En aquellos tiempos mi búsqueda se centraba en libros de poesía escrita por mujeres, y podía pasar horas en mi librería de viejo favorita seleccionando los ejemplares que me llevaría. Uno de esos días, me encontré con un libro que, además de poemas, contenía una historia hecha a mano: tenía una marca que indicaba que había pertenecido a una escritora, A, y una dedicatoria por parte de la autora, B. Resultó fácil echar a volar la imaginación: B dedicó el ejemplar a A y ésta, a su vez, había vendido, perdido, prestado, sufrido el robo, regalado o heredado el libro y, luego de un camino imposible de determinar, éste había ido a parar a la librería, donde pasó a ser de mi propiedad.
Dicha marca era un ex libris, que en latín significa: ‟de entre los libros de” o ‟de los libros de”.
¿Para qué y cómo son?
Los ex libris son sellos que sirven para indicar a quién pertenece un libro. Algunos remontan su historia a la época del faraón Amenhotep III; otros, al siglo IV, cuando los monjes irlandeses copiaban a mano los clásicos grecolatinos; y otros más consideran que estas marcas nacieron a la par que las primeras grandes colecciones privadas, en el siglo XVI, cuando los pesados libros medievales se convirtieron en objetos portátiles. En teoría, podrían ser cualquier marca personal en el interior de un libro, pero debido a la función distintiva, artística y decorativa que los lectores, los bibliotecarios y los coleccionistas les han conferido, los ex libris deben cumplir con ciertos requisitos para ser considerados como tales:
- Ser una etiqueta, estampa o sello adheridos o impresos al reverso de la portada o en la primera página de un libro.
- Si se trata de una etiqueta o estampa, puede estar hecha de papel, cuero o pergamino. En caso de ser un sello, puede hacerse en tinta, laca o cera; también es posible usar sellos de goma o metal, una máquina de pirograbado o una máquina para sello de realce.
- Contar con estos tres elementos: el término ex libris, un dibujo o diseño representativo o del gusto del propietario, y el nombre del mismo.
¿Quieres uno?
A continuación te comparto algunas ideas para que las adaptes a tu presupuesto y habilidades:
- Empecemos por lo más sencillo: si tienes bonita letra y eres un buen dibujante, puedes realizarlo a mano directamente sobre la contratapa del libro o en una de sus primeras páginas. Con tinta china o pluma estilográfica, escribe el término ex libris y acompáñalo con algún dibujo o diseño —te recomiendo que sea fácil de replicar, pues tendrás que hacerlo en todos tus libros—, sin olvidar incluir tu nombre completo.
- Otra opción es mandar a hacer un sello de goma que incluya tanto el término ex libris como el diseño que mejor te represente —recuerda que necesitarás un cojín entintado para usar el sello. Una vez estampado en el libro, sólo tendrás que escribir tu nombre.
- También puedes diseñar tu ex libris por computadora. Utiliza cualquier programa de diseño gráfico —existe uno gratuito, casi tan poderoso como Photoshop, llamado GIMP— para crearlo con los tres elementos indispensables —el término ex libris, el diseño y tu nombre— e imprime tantas copias como libros tengas.
Un favor
Si algún día vas a una librería de viejo y encuentras un libro de poesía escrito por la autora B y dedicado a la autora A, que además tenga un ex libris hecho a mano seguido de mi nombre o mi firma y una fecha, avísame: alguien no me lo devolvió y ese libro era mío. Eso, o quédatelo y cambia el favor original por el siguiente: disfrútalo mucho y agrégale tu propio ex libris.