Todos sabemos, y quizás algunos lo han experimentado, que la necesidad es una madre que impulsa a sus hijos hacia la creatividad. Un físico amigo mío me comentaba, independientemente de que la anécdota de la manzana sea verdadera o no, que si Newton estaba sentado debajo de un árbol cuando vio caer la dichosa manzana y así fue que se le ocurrió su Ley de la Gravitación Universal, lo cierto es que los grandes inventos se deben a la flojera: tanto los autos, como los elevadores y los aviones nos ahorran el cansancio de caminar o de tener que realizar largos viajes. Sin embargo, hay algunos inventos que aún no existen y que, creo, sería maravilloso que alguien desarrollara. Algunos de ellos los he imaginado mientras, acostado en mi cama, no hago nada más productivo que imaginar cosas.
Máquina de encontrar calcetines perdidos. Nunca he enfrentado el extraño fenómeno; muchos aseguran haber pasado por algo así —tal como muchos juran haber visto al monstruo del lago Ness—, pero lo cierto es que resulta más probable que el problema se deba a que el calcetín fue absorbido por el mecanismo de la lavadora y no a la intervención fantasmal o extraterrestre. Sea como fuere, una máquina que los encontrara sería fabulosa para quien sufre este problema de vez en cuando.
Paraguas “anti volteo”. Este problema ocurre al ir caminando bajo una lluvia torrencial, protegido hasta donde es posible por un paraguas, y de repente ver cómo la protección desaparece porque el viento hizo que la curvatura del mismo “se volteara como calcetín”, dejándonos a merced del agua. ¿No sería bueno que alguien inventara un paraguas que fuera imperturbable ante el viento? Incluso podría estar dotado de un sistema de hélices que produjeran energía eólica para cargar el celular.
Ropa térmica. Dirán que esto ya existe, pero no como yo lo imagino. Mi idea consiste en una tela que se adapte a cualquier clima; es decir, que sea fresca cuando hace calor y caliente, cuando hace frío. Incluso podría estar hecha de un material impermeable para poder usarla en los días de lluvia. Todo en una misma prenda. Esto, además, contribuiría a que no se desperdiciara tanta ropa que, luego de ser usada unas pocas veces, termina en la basura.
Memo de cocina. La verdad no sé cómo funcionaría o cómo se implementaría, pero dejo la idea para los emprendedores: ¿cuántas veces has ido a la cocina y, al llegar a ella, te preguntas a qué fuiste? Me imagino una app instalada en el reloj inteligente en la que se puedan grabar recordatorios con voz hasta de las actividades más nimias.
Cama con olores. Primero el lado bonito: imagina una cama a la que puedas programar como despertador para que te traiga a la vigilia con un olor agradable, en lugar de hacerlo con un sonido de alarma o con música. Por ejemplo, alguien podría desear despertarse con un delicioso aroma a café recién tostado o a pan caliente. Y el lado feo: se podría programar para que huela a desagüe de aguas negras cuando haya llegado el momento de cambiar la ropa de cama o cuando se te hayan pegado las sábanas… Sería un despertador y un recordatorio de limpieza, todo en uno.
El mejor lo dejé para el final: el taladro de dentista silencioso. Todos experimentamos ansiedad durante nuestras primeras visitas al dentista al escuchar el aterrador “zzzzzzzzz” de su emblemático instrumento: antes de que la broca tocara el esmalte de nuestros dientes, ya estábamos padeciendo el dolor imaginario que nos induce el ruido que hace el aparato. Pregunto a las mentes más creativas: ¿de plano no existe un silenciador para esas cosas? Estoy seguro de que quien invente eso —o, en su lugar, descubra la vacuna contra la caries— dejará de preocuparse por los problemas económicos por el resto de sus días.