La importancia de reinventarse, qué significa y cómo hacerlo

La importancia de reinventarse, qué significa y cómo hacerlo
Luis Fernando Escalona

Luis Fernando Escalona

Algunos tenemos antepasados que navegaron desde el otro lado del océano en busca de una vida mejor, o conocemos a una amiga de larga cabellera que de pronto decidió hacerse un corte radical porque quería un cambio tras terminar una relación. O bien, admiramos a un deportista que toda su vida se esforzó por ser el mejor y, un buen día, se dio cuenta de que ya no era tan joven ni tan rápido, y decidió retirarse. Todas ellas son formas distintas de reinventarse.

Algunos cambios no prosperan debido a las circunstancias. Pero, en muchas otras ocasiones, son nuestras actitudes las que nos impiden cambiar; y no me refiero a lo que pasa afuera, sino a lo que hay dentro de nosotros. En estos días es frecuente escuchar frases como: “No he hecho lo quiero” o “Siento que no avanzo”; y cuando uno pregunta por qué no intentar algo diferente, a menudo la respuesta es: “Cuando tenga tiempo”, “Después” o “¿Ya para qué?”.

A menudo caemos en la zona de confort que brindan una relación o un trabajo que no nos gusta ni nos hace bien, pero en los que estamos cómodos. Aunque sepamos que nos puede ir mejor, pensar en el cambio genera ansiedad, pues lo desconocido siempre asusta y es común creer que “ya estamos muy viejos para cambiar”. Así, etiquetamos a los demás y a nosotros mismos: “el desempleado”, “la divorciada”, “el borracho”, “la impuntual”; sin embargo, la vida no se mide por estas etiquetas, sino por los cambios, los tiempos y las temporadas.

No siempre estamos en guerra, también hay épocas de paz; no siempre estamos en reposo, también volvemos al trabajo. Todo pasa, nada es para siempre y, de pronto, nos enfrentamos a nuevos retos: tenemos que aprender algo nuevo y adaptarnos a otras situaciones. Y al cruzar esa barrera mental, nos damos cuenta de que quizá las dificultades fueron lo mejor que pudo habernos pasado.

Aprender y adaptarse

A veces, las circunstancias nos empujan al cambio como a nuestros antepasados o como al deportista que admiramos; pero en otras ocasiones, reinventarse consiste en generar cambios en nuestra vida que van más allá de un corte de pelo; por ejemplo, alejarnos de las personas tóxicas que sacan lo peor de nosotros, aunque a veces nos duela pues, ¿quién dijo que los cambios no son dolorosos? Los duelos y las pérdidas también nos empujan a transformar nuestra existencia.

Y es que reinventarse es renunciar a algo para elegir otra cosa; se vale decir que no, y en esa negación también hay un cambio. Las empresas, por ejemplo, se reinventan para hacer frente a la competencia, a los cambios tecnológicos y a las cambiantes necesidades de sus clientes. La pandemia también nos ha obligado a reinventarnos: adaptarnos al uso obligatorio del cubrebocas, a la forma híbrida de trabajar en oficina y en casa, y a la educación a distancia de los estudiantes.

Renunciar a algo para elegir otra cosa

Pero entonces, ¿cómo es posible reinventarse? En teoría suena muy sencillo, pero en la realidad, muchas veces el miedo nos detiene. No obstante, si las circunstancias ya están orillándote y te encuentras en una situación que decididamente ya no te gusta, la única manera de hacerle frente es tomando acciones.

Una buena práctica es preguntarte y averiguar por qué estás posponiendo eso que desde hace mucho quieres hacer. ¿Es por falta de tiempo? Bueno, pues quizá debas aprender a administrarlo mejor o robarle un rato diariamente a otras actividades para dedicarte a eso que te hará avanzar, y así día a día empezarás a reinventarte. No se sube la escalera de golpe, sino escalón por escalón.

Tenerle miedo al dolor de una pérdida es normal y está bien, pero piensa que peor es morir en una prisión de la que nunca intentaste escapar. A veces basta un poco de ayuda y de enfoque, y recalibrar un poco la brújula de tu camino para hacer, no lo que deberías, sino lo que realmente deseas hacer.

No hay una receta como tal. Lo importante es sentarse, vislumbrar el reto y caminar un paso a la vez, día tras día. No se escribe una novela en una noche; a veces, una sola página nos puede costar una noche entera… pero así se construye la historia. Y tú estás escribiendo la tuya: haz que valga la pena.

Tomar acciones
Cierre artículo

Recibe noticias de este blog