“Cuando todo esto pase”… pero, ¿y si no pasa?

"Cuando todo esto pase"... pero, ¿y si no pasa?
Francisco Masse

Francisco Masse

Andanzas

This is your life, and it’s ending one minute at a time…
Tyler Durden en El club de la pelea (1999)

En estos días de emergencia, incertidumbre, cuarentena y encierro, todo el mundo —o casi— está instalado en un estado mental que podría resumirse en una frase: “cuando todo esto pase”. Pero una segunda mirada a este enunciado revela una verdad dolorosa: que es como si “esto” hubiera puesto a la vida —la verdadera vida— en una pausa, y el mundo estuviera poniendo sus esperanzas en ese día futuro cuando volveremos a la “nueva normalidad”.

Sin embargo, hoy en la mañana mientras me bañaba —aunque llevo días sin salir, trato de conservar mis rutinas de la vida civilizada— pensaba que eso va en contra de lo poco que he aprendido acerca del “aquí y ahora”. Esto me recordó a otra etapa reciente de mi vida, cuando dejé mi trabajo en oficina, estable y bien pagado, y emprendí la aventura del freelance —de hecho, ésa es la razón por la que estás leyendo mis letras en Bicaalú.

Aunque no me fue del todo bien en esa aventura, y pasé penurias económicas y existenciales, aprendí algo valioso: que ser feliz no necesita de salidas constantes ni de mucho dinero, que la vida es más un camino que un destino y que mientras uno transita por él, hay que disfrutarlo —o, por lo menos, no padecerlo, aunque muchas veces nos lleve lejos de nuestro objetivo inicial.

Iluminado por el recuerdo de ese aprendizaje, reflexioné sobre el momento actual, cuando llevo cincuenta días prácticamente encerrado con mi hija, trabajando a distancia —escribo esto en mi oficina casera… a unos pasos de mi cama— y, como muchos, anhelando el anisado día del regreso.

Pienso que esperar a “cuando todo esto pase” es tanto como pretender ponerle una pausa al inexorable curso de la vida, decirle “espérame tantito, porque esto no es lo que quiero” y esperar al mañana para, ahora sí, volver a vivir; pero lo cierto es que la vida es ahora, y el único día del que tenemos certeza es hoy.

Entonces, en medio del tedio, la incertidumbre, la tristeza por la gente que no vemos, y del duelo por todo lo que alguna vez fue y no será, y también por lo que iba a ser pero ahora ya no va a ser, existe la posibilidad de tomar este tiempo y estas circunstancias como un experimento para conocerte, estar contigo mismo y saber qué es lo que te hace feliz y qué es lo que deseas de tu vida.

Se trata, creo, de encontrar aquello con lo que puedes llenar tu vida de propósito, significado y regocijo, sin depender de los demás y de eventos externos como el que vivimos. Y esa búsqueda empieza justo ahora, no “cuando todo esto pase”, pues entonces tendrás a tu alrededor todas las obligaciones, expectativas y distractores que han mantenido tu atención fuera de ti mismo.

Entonces, te pregunto: si todo esto no fuera a pasar nunca, o al menos no en un futuro próximo, ¿qué harías? ¿Qué decisiones y acciones tomarías para construir una vida más o menos feliz, grata, divertida y satisfactoria en las condiciones en que te encuentras actualmente, sean las que sean?

Pensar en ello e intentar dar con respuestas tendrá dos beneficios: primero, centrarás tu pensamiento en tu realidad presente y dejarás de impacientarte por el tiempo que falta para que llegue “ese ansiado día”. El segundo beneficio implica una prueba más dura: reconectar con ese niño o niña que eras y que ahora acostumbras callar y disciplinar, y recordar cómo se sentía cuando jugabas a solas durante horas en el patio sin más juguete que tu imaginación.

Con eso en mente, deslízate por el hueco entre el home office y la siguiente tanda de trastes por lavar, y escúchate. Como dice el epígrafe de este texto: esto es tu vida y está acabando minuto a minuto. Y tú, ¿qué harás con el minuto siguiente que te queda de vida?…

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