mano opuesta son más efectivos de lo que te imaginas; la idea es provocar a tu mente, desafiar tus hábitos motores más arraigados. Otro ejemplo es darte un baño con los ojos cerrados. Estas actividades construyen caminos neuronales nuevos —por eso se les conoce como neurobics— y fortalecen la conexión de tus células cerebrales.

12. Crea arte. Intervenir en la creación de una obra artística fortalece las autopistas neuronales que controlan la atención y la concentración, además de incendiar todo tu torrente sanguíneo con pasión visceral. También fomenta la colaboración entre varias áreas de tu cerebro, lo cual influye en procesos mentales como la introspección, la memoria y la empatía. No importa si decides pintar, escribir o hacer cerámica, la combinación de los procesos motores y cognitivos incrementa la potencia y capacidad de conexión en tu cerebro.

En resumen, se trata de plantear qué cosas quieres en tu vida y cuáles no, ya que la mejor forma de sacarle provecho a tu cerebro es haciéndolo feliz. Busca qué es lo que más te produce placer y qué es lo que más te aporta un sentido y propósito como individuo, y realiza una combinación equilibrada de esas dos cosas. Luego, diseña tu entorno para que te permita seguir actuando de forma congruente con tu decisión, y después simplemente sigue haciendo eso que elegiste. Eres lo que decides ser, y puedes transformarte en cualquier cosa que desees, sin imposibles de por medio. El punto importante aquí es la atención: eres lo que atiendes y eres lo que haces con tu tiempo. Por eso es tan importante invertirlo en lo que realmente amas.

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