Soledad: cómo combatir la nueva pandemia del siglo XXI

Soledad: cómo combatir la nueva pandemia del siglo XXI
Francisco Masse

Francisco Masse

Mente y espíritu

La verdadera soledad no es estar solo en una habitación,
sino sentirse solo en una multitud.

Antoine de Saint-Exupéry

Decían los antiguos sabios que los humanos nacemos solos, vivimos solos y morimos solos, de modo que lo mejor es aprender a aceptar la soledad. No obstante, sabemos que somos seres sociales por naturaleza y que nuestra especie ha sobrevivido y evolucionado gracias a su capacidad de formar grupos y cooperar. Entonces, ¿cómo es que, en esta parte del siglo XXI, la soledad y el aislamiento se han convertido en una “nueva pandemia” que preocupa a gobiernos e instituciones de salud pública en todos los países del planeta?

Así es: en un comunicado fechado en noviembre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la soledad y el aislamiento “se están convirtiendo en problemas de salud pública mundial que afectan todas las facetas de la salud, el bienestar y el desarrollo”, y que el problema es tan grave que se formó una Comisión de Conexión Social, cuyo objetivo durante tres años será visibilizar el tema y brindar herramientas a las autoridades políticas y sanitarias para combatir sus efectos.

Al respecto, vale la pena aclarar que la soledad o “estar solo” en sí no es nocivo, pues para la salud mental son necesarios los espacios con nosotros mismos en los que descansamos, asentamos ideas y hallamos sosiego. En cambio, “sentirse solo” se refiere a estados aflictivos que tienen lugar cuando no satisfacemos nuestras necesidades de conexión social; en otras palabras, es la tristeza, el hastío o el desamparo que nos invaden cuando quisiéramos conversar con alguien… y sólo nos responde la mascota, la TV o la pared de la habitación.

¿Estar solo o sentirse solo?

Puede decirse que esta “epidemia de soledad” es un producto indirecto de la pandemia por Covid-19 que aquejó al mundo desde marzo de 2020 y durante casi tres años, la cual además de cobrar la vida de millones de personas también obligó al aislamiento y al distanciamiento social, paralizando la actividad económica y social, aumentando así los niveles globales de soledad.

Hoy, a pesar de que muchas actividades se han normalizado casi por completo, millones de seres humanos sufren una “resaca pospandémica” porque no han sido capaces de regenerar los vínculos sociales que los unían con sus familiares, colegas y amigos hasta antes del surgimiento del coronavirus. Así, relaciones se disolvieron, cambiaron las prácticas sociales y, en lo laboral, se adoptaron esquemas híbridos o el home office, que reducen o anulan el contacto humano y la interacción persona a persona de las oficinas. Todo esto ha resultado en un aumento estadístico del número de horas que pasamos a solas.

La influencia de estas macrotendencias sociales y laborales en la percepción de soledad de la población mundial es clara. Según un estudio realizado por Meta y la empresa Gallup, en el que aleatoriamente se encuestaron a mil personas de cada país —142 en total, con la notable excepción de China—, uno de cada cuatro seres humanos mayores de edad en el mundo se siente bastante solo o muy solo. La población más afectada por este fenómeno son los adultos jóvenes de entre 19 y 29 años, pues el 27% de ellos dice sufrir de soledad crónica, y el padecimiento parece ocurrir con la misma frecuencia en hombres que en mujeres.

¿Y qué tan grave puede ser sentirnos solos? Las estadísticas de la OMS son contundentes: en quienes sufren de soledad el riesgo de muerte prematura es 25% mayor, el de sufrir un infarto o enfermedades cardiovasculares se eleva en un 30% y es hasta 50% más probable desarrollar demencia. En un resumen, el Cirujano General de los Estados Unidos, Vivek H. Murthy, afirmó que la soledad tiene una mortalidad equivalente a la de fumar quince cigarrillos a día.

Como no es exactamente una enfermedad, la OMS no enlista síntomas, pero si has notado una reducción o pérdida de interés en tu vida social, sientes que vives a través de tus redes sociales, abusas de sustancias para evadirte o, simple y llanamente, pasas la mayor parte del tiempo solo y tu mejor idea para una noche de viernes es un maratón de series hasta que te venza el sueño… en definitiva, tienes un problemas que atender.

Qué hacer para combatir la soledad

El mejor remedio para contrarrestar esta epidemia es fomentar la conexión social,[1] la cual tiene tres componentes vitales: estructura, que es el número y la variedad de relaciones, y la frecuencia de las interacciones; función, o sea el grado en que se puede confiar en los demás para diversas necesidades; y calidad, que es el grado en que las relaciones con los demás son positivas, útiles o satisfactorias. Entonces, estos son algunos consejos que brindan médicos y autoridades para reducir la soledad y, como propone la OMS, apostar por la conexión social con tus semejantes para abonar a tu salud mental.

  • Inscríbete a un grupo. Quizá te costará un poco vencer la resistencia, pero necesitas salir de la comodidad de tu habitación y, en un centro cultural, un taller o una escuela, buscar alguna disciplina o pasatiempo que te interese, y anotarte a un grupo para acudir con frecuencia. La idea es conocer a gente con intereses afines y volver a tomarle el gusto al contacto social en un entorno constructivo y relajado.
Grupo de amigos
  • Deja atrás el scroll down pasivo. Aunque no se recomienda vivir a través de las redes sociales, si aún te gusta pasar tiempo en ellas algo que puede funcionar es abandonar la actitud pasiva en la que interminablemente miras contenidos, pero no interactúas con ninguno, y compartir una reflexión o una imagen de algo que te apasione para propiciar la conversación con tus amigos; también puedes comentar algo agradable en los posts de ellos o, si la ocasión lo amerita, enviar mensajes directos para contactar a tu gente.
  • Habla con las personas. Cuando viajamos a poblaciones pequeñas, algo que notamos quienes vivimos en grandes ciudades es la familiaridad y decencia con que los lugareños se saludan y sostienen breves conversaciones, aunque no se conozcan. Quizá no siempre es prudente hacerlo pero, si puedes, aprovecha el viaje en taxi, el pago en la caja del súper o las compras diarias en la carnicería para hablar con la gente, aunque sea sobre nimiedades. Según expertos, estas breves interacciones mejoran tu estado de ánimo, te hacen sentir mejor al instante y alivian el aislamiento.
  • Haz contacto. Escríbele a esa amiga de la que hace años no sabes nada, haz una llamada a casa de tu familia para saber cómo están o retoma tus reuniones de ese grupo de ex alumnos que dejaste cuando empezó la pandemia. Quizás ella, él o ellos también estén sufriendo de soledad y el mejor remedio para todos sea estar juntos.
  • Comprende los beneficios. Sin menospreciar el papel que tienen los momentos en soledad, especialistas señalan que la conexión social nos brinda un sentido de pertenencia a un grupo y de propósito en la vida, así como mayor resiliencia, confianza y esperanza en el futuro; todo esto deriva en menor inflamación y reacción fisiológica al estrés, conductas más sanas y una mejor salud en general. No sé a ti, pero a mí eso me suena a exactamente lo que todo el mundo necesita en estos momentos…
Cierre artículo

[1] Información tomada del informe Our Epidemic of Loneliness and Isolation 2023 del Cirujano General de los Estados Unidos, consultado el 8 de febrero de 2024 en: https://www.hhs.gov/sites/default/files/surgeon-general-social-connection-advisory.pdf

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