Los escritores de libros famosos son figuras públicas que, al igual que los cantantes y los actores de cine, tienen una amplia base de fanáticos, la cual si se traduce en ventas es algo positivo, pues éstos compran los libros y la mercancía oficial, asisten a presentaciones y recomiendan al autor a otros lectores; sin embargo, a veces el fanatismo sobrepasa los límites de la razón y puede llegar a poner en riesgo la integridad de los escritores, como leeremos a continuación.
Tomemos el caso de Peter James, un escritor inglés de libros sobre crímenes que estuvo a punto de convertirse en protagonista de una de sus historias tras una gira promocional por la Gran Bretaña en 2003. Todo empezó en Ipswich, donde le llamó la atención una mujer de unos treinta años que lo miraba intensamente y le sonreía durante una firma de autógrafos; lo preocupante empezó una semana más tarde, cuando volvió a verla en Norwich y, después, otra vez en Cardiff.
Con el tiempo, la “fan” comenzó a enviarle e-mails cada vez más extensos, íntimos y demandantes, situación que se prolongó durante años y derivó en una condición llamada erotomanía, un delirio en el que ella estaba convencida de que tenía una relación íntima con James, quien confió en que su fanática se agotaría pero, por el contrario, cada vez fue más lejos. El colmo vino cuando le envió una foto de su “Colección de Peter James”: una pared con estanterías que albergaban todos sus libros, fotografías de él y candelabros con velas que daban la impresión de un altar; pero lo que más perturbó a James fueron las fotos tomadas por la mujer, una evidencia de que había estado acechándolo.
James reportó el hecho a la policía, pero la respuesta fue que no podían hacer nada y le recomendaron mejorar la seguridad de su casa. Luego de que alguien intentara entrar a la fuerza a su hogar, Peter se mudó a un lugar apartado; pero en un artículo de 2012 relató que la mujer seguía apareciendo a cada tanto en sus firmas de autógrafos y que esa experiencia inspiró su libro Esquivar la muerte —Not Dead Yet— (2012), el octavo de la saga policiaca del detective Roy Grace, en el que justamente investiga el caso de un fanático obsesionado con una actriz.
Cuando surge el tema de los fanáticos que se obsesionan con sus artistas favoritos, se suele mencionar a Annie Wilkes, protagonista de la novela Misery (1987) de Stephen King, un personaje popularizado por la interpretación cinematográfica de la actriz Kathy Bates, quien se llevó un Oscar por la escalofriante forma en que martirizó a James Caan en la cinta de 1990 dirigida por Rob Reiner. Pero Stephen King jamás pensó que, tras publicar dicho libro, su esposa y él se pondrían en la mira de alguien y vivirían en carne propia lo que significa ser objeto de una obsesión.
En 1991, poco después del estreno de la película, un hombre llamado Erik Keene irrumpió en la casa de los King y amenazó a Tabitha —también escritora y esposa del autor— con una “bomba” que llevaba en su mochila. Por fortuna, ella logró escapar; desde la casa de un vecino llamó a la policía, que consiguió someter al intruso y descubrió que el supuesto artefacto explosivo consistía en una serie de partes de calculadoras pegadas.
La investigación reveló que, dos días antes, Keene había visitado a la asistente de Stephen King alegando que Misery había sido idea suya, pues se basaba en la vida de su tía. Demandó alojamiento, comida y que King colaborara con él en una secuela del libro; con el tiempo, salió a la luz que Erik era esquizofrénico y estaba en libertad condicional por un delito cometido en Texas. Al saber que sería enviado a dicho estado a cumplir con su condena, prometió enviar al autor un regalo macabro que su abuela le había dado antes de morir.
Inspirado por el evento, en 2004 Stephen publicó La ventana secreta, que relata cómo un escritor es acosado por un hombre que asegura que éste le robó la idea de una novela. El libro fuellevado a la pantalla grande en 2004 por los actores Johnny Depp y John Turturro, pero por desgracia éste no ha sido el único caso de acoso sufrido por el “Maestro del terror”, pues en 2013 otro hombre irrumpió en su hogar, aunque esa vez también fue arrestado por la policía.
Por último, el inglés James Lasdun, en su libro de memorias Give Me Everything You Have: On Being Stalked (2013) narra cómo conoció a una aspirante a escritora durante un curso literario que dio en Nueva York, en 2003. Dos años después, la mujer —a quien identifica con el pseudónimo Nasreen— lo contactó para darle a leer un manuscrito, lo que condujo a una serie de correos en los que él se convirtió en una especie de mentor para ella; pero cuando Nasreen empezó a hablar de amor, el escritor —que estaba felizmente casado— intentó salir del embrollo dejando de contestarle… sin imaginar lo que vendría.
Al verse rechazada, Nasreen lo acosó digitalmente a lo largo de años, acusándolo de plagio, acoso sexual y de haberla “violado verbalmente”, y dejando opiniones negativas de los libros de Lasdun en plataformas como Amazon, donde lo trataba con antisemitismo. Además, Nasreen llamaba y enviaba correos a instituciones y medios con el mismo reclamo, lo que arruinó la reputación del autor. Diez años después del primer encuentro, Lasdun publicó su versión de los hechos en el citado libro donde, más que intentar defenderse, expone la idea de que lo único que se necesita para que la vida se vuelva insufrible es que otra persona lo desee con todas sus fuerzas, por cualquier motivo… y que tenga una conexión a internet.