(Fotografía: recreoviral.com)
¿Cómo te imaginas un libro inacabable? Quizá sería un libro que —sin importar que lo hayas leído de principio a fin—, cuando termine en realidad no termine, sino que continúe; al llegar a la contraportada, ésta podría convertirse a su vez en portada si se gira el libro, para entonces empezar a leer de nuevo de forma cíclica e interminable. ¿Podría existir un libro con esta característica? La respuesta es afirmativa: se trata de Respirar, un libro realizado con poesía e ilustraciones en técnica mixta por el artista plástico español Antonio García Villarán.
Dicho libro interminable no es un libro sobre arte, sino una obra de arte en sí mismo: un libro de artista. Esta clase de libros constituye una plataforma de expresión con múltiples posibilidades, tanto de materiales —papel, cartón, madera, acrílico, reciclados y un largo etcétera— como de técnicas —tinta, acuarela, grafito, óleo, grabado o una conjunción de ellas— y lenguajes —artísticos, literarios o simbólicos—, que puede tener diferentes formas, siempre y cuando cuente con al menos algunas de las características de un libro convencional: portada, contraportada, encuadernado, texto —solo o acompañado de ilustraciones—, imágenes, palabras sueltas, tipografía y elementos emergentes, entre otros. Además, debe ser concebido y realizado en su totalidad por un artista plástico o un conjunto de artistas.
Ya los surrealistas y los integrantes del grupo Fluxus habían elaborado este tipo de libros. Sin embargo, uno de los trabajos más emblemáticos del género surgió en 1963 en el ámbito del Pop Art, cuando el estadounidense Edward Ruscha presentó como una obra de arte la primera edición de su libro Twentysix Gasoline Stations. Tres años más tarde reinventó el concepto de libro de artista con el lanzamiento de mil ejemplares de su obra Every Building on the Sunset Strip, una serie de fotografías acompañadas por texto desplegadas en más de siete metros de papel doblado en forma de acordeón; así, Ruscha demostró que los libros de artista podían producirse en masa y no sólo artesanalmente.
Aunque un libro de artista puede verse como un soporte más para crear, comparable al lienzo del pintor o a la roca del escultor, su principal característica consiste en que al adoptar cualidades propias de los libros comunes —entre ellas su portabilidad e interacción lúdica— permite que el espectador experimente la obra con todos sus sentidos: al pasar las páginas, desdoblarlas, leerlas y tocar las texturas, va descubriendo el discurso plástico que el artista ideó, pintó, escribió o construyó en cada hoja.
Debido a las infinitas posibilidades creativas que encierran, clasificar estas obras no es tarea fácil. Algunas se sitúan en varias categorías simultáneamente; otras, debido a su complejidad, resultan inclasificables. No obstante, es posible identificar denominadores comunes, como la clase de contenido, el formato, la temática, los materiales o las técnicas empleadas. En un intento por generalizar, podríamos hablar de tres categorías principales:
Tipos de libro de artista
Libro objeto. Se emplea la imagen tridimensional o escultórica del propio libro como elemento simbólico. Generalmente no tiene la posibilidad de ser hojeado por el espectador. Un ejemplo es Universum, del artista italiano Edgardo Mannucci —el libro ni siquiera se puede abrir por tener dos lomos en vez de uno.
(Fotografía: recreoviral.com)
Libro intervenido o reciclado. Consiste en manipular un libro común hasta convertirlo en una obra propia: pintándolo, recortándolo, enrollándolo, quemando alguna parte o agregándole otros elementos, hasta que deje de tener las características iniciales para convertirlo en un ejemplar único.
“Murder on The Orient Express” de Thomas Wightman
(Fotografía: thomaswightman.co.uk, © Thomas Wightman 2020)
Libro táctil. No se parte de un libro ya editado, sino que se crea como una nueva obra de arte. Puede tratarse de un ejemplar único o de un tiraje numerado y firmado por el autor.
(Fotografía: rinconespanol.wordpress.com)
Crea tu propio libro de artista
No necesitas ser un artista reconocido para crear uno de estos libros: basta con tener el deseo de experimentar con total libertad creativa sobre un soporte de varios folios. Inspírate en otros artistas; utiliza diferentes técnicas y materiales para difundir tus ideas, textos, imágenes o combinaciones de ellos; firma el libro y piensa en un título que represente la esencia de su contenido.
Se dice que en la vida hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Para lograr esto último, quizá no tengas que hacerlo de forma literaria, sino plástica, aunque las palabras también podrían formar parte de tu obra. Todos los materiales y procedimientos son válidos para la construcción de tu propio mundo encuadernado.