Texto e imágenes: Alejandro Agüero López
En una gran urbe, las huellas del tiempo se dibujan en sus fachadas, puertas, muros y ventanas; forman parte del paisaje cotidiano y vigilan en silencio la rutina de miles de personas que van y vienen a través de sus calles. En el caso de la Ciudad de México, algunos lugares que en su mejor época fueron majestuosas construcciones hoy día dan fe del abandono y de tiempos pasados que podemos rememorar en fotografías y videos, pero también brindan la oportunidad de practicar la exploración urbana al adentrarnos en ellos.
También conocida como Urbex —del inglés urban exploration—, la exploración urbana es una actividad y experiencia que consiste en recorrer lugares abandonados, generalmente de acceso limitado, a fin de investigar su historia para mostrarla en textos, imágenes o videos. Quienes la practican son atraídos por la adrenalina que implica entrar a sitios olvidados como casas, teatros, cines, edificios y otras construcciones con buenas dosis de interés y misterio.
Si quieres convertirte en un explorador urbano, aquí te comparto tres lugares idóneos en la CDMX —junto con algunas fotos que tomé de los mismos— y consejos para que lo hagas con seguridad.
Cine Ópera
Se encuentra en la calle de Serapio Rendón, en la colonia San Rafael, y abrió sus puertas en 1949. Su fachada, que conserva el nombre original —y, en lo alto, dos esculturas femeninas con las máscaras de la comedia y la tragedia— impone desde el primer momento en que se percibe a la lejanía. En la llamada Época de Oro del cine mexicano, asombraba a cerca de tres mil asistentes en cada función con su estilo Art Decó plasmado en detalles arquitectónicos como escaleras, balcones, lámparas y puertas; durante sus años de gloria fue, además, un punto de referencia para eventos sociales y culturales.
Sin embargo, el terremoto del 19 de septiembre de 1985 cimbró su edificación y su historia: los daños causados por el sismo fueron de tal magnitud que el cine cerró sus puertas temporalmente. Años después, de 1993 a 1998, volvió a funcionar como sala de conciertos, pero un evento se salió de control y detonó su cierre definitivo. Hoy en día, desde el acceso principal se pueden ver detalles que aún impresionan y nos llevan a otra época: una invitación inequívoca para explorarlo y sorprendernos con el paso del tiempo.
Hotel Posada del Sol
Se cuenta que su propietario, el ingeniero Fernando Saldaña, se quitó la vida por la gran deuda que adquirió para terminar de construirlo y por ello su fantasma ronda por los pasillos de este hotel, ahora en completo abandono. Fue inaugurado en 1945, sobre la calle Niños Héroes de la colonia Doctores; aunque el plan era que se convirtiera en un sitio exclusivo para albergar a los artistas de la época, hoy sólo queda una edificación consumida por el tiempo, con grafiti en su fachada y misteriosas historias entre sus muros.
Balcones, vitrales, esculturas, casi quienientas habitaciones, una capilla, un auditorio, pasillos que parecían interminables y un enorme jardín conformaban este hotel que estuvo en funciones poco menos de un año. Hoy, los únicos huéspedes son el silencio y el misterio, pero éstos atraen a muchos exploradores urbanos que buscan experimentar en carne propia alguna vivencia extraordinaria en este “hotel embrujado”, como muchos lo llaman. Autoridades e inversionistas han tenido la intención de convertirlo en un centro cultural, pero todo ha quedado en eso; mientras tanto, la Posada del Sol seguirá siendo escenario de leyendas.
Cine Orfeón
Enclavado en el Centro Histórico de la CDMX, en la calle de Luis Moya, se inauguró en 1938 y en él se estrenaban las películas nacionales e internacionales más populares del momento. Con una capacidad para 4 mil 280 espectadores, fue el quinto cine más grande de la ciudad en su tiempo y, al igual que al Ópera, al Palacio Chino o al Cine Chapultepec, se le identifica por su estilo Art Decó.En 1943 un suceso trágico marcó para siempre este sitio: un crimen pasional ocurrido en plena función. Algunos dicen que fue una leyenda urbana y otros, que fue verdad, pero como haya sido el Orfeón fue decayendo hasta que el sismo de 1985 dañó su estructura. Fue cerrado por un tiempo, después se transformó en un teatro y, tras un pleito legal, en 1998 cerró sus puertas definitivamente. Hoy su fachada, marquesina y una vista parcial de sus accesos a través de las cortinas metálicas brindan una rendija a un tiempo congelado en la historia.
Si te impactaron estos sitios abandonados y quieres incursionar en la exploración urbana, ten en cuenta estos consejos antes de intentarlo:
- Investiga antes de visitar el lugar, así conocerás su historia, ubicación, las rutas para llegar y reseñas de exploraciones realizadas por otros para que te des una idea clara de lo que podrías encontrar.
- Toma en cuenta los riesgos legales, ya que algunos sitios son propiedad privada y puedes meterte en graves problemas si ingresas sin gestionar los permisos necesarios.
- Prioriza tu vida y tu seguridad, así que por ningún motivo ingreses a sitios con daños estructurales, en riesgo de colapso o que parezcan ser refugio de indigentes, ya que nunca sabes qué clase de personas puedes encontrar.
- Ve acompañado y con el equipo necesario: aparatos de comunicación, calzado adecuado, lámpara sorda, botiquín de primeros auxilios, casco y accesorios según el lugar que explorarás. Recuerda que en esto del Urbex “es mejor llevarlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no haberlo llevado”.
- Nunca sustraigas objetos de estos lugares, pues forman parte de su historia y es justamente lo que los vuelve fascinantes. Aquí aplica una regla de oro: “toma sólo fotografías, deja sólo huellas”.
Ahora que sabes un poco más sobre la exploración urbana, ¿te animas a practicarla?