El muro de Berlín y la cultura pop

El muro de Berlín y la cultura pop

(FOTO: STAFF / REUTERS)

Bernardo Monroy

Bernardo Monroy

Creatividad

Dedicado a todas las personas que vivieron la Guerra Fría.

El año 2019 está a punto de terminar y, con él, llega a su fin la conmemoración de los treinta años de la caída del Muro de Berlín, quizá el símbolo más concreto —en sentido literal y figurado— de lo que fuera la Guerra Fría y la Cortina de Hierro. Antes, durante y después de que aquel 9 de noviembre de 1989 se viniera abajo esa división entre la Alemania Occidental y la Oriental, se escribió, filmó y cantó [1]  mucho al respecto.

Los hechos concretos, creo, todos los conocemos: al concluir la Segunda Guerra Mundial, los países ganadores se repartieron Alemania; la parte oriental, o República Democrática Alemana (RDA) —que de democrática sólo tenía el nombre—, quedó en manos de los socialistas, y la occidental, o República Federal de Alemania (RFA), con los capitalistas. Para dividir la frontera, el 13 de agosto de 1961 se construyó el Muro de Berlín, una barrera de concreto de 3.6 metros de altura y un perímetro de 155 kilómetros que duró en pie tres décadas.

Hoy en día, el Muro de Berlín y su caída son recuerdos que ocupan su lugar en los libros de historia; pero no sólo protagonizan documentos serios, sino también muchas obras de la cultura pop. Como todo evento de esa magnitud, el muro inspiraría muchas obras; tantas que sólo reseñaremos algunas de ellas.

El muro y las pantallas

Por la naturaleza del muro, los géneros de espías y melodrama son los que más se prestan para tener como escenario a la Alemania dividida. Una de las más recordadas es Las alas del deseo (1987), del genial Wim Wenders, que cuenta la historia de dos ángeles, Damiel y Cassiel, que patrullan las calles de Berlín. Quizá una de las cintas más memorables del director.

Escena de "Las alas del deseo" (1987), de Wim Wenders

Con La vida de los otros (2006), Florian Henckel von Donnersmarck logró que su ópera prima se convirtiera en un clásico del tema. Es la emotiva historia de un agente de la Stasi —la policía secreta de la RDA— que, tras espiar a una pareja de intelectuales, comienza a sentir empatía por ellos.

En un tono más ligero está Adiós a Lenin (2003) de Wolfgang Becker, sobre Christiane, una mujer orgullosamente socialista que cae en coma días antes de la caída del muro. Al despertar, su hijo Alexander hace todo cuanto puede para hacerle creer a la mujer que nada ha cambiado y que su país no se ha unificado.

Mención aparte merece El niño y el muro (1965) que, pese a ser mexicana y dirigida por Ismael Rodríguez, capta el sentimiento de división en Berlín cuando un niño de la Alemania Oriental se enamora de una niña de la Alemania Occidental.

Letras desde Berlín

John Le Carré es, junto con Ian Fleming, uno de los escritores de espías más importantes del siglo XX, y no dejó pasar la oportunidad de usar con maestría al Muro de Berlín como un escenario de su más famosa novela: El espía que surgió del frío; en ella, Alec Leamas —uno de los agentes secretos más memorables creados por este autor— realiza una operación de espionaje en la Alemania Oriental, dando lugar a una de las mejores tramas de este género literario.

Publicada en 1982, El saltador del muro de Peter Schneider es otra de las grandes novelas sobre la Cortina de Hierro y la Guerra Fría. Por un lado, la novela cuenta lo que le sucede a un berlinés occidental que opta por saltar al otro lado y, por otro, sigue a unos berlineses orientales que se pasan al lado occidental para ver películas “gringas”. Una historia maravillosa y emotiva.

"El saltador del muro", de Peter Schneider

Ian Mc Ewan es quizá uno de los mejores escritores británicos, y abordó con genialidad el tema del muro en su libro El Inocente; en éste, Leonard, un joven experto en comunicaciones, es enviado a Berlín para intervenir conversaciones telefónicas soviéticas y verse involucrado en la construcción de un túnel.

La lista de libros sobre la infranqueable pared sería interminable: el tema lo han abordado desde Aline Sax, en su novela para adolescentes Los límites de la línea, hasta el premio Nobel de Literatura Günter Grass en Es cuento largo, sobre el sentimiento de unificación de las dos Alemanias, que hasta el día de hoy sigue siendo tan polémico como su obra más famosa, El tambor de hojalata.

Horrores entre Berlín

Nadie pone en tela de juicio que las historias en torno al Muro de Berlín fueron terroríficas. Quizá por ello sirvió de inspiración para varias historias de miedo; por ejemplo, “Crepúsculo en las torres” de Clive Barker —un prolífico escritor británico, creador de la saga de Hellraiser, un cuento que mezcla de manera magistral dos elementos sin vínculo, los hombres lobo y la Alemania dividida.

En la historia, somos testigos de las peripecias de Ballard, un espía británico que conoce a Mironenko, su homólogo de la KGB. Con Berlín Oriental de fondo, en un momento ambos se dan cuenta de que son hombres lobo, producto de experimentos del Este y el Oeste para crear al espía perfecto. Pero, como sabemos, la realidad siempre es más aterradora que la ficción, y el verdadero monstruo es el hombre que devora al hombre mismo.

Stasiland

Afirmar que “La realidad es mucho más inverosímil que la ficción” es un lugar común, pero libros como Stasiland de Anna Funder demuestran que en el caso del Muro de Berlín, la frase es completamente verídica.

"Stasiland", de Anna Funder

Stasiland es una magnífica crónica periodística en la que la autora, en pleno 2003, se da a la tarea de entrevistar a sobrevivientes de la extinta RDA. Sin emitir juicios, Funder muestra lo que ocurría en aquellos años: las familias separadas, el deseo constante de saltar el muro para llegar a la RFA y, sobre todo, el temor constante al Ministerium für Staatssicherheit —Ministerio de Seguridad del Estado—, mejor conocido como Stasi, que con su presencia casi omnisciente aterró a los berlineses durante toda la Guerra Fría.

Lo maravilloso de Stasiland es que, pese a la tensión política, mantiene la esperanza entre oriente y occidente. Tal como dice la autora: “Las leyes del amor, igual que las de la gravedad, son válidas en todas partes”.

Nuevos muros a la vista

Hoy, los soldados que cuidaban el Muro de Berlín están retirados o muertos. Las películas y los libros los pintan como villanos acartonados que infunden miedo. En la cultura pop occidental, los espías y militares del bloque socialista son, después de los nazis, los mejores villanos de una obra histórica.

Pero en el mundo actual existen políticos que quieren seguir construyendo muros. Uno de ellos es el aborrecible Donald Trump, sobre quien podrían citarse a cientos de politólogos y pensadores. Pero, teniendo en cuenta el tema de este artículo, conviene mejor recordar las palabras del superhéroe Black Panther: “No podemos seguir viviendo en las sombras observando lo que pasa, en tiempo de crisis, los sabios construyen puentes y los tontos levantan muros”.

Sabias palabras para tratarse de un rey de la ficticia Wakanda, sobre las que deberían reflexionar todos los tiranos de la fantasía y la realidad…

Cierre artículo

[1] Prueba de ello fue el concierto que Roger Waters, ex bajista de Pink Floyd, dio el 21 de julio de 1990 en Berlín para conmemorar la caída del muro. La obra interpretada fue, por supuesto, el álbum conceptual The Wall (1979). [N. del E.]

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