Los libros son vehículos de preguntas, respuestas, ideas, experiencias y todo aquello que habita en la mente de quienes los escriben. Como lectores, abrimos sus páginas con objetivos muy diversos: desde relajarnos y distraernos de los problemas de la vida diaria, hasta buscar apoyo, reflexiones o alguna guía en torno a un tema difícil, como por ejemplo: la pérdida de un ser querido y el duelo que se deriva de ella.
Para muchos resulta difícil abrir los sentimientos y hablar sinceramente con la familia y los amigos sobre lo que pasa por la cabeza durante ese difícil trance; por eso buscan ayuda psicológica profesional, acompañamiento emocional o la lectura de libros que aborden el tema, algunos de los cuales son una fuente de historias, personajes y emociones con los que podemos conectar.
Al leer las experiencias de otros, se abre la posibilidad de meditar en torno a nuestra propia vivencia y de sentirnos comprendidos, lo que nos permite elaborar el duelo y, poco a poco, llegar a la aceptación. En este sentido, muchos escritores han abordado los temas de la muerte y la pérdida en un intento por dar sentido al proceso que experimentaron, pues todos son únicos e irrepetibles. Si estás pasando por un momento así y buscas la compañía de un libro, te recomiendo los siguientes títulos:
Sobre la pérdida de la pareja
La autora estadounidense Joan Didion escribió sobre el duelo de perder de forma repentina a su marido en el libro El año del pensamiento mágico (2005). En éste la también periodista relata de forma honesta sus pensamientos y la experiencia personal que vivió tras el trágico suceso pues, al igual que muchos dolientes, durante una buena parte del proceso estuvo estancada en la fase de negación.[1]
Por su parte, la escritora española Rosa Montero realizó un interesante ejercicio en La ridícula idea de no volver a verte (2013), donde incorpora fragmentos de diarios y cartas de Marie Curie relacionados con la muerte de su esposo Pierre, los cuales reflejan el carácter y las creencias de la científica polaca, así como los retos que tuvo que enfrentar en vida. En el libro, los temas del duelo y de la pérdida se toman como base para discurrir sobre el machismo en la academia, el amor, la mutabilidad del entorno y el paso del tiempo; como es de esperar, Montero también añade pensamientos personales que forman un tapiz de experiencias no siempre alegres, pero siempre con un toque esperanzador.
Sobre la pérdida de la madre o el padre
En 2011, Delphine de Vigan publicó Nada se opone a la noche, un desolador y trágico libro sobre la no tan repentina —pero sí dolorosa— muerte de su madre y lo que ésta provocó en su vida. En él, además de reflexionar sobre la figura materna, expone las múltiples pérdidas familiares que la marcaron y la relación de éstas con los problemas de salud mental y los abusos en su familia. Como bien comenta la autora francesa, la escritura de estos libros no es la experiencia más agradable y rara vez se hace por placer; lo que los impulsa es la necesidad de hallar sentido a la experiencia y conectar con quienes atraviesan por una situación similar.
Sobre la pérdida de un hijo
De todos los tipos de duelo que existen, sin duda la pérdida de un hijo o de una hija representa un dolor atroz, quizás el más grande que puede sufrir una persona. Así lo dejan saber Isabel Allende y Piedad Bonnett, quienes narran de primera mano el antes, el durante y el después de una tragedia de esa magnitud en Paula (1994) y en Lo que no tiene nombre (2013), respectivamente. Son libros con una carga reflexiva e introspectiva en torno a un dolor del que no se habla con mucha frecuencia, pese a la devastación que deja a su paso.
Sobre la pérdida de un hermano
Esto no está pasando (2024) es un libro en el que la comediante y escritora española Carmen Romero narra el suicidio de su hermano, así como lo que representó para ella y su entorno, pero con su característico sentido del humor. Esto no significa que tome a la ligera el evento —un punto de inflexión en su vida que provocó cambios significativos en ella y en sus relaciones con los demás—, sino que a veces la única forma de aferrarse a la vida es afrontar la muerte desde un lugar alejado del tabú, el silencio, la solemnidad y el miedo.
Sobre la pérdida de una mascota
Todos sabemos que los seres queridos no siempre son humanos y que el dolor de la pérdida de nuestras mascotas —gatos, perros, peces y otros— se equipara al de cualquier compañero de vida. En Lo que aprendemos de los gatos (2014), Paloma Díaz-Mas nos cuenta la estrecha relación que tuvo con su gatita Tris-Trás, a la que se vio obligada a dormir por complicaciones médicas. Al compararlo con la muerte de un familiar, el dolor de la partida de una mascota con frecuencia se minimiza, sin tomar en cuenta los fuertes vínculos emocionales que los humanos cultivamos con otros seres vivos, los cuales son especiales y dignos de respeto.
Psicología para lidiar con la pérdida
El último libro no es de una escritora, sino del psicólogo Robert A. Neimeyer, quien dirige el Instituto de Portland para la Pérdida y la Transición, y ha escrito varios libros sobre el proceso del duelo para ayudar a quienes lo experimentan. Uno de los más leídos es Aprender de la pérdida (2002), que aborda el duelo a partir de las pérdidas de la pareja, de un familiar y hasta de un trabajo, así como el proceso de transformación que provoca en las personas. En este título, Niemeyer explora el proceso activo de transición del pensamiento, de hábitos y la resignificación que tiene lugar en la mente del doliente, a la vez que contempla el papel de los profesionales que ayudan durante el proceso.
Enfrentar la vida tras la muerte de un ser querido no es una tarea sencilla, pero con el acompañamiento adecuado, un círculo de apoyo y actividades que busquen de forma activa nuestro bienestar, es más fácil ponernos en camino hacia nuestra tranquilidad.
[1] En general, los especialistas reconocen cinco fases del proceso de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. [N. del E.]