En el Twitter de la joven ingeniera Katya Echazarreta (@katvoltage), una frase hizo eco alrededor del mundo: “Este vuelo te lo dedico a ti, México”. Ella se ganó un lugar en la historia al convertirse en la primera mujer mexicana en ir al espacio, como tripulante de una misión del programa Space for Humanity, a bordo de un cohete de la empresa Blue Origin que es propiedad del empresario Jeff Bezos, quien por cierto también es dueño de Amazon.
Katya Echazarreta nació en Guadalajara el 16 de junio de 1995, pero su familia migró a los Estados Unidos cuando ella era aún pequeña. Por cinco años estuvo lejos de sus padres a causa de las leyes migratorias, pero su historia tuvo un final feliz pues, contrario a lo que parecía una decisión azarosa, irse de su país de origen fue una oportunidad única para que Katya lograra lo impensable: viajar al espacio. Pero ¿cuál fue su tránsito para llegar hasta ahí?
La curiosidad fue una de las causas que hicieron que Katya Echazarreta ahondara en sus habilidades, pues siempre investigaba para aprender más de lo que veía en sus clases; descubrió que era muy buena en matemáticas y ciencias, así que se trasladó del colegio comunitario de San Diego a la University of California, Los Angeles (UCLA) con una beca, y se graduó como ingeniera eléctrica para después cursar un posgrado en Ingeniería Eléctrica e Informática en la Johns Hopkins University.
Durante sus estudios la guió una constante que aprendió de su madre: creer en sí misma y en sus valores. Por eso, jamás dejó de postularse a cuanta oportunidad de investigación estuviera relacionada con sus intereses; así realizó prácticas en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA y logró ser seleccionada para trabajar en cinco misiones de dicha agencia espacial, entre las que estuvieron la Perseverance Rover y la Europa Clipper.
Entonces vino la convocatoria de Blue Origin para volar en una NS-21, en la cual se registraron siete mil aspirantes a “astronautas ciudadanos”, pues pertenece al Citizen Astronaut Program, una iniciativa con un propósito especial: enviar líderes al espacio para incidir en ellos y, tras dicha experiencia, modificar profundamente su postura con respecto a los grandes temas y las grandes soluciones, gracias a algo llamado “efecto perspectiva”, sobre el cual, por cierto, hay un video en el canal de YouTube de Revista Bicaalú:
A su regreso, y mientras ella sigue con la meta de un día viajar a la Luna, Katya dio una serie de conferencias para difundir cómo su viaje espacial modificó su perspectiva de la vida; además, asesora a futuros astronautas ciudadanos y continúa velando por el desarrollo del ambicioso proyecto, a lo que se suma la idea de poder compartir las posibilidades del espacio para el beneficio de la Tierra, y la seguridad de que hay lugar para las mujeres en la educación STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés.
Pero quizás el mensaje que más ha permeado es que Katyaes la prueba de que, con un empujón extra o con el ejemplo de alguien, todas las niñas y mujeres pueden sentirse más inspiradas y con mayor fortaleza para lograr cosas extraordinarias. Una frase suya resume esta idea: “Usa mi experiencia como esa señal que necesitabas…”.